Resolviendo mucho más que un misterio |
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Empezando la partida
En las Navidades del 2009 fuimos invadidos por gigantes azules, medusas fluorescentes y dragones de guerra tridimensionales. Sólo el detective más famoso del mundo fue capaz de enfrentarse al fenómeno devora taquillas en el que Avatar de James Cameron se convirtió. Y no, no me refiero a Colombo, sino al mítico personaje literario creado por Sir Arthur Conan Doyle en 1887: Sherlok Holmes.
Warner Bros se sacó de la manga una moderna y enérgica adaptación del famoso detective que en esta ocasión era interpretado por el talentoso Robert Downey Jr, actor que se encontraba en pleno renacer como estrella del celuloide. El film consiguió recaudar más de 500 millones de dólares en todo el mundo, cosechar un 70% de críticas positivas en la prestigiosa página Web Rotten Tomatoes, y ser nominada a dos Oscar de la Academia de Hollywood, incluyendo al de mejor banda sonora original para el compositor Hans Zimmer.
Con un éxito tan rotundo, el director de la cinta, Guy Ritchie, tuvo que dejar a un lado el que tenia que ser su siguiente film, Lobo, y ponerse manos a la obra en crear la secuela. Dos años después llega a nuestras pantallas Sherlock Holmes: Juego de Sombras. El film, inspirado en un corto relato de Conan Doyle tituladoThe Final problem, narra el enfrentamiento entre Holmes y su más celebre Némesis: el Profesor James Moriarty (interpretado aquí por el brillante Jared Harris). Un enfrentamiento que se desarrollará como una gran partida de ajedrez entre ambos, y que les llevará a recorrer medio mundo: desde campamentos gitanos a la ópera de Francia, de los bosques de Alemania a las nevadas montañas de Suiza. Todo ello con una latente guerra mundial a punto de explotar. ¿La podrá evitar alguien? La respuesta, en los cines de todo el país.
Las piezas sobre el tablero: Hans humanitario
Mucho se ha escrito de Hans Zimmer. O más bien mucho se ha escrito sobre su trabajo. Sin embargo ha sido este año en el que a raíz de componer junto a Lorne Balfe la música para el precioso y emotivo «spot» del 50 aniversario de Amnistía Internacional, muchos hemos conocido el lado más humanitario del compositor. Poco podíamos imaginar que uno de sus proyectos solidarios más importante estaba aún por conocerse. Un proyecto que gracias a su nueva asignación, la banda sonora de Sherlock Holmes: Juego de Sombras, tendría una proyección mediática que de otro modo no hubiera podido tener. Pero vamos por partes.
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Después de muchos años colaborando con Amnistía Internacional, en 2009 Hans Zimmer decidió crear Remote Control Charitable Foundation. Esta fundación, presidida por Bonnie Abaunza, un activista de los derechos humanos con una extensa trayectoria profesional en Amnistía Internacional, se centraba en los derechos humanos, los problemas educacionales y los esfuerzos de ayuda humanitaria, trabajando codo con codo con un gran numero de organizaciones de caridad y agencias no gubernamentales.En 2010, después de que el presidente francés Nicolas Sarkozy decidiera cerrar todos los asentamientos irregulares del pueblo romaní en Francia, Zimmer centro su mirada en la situación de extrema pobreza de este marginado grupo étnico.
El futuro brindaría a Hans una oportunidad única para dar a conocer la realidad de este pueblo gracias, irónicamente, al guión de una superproducción de Hollywood Sherlock Holmes: Juego de Sombras. En este, uno de los personajes secundarios es una bella tarotista gitana que ayuda a los protagonistas a resolver la trama principal del film. Por lo que, esta vez por exigencias del guión, Zimmer debía retomar la música de estilo gitano que ya había usado en la película anterior de la saga de un modo tangencial y del que tanto se había enamorado. Al fin Hans podía unir sus inquietudes altruistas con su gran pasión, la música.
En Julio de 2011, Zimmer, Abaunza, Zoe Zimmer (hija del compositor y fotógrafa), el coproductor del álbum Lorne Balfe, auspiciados por la secretaria de Estado durante la presidencia de Bill Clinton, Madeleine Albrigth , y presidenta del Instituto Democrático Nacional, iniciaron un viaje de cinco días a través de Eslovaquia para conocer de primera mano los asentamientos romaníes, hablar con los lideres políticos de la zona y de paso encontrar los músicos que formarían parte de la banda sonora de la película.
El destino les llevó a una comunidad: Los Roma. Como la mayoría de estos campamentos que existen por todo el mundo, sean cual sea su origen étnico, Los Roma carecen de agua corriente, electricidad o medios para acceder a un sistema sanitario o educativo. Un lugar dónde el estado de bienestar es toda una utopía. No obstante, la generosidad del colectivo y el virtuosismo de sus músicos robó el corazón de todos los desplazados allí.
Al final, 13 de estos músicos fueron llevados a un estudio de Viena, dónde bajo la supervisión de Hans grabaron las piezas que encontraremos en la banda sonora del film. Música que transmite la heroicidad y la alegría de una gente sumida en condiciones de extrema pobreza, y que nos dan una lección de supervivencia, humildad y optimismo.
En nuestra mano está colaborar en esta buena causa al comprar el CD editado por Watertower Music. Un pequeño gesto que se puede convertir en uno muy grande.
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Apertura: Defensa HúngaraHans Zimmer afirmó hace alrededor de una década que no estaba interesado en componer o trabajar en secuelas, ya que prefería adentrarse en terrenos en los que no hubiera estado antes. Irónicamente, en los últimos años el alemán ha estado involucrado en distintas franquicias de gran éxito mundial tales como Piratas del Caribe, los Batman de Nolan o las adaptaciones de Dan Brown. No obstante sus palabras no caen en saco roto, ya que en cada una de ellas el compositor ha intentado explorar y aportar nuevos elementos, mucho más lejos de lo suele ser habitual en la creación de una secuela musical. Tanto es así, que incluso ha llegado a romper estilísticamente con su precedente sonoro en casos como Ángeles y demonios o Piratas del Caribe: En el fin del mundo.
