El realizador, productor y guionista Billy Wilder era un apasionado de la música clásica, la cual solía poner de fondo en los ensayos de sus películas, y en muchos casos durante las grabaciones de las mismas. Su amistad con el maestro Miklós Rózsa, con el que trabajó en Fives Graves to Cairo, Double Indemnity, The Private Life of Sherlock Holmes y Fedora, hizo que algunas de dichas piezas clásicas formaran parte de tan singular repertorio. Una de ellas, el Concierto para violín y orquesta, compuesto en 1953, era una de las favoritas del director polaco, y acabó siendo el motivo melódico principal de The Private Life of Sherlock Holmes (La vida privada de Sherlock Holmes), un peculiar acercamiento al personaje creado por Arthur Conan Doyle.
La partitura de Rózsa combina los dos estilos del músico húngaro: el puramente cinematográfico (que potencia lo incidental) y el clasicismo de raíces europeas. Así, The Private Life of Sherlock Holmes nos ofrece un imponente recital melódico que juega con el romance y el suspense de manera muy contenida, pese a los inevitables toques recargados propios de Rózsa, caracterizados por una instrumentación orquestal cercana a lo exagerado.
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