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 Todos los que han trabajado con Terrence Malick conocen -o han sufrido- de su elevado nivel de exigencia. Para su arriesgada visión de la guerra en The Thin Red Line (La delgada línea roja, 1998) escogió como compositor al alemán Hans Zimmer, que por entonces contaba con enorme popularidad. Aunque a priori no parecía ser el más adecuado para una cinta como esta, logró una banda sonora esencialmente volcada en los sentimientos.
John Powell y Francesco Lupica colaboraron con algunos temas. No hay que olvidar que en los festivales en los que se presentó, la película tenía una duración de seis horas, versión que requirió una enorme cantidad de música que no aparece en el film que se proyectó en salas comerciales.
La música de The Thin Red Line tiene una dimensión humana. Su épica es la de los personajes y no la de la propia guerra. Es música más bien introspectiva y contenida,aunque alcanza momentos de brillantez e intensidad en cortes como el famoso «Journey to the Line», creado con largos acordes sobre un ritmo similar al de un reloj y que alcanza una gran fuerza expresiva. Algo alejada del contundente estilo característico de Media Ventures, más adecuado para films de acción, The Thin Red Line representa una avance hacia la madurez compositiva que hace que esta partitura sea una de las favoritas de los aficionados a la música de su autor. En cualquier caso, Zimmer no ha vuelto a trabajar para el poco prolífico Malick.
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