Como estudiante de Cinematografía de la Universidad del Sur de California, Basil Poledouris conoció al que sería con el paso de los años uno de los pilares de su carrera: el realizador John Milius. Sin duda, su amistad de juventud fue la llave que abrió la posibilidad de trabajar juntos en el megaproyecto que supuso en 1982 Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian), un vehículo en principio para lanzar al estrellato a Arnold Schwarzenegger que acabó convirtiéndose en una de las películas de aventuras más reconocidas de la década de los 80.
La adaptación de las historias de Robert E. Howard escrita a dos manos por Milius y un incipiente Oliver Stone, es un relato épico de gran poder visual que se beneficia especialmente de una partitura espectacular inspirada en el clasicismo de autores como Miklós Rózsa o Max Steiner. Poledouris siempre ha sido un compositor especialmente dotado para la melodía y con Conan, el bárbaro, su proyecto más importante por aquel entonces, dio rienda suelta a su pasión por los temas seductores y plenos de belleza tonal. Pero el score no descansa sólo en la fuerza de dicha temática sino que también resulta conmovedor por su dominio del tempo rítmico, que describe la acción con insólita gracia, haciendo de toda la obra un ejemplo perfecto de partitura de género emblemática.
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