Up es un buen score, sin duda, pero tras él se esconden algunas dudas típicas de la música de cine actual. En primer lugar, un tema central que suena a déjà vu; es una especie de homenaje al estilo de Satie y Rota, con unas gotas del jazz de principios de siglo. En segundo lugar, Michael Giacchino vuelve a incidir en una incidentalidad espectacular pero, en el fondo, vacía de contenido, como si los orquestadores se pusieran por encima de la propia creación del músico norteamericano.
Sin embargo, Up encierra a su vez virtudes que es necesario reseñar, como su energía, su poder descriptivo o su capacidad de adaptarse a la historia a través de diferentes géneros estilísticos. Y es precisamente en esta mencionada capacidad que Giacchino sale airoso de su creación al ofrecer un score alejado de la innovación, pero cercano a una elegancia temática que evoca un clasicismo sereno y ciertamente añorado.
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