Compuesta después de una de sus obras maestras, Snow Falling in Cedars, el score de James Newton Howard para la muy recomendable producción animada Disney Dinosaur (Dinosaurio) supone un antes y un después en la carrera del músico californiano.
Es cierto que con anterioridad ya compuso bandas sonoras cuyo carácter épico era su característica más destacada (Wyatt Earp, Waterworld, The Postman), pero a partir de Dinosaur, Howard afirmó un estilo en el que imperaba una instrumentación inspirada en autores como Igor Stravinsky, Dimitri Shostakovich o, sobre todo, Sergei Prokofiev. Ello es significativo en otras partituras ‘animadas’ como Treasure Planet o Peter Pan.
Sin embargo, para Dinosaur la estructura temática se centra más en el componente atonal, como si conscientemente el compositor intentara reflejar un mundo de apariencia pueril pero de fondo profundamente trágico. Es, en definitiva, un score cuya espectacularidad seduce por su intensidad emocional, buscando con ello que el oyente, y obviamente el espectador, se identifique con el drama, más o menos edulcorado, que narra la película.
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