La epopeya sinfónica de Hisaishi |
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Que Joe Hisaishi es un monstruo no es ningún secreto. En su haber tiene obras tan magistrales como La Princesa Mononoke, Porco Rosso, Nausicaa, en el terreno de la animación, y El verano de Kikujiro, en imagen real, con pasajes de una belleza que rara vez compositores más acreditados del panorama hollywodiense llegan a conseguir.
Pues bien, Arion es, sin duda, uno de los mejores trabajos de Hisaishi para animación, y uno de los mejores del compositor. Realizado en 1986, yo no sabría decidir entre Mononoke y Arion si no fuera por ciertos puntos negativos de esta última que encontramos en la edición convencional de la bso (no en la orquestal). Mononoke tiene un tema principal antológico, de una belleza parecida a los mejores temas de Horner. En cambio Arion tiene una fuerza y una contundencia que no encuentro en Mononoke, y además, posee temas de esa confección tan bella.
El primer tema, «Main Theme», deja bien claro los senderos que va a tomar Hisaishi, una aventura épica, de ésas que se le dan tan bien.
Destaca la belleza de la flauta en momentos como «Resufina-Omoi», con ciertas reminiscencias medievales. Los magníficos coros de «Purometeusu-Kaishoku-dou» que llegan a un grado épico que recuerdan momentos gloriosos de la espada y brujería, muy similares a «Los señores del Acero» de Poledouris.
Pero la variedad de sonidos no quedan en momentos épicos, los atmosféricos típicos de cintas de terror también hacen acto de aparición en Poseidon No Shi, con una utilización exclusiva de los sintetizadores.
La utilización de la voz de una soprano en Tyupon, mezclada con la orquesta y efectos electrónicos, se mezcla con la belleza de Resufina To Arion, con la voz del piano cantándole al violín, para después dejar paso a una orquesta en una interpretación magistral del tema final.
El único pero, Sentou, un tema que me parece demasiado heredero de la época en que se realizó, una década que daba demasiada importancia a sonidos electrónicos del todo bizarros.
Pasamos a la Symphonic Suite, una edición de 40 minutos de la propia Arion, en un ejercicio muy habitual en el mercado Nipón, y muy de agradecer para los aficionados que vemos como sus grandes compositores retoman trabajos realizados con escasez de medios para darle el tratamiento que se merecen. En este caso Arion es ABRUMADORA, en todos los sentidos. Con un tema principal muchísimo más bello que el que hiciese para Mononoke (que tampoco es moco de pavo). Me recuerda todo a un aire épico cercano a las grandes historias de fotografías inmensas donde el héroe camina solitario describiendo un camino no marcado. El compacto se conforma con 6 cortes, en este caso denominados «Movimientos». El primero termina en una especie de homenaje a la obra maestra de Williams, Superman.
El segundo movimiento es mucho más desenfadado, más cercano a una historia de animación, recordándonos momentos de «El señor de los Anillos» de Rosenman, o «Taron y el Caldero Mágico» de Bernstein, pero sin esas ondas Martenot. El tercer movimiento, es antológico, con una metodología que recuerda a las grandes aventuras espaciales de Galáctica o Starfighter.
El cuarto movimiento, tocado a piano en un primer momento, acompañado de la orquesta de fondo, es una muestra más de por qué Hisaishi es la pieza clave de la música nipona. La delicadeza de un primer momento rompe súbitamente con la subida de la orquesta al final, para aplacar su intensidad y dejar al piano de nuevo el protagonismo que merece por derecho propio en este corte.
El quinto movimiento es Bernstein total, con un comienzo muy Siete Magníficos y a veces Heavy Metal, es decir, estamos hablando de palabras mayores.
Y finalmente tenemos el sexto movimiento, que es sin duda el mejor del CD y de una belleza poética sin precedentes, que termina a diferencia del primer movimiento, que hacia una especie de homenaje a Superman, homenajeando a 2001 y su tema «Así habló Zaratrusta».
En definitiva, Arion es el mejor trabajo de Hisaishi para que el que suscribe, de una maestría sin parangón, que debe de reconocer de una vez por todas la situación de Hisaishi dentro de la industria de la música de cine, a la altura del Dios musical que es John Williams. Arion es la tarjeta de Hisaishi para ganarse el Olimpo de los compositores.
Agradecimientos a Ant.
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