Tradicionalmente se ha considerado al maestro húngaro Miklós Rózsa el máximo exponente del cine histórico. Prueba de ello son sus obras maestras That Hamilton Woman, Quo Vadis, Plymouth Adventure, Valley of the Kings, A Time to Love and a Time to Die, Ben-Hur, King of Kings, Sodom and Gomorrah, The Private Files of J. Edgar Hoover y El Cid. Esta última corresponde a una etapa de su carrera en la que parecía dedicarse en exclusiva a dicho género cinematográfico, pues desde 1958 hasta 1962 de las seis bandas sonoras que compuso cinco eran de corte histórico.
El Cid es una más que notable película de Anthony Mann que le debe mucho de su eficiencia a la labor en la producción de Samuel Bronston y, en especial, al espectacular pero al mismo tiempo muy sutil y sobrio score de Rózsa.
Para su elaboración contó con la inestimable ayuda de Ramón Menéndez Pidal, quien le mostró para su inspiración las Cantigas de Santa María recopiladas por Alfonso X, el Sabio. Sin embargo, aunque desde el punto de vista estructural la banda sonora procura acercarse al universo musical medieval, en el fondo resulta una partitura que refleja el lado más pasional y vigoroso de Rózsa, en el que imperan las fanfarrias y una contundente instrumentación que hace que resplandezca la orquesta como pocas veces en la historia del cine.
Señalar finalmente que, aparte de las ediciones que incluyen la banda sonora original, existen dos magníficas que, por su perfección, merecen formar parte de toda discoteca: la publicada en 1996 por Koch con la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda, y la más reciente de Tadlow que editaba el score completo (e interpretada por la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de Praga).
|
No hay comentarios