No es de extrañar, que el score para Juego de Sombras difiera o se aparte del primer trabajo en dos elementos fundamentales. El primero, intentando usar lo menos posible el pegadizo tema principal ya usado con generosidad en el primer film; y el segundo, la homogeneidad entre solistas y orquesta conseguida en el primer trabajo se rompe, pudiendo diferenciar perfectamente los dos estilos de composición.
El álbum se abre a lo grande. Con la suite completa compuesta por Zimmer para este film. Nada menos que 18 minutos que Hans ha dividido en tres movimientos para darnos cierto respiro y poder acceder mejor a cada segmento del mismo.
En «Shadows – Part 1», corte de algo menos de 2 minutos, se introduce el elemento temático más importante de todo el disco: el motivo para el Profesor James Moriarty, Una frase específicamente compuesta para clarinete que parece describir el siniestro intelecto del personaje. Quizás, como sucedía en Gladiador con el motivo para Cómodo, esta es la melodía que suena en la cabeza del personaje al idear cada uno de sus malvados planes.
«Shadows – Part 2» es, para el que esto suscribe, el punto álgido de todo el álbum. Este extenso corte de más de 8 minutos de duración es una delicia para los fans del Zimmer de acción. Como es habitual en este autor, en las suites que concibe antes de adaptar la música a las imágenes, va jugando con los distintos motivos, los explora al máximo en todos sus registros posibles. En palabras del propio Hans: «A ver hasta dónde puedo llegar con esto». El corte empieza con un tictac que simula la aguja de un reloj, probablemente el reloj que marca el tiempo en esta gran partida de ajedrez entre Holmes y Moriarty. Con predominio de los grandes metales, contraponiéndolos con el slow piano, instrumentos de viento varios (flautas, oboes) y los címbalos que ya asociamos con el personaje de Holmes, escucharemos crescendos imposibles marca de la casa, que serán usados en una de las secuencias de acción más memorables del film: la persecución por el bosque. Atención al último minuto dónde una poderosa percusión reforzada por tubas y trombones hará temblar al más potente de los equipos de sonido.
Para concluir la trilogía, «Shadows – Part 3», que nos emplaza al clímax final de la película consta de 5 minutos de gato persiguiendo al ratón. Una pieza de suspense que va creciendo poco a poco, usando redobles de tambor, progresión de cuerdas, campanillas y clarinete en el que se va deconstruyendo el tema de Holmes hasta culminar en un agresivo final.
Medio Juego: Enroque
Después de un inicio tan espectacular, la intensidad debía bajar. Y lo hace con una ruptura en el estilo. La música gitana entra, sin avisar, de golpe dejando lucir el talento de los 13 músicos eslovacosy sus instrumentos: violines, clarinetes, acordeón o el dulcimer percutido, entre otros.
Basádondose en los temas previos compuestos por Zimmer, estos músicos improvisan variaciones de los mismos, regalándonos piezas como el elegante «It’s So Overt It’s Covert» usado con acierto en la escena donde Holmes y Watson se dirigen en un precioso coche de finales de siglo hacia la despedida de soltero del segundo, cruzando las calles de un Londres victoriano. A este le siguen: el alocado «Romanian Wind», el entrañable «He’s All Me, Me, Me» (donde al final del mismo podemos escuchar a Hans comentando la pieza) y el «amorriconado» «Did You Kill My Wife» con un solo de trompeta, rescatando uno de los motivos dramáticos del primer disco. Y hablando de Morricone, si la anterior pieza sonaba al Maestro Italiano, la próxima es directamente suya. «Two Mules for Sister Sara» es utilizado en uno de los momentos más hilarantes y aclamados del film, el cual no desvelaré 😉
Hans también recurre a dos piezas de música clásica en las secuencias clave para el Profesor Moriarty, quizás por el refinamiento que todo profesor de universidad debe tener.
«To the Opera» es una pieza de Mozart usada en una de las secuencias más importantes de la película. No deja de sorprender lo efectivo que es un montaje en paralelo entre una secuencia operística y la acción del film, a pesar de ser un recurso tan usado. Matthew Margeson orquesta esta pieza clásica, en la que encontramos brevemente intercalado el motivo de acción del film, un tanto excesivo, pero no por ello menos efectivo.
La otra obra clásica es «Die Forelle» de Schubert, que parece que a Moriarty le encanta y escucha en sus momentos preferidos del día (léase esto con cierta ironía sí se ha visto el film). En esta ocasión es un veterano colaborador Zimmer, Mel Wesson, el que ayuda a crear el tono adecuado para encajar esta pieza en el film. Tal y como se acredita en las notas interiores, Wesson «torturó» la obra de Schubert con distorsiones electrónicas y efectos de sonido para hacer de ella toda una pesadilla que nadie se atrevería a escuchar por la noche, recordándonos un film en el que ya trabajó: Hannibal.
(La madre de nuestro querido compositor alemán también debía tener cierta predilección por esta pieza, pues se la enseñó a cantar a la temprana edad de 5 años)
Final: Jaque Mate
Llegamos al final del disco, recuperando en cierta medida la esencia con la que lo iniciábamos. Cortes que vuelven a pertenecer a la música original del compositor, siguiendo cierto orden cronológico y usando todos los elementos temáticos presentados con anterioridad.
Los cortes de acción: «Zu Viele Fuchse Fur Euch Hanse» y «Red book», que en buena medida recuperