El acercamiento de James Horner al cine familiar tuvo su origen en 1985 con Cocoon, filme al que seguirían en la segunda mitad de los 80 y principios de los 90 Natty Gann, Capitán Eo, Proyecto X, Willow, Nuestros maravillosos aliados, Cocoon: el retorno, Cariño, he encogido a los niños y Rocketeer. De este mismo periodo, que puede ser considerado como el más fructífero e inspirado de su carrera, son sus extraordinarias incursiones en la animación, en concreto Fievel y el nuevo mundo, su continuación Fievel va al oeste, Rex: Un dinosaurio en Nueva York, El bosque de colores, El guardián de las palabras y En busca del valle encantado (The Land Before Time, 1988). Esta última fue su segunda colaboración con el realizador Don Bluth tras la magnífica Fievel y el nuevo mundo. Intento, en el fondo un tanto fallido desde el punto de vista artístico, que no comercial, de repetir el éxito de las aventuras del perspicaz ratón emigrante en busca de la tierra prometida, En busca del valle encantado se beneficia de un Horner en estado de gracia que juega con las melodías amables pero muy sutilmente orquestadas para otorgarle a la banda sonora de un aire más ceremonioso, y, a la postre, muy formal.
Partiendo del tema central «If We Hold on Together», interpretado en la inevitable versión comercial por Diana Ross, que reutiliza en diversos arreglos a lo largo de la partitura, el músico californiano desarrolla una partitura de gran riqueza temática, lúcida en su descripción de las emociones de los personajes y, sobre todo, en los momentos de fuerte carga dramática, aunque sin caer en la aparatosidad típica de los compositores actuales. Así, En busca del valle encantado se convierte en un perfecto ejemplo de música de cine de animación alejada de toda presuntuosidad.
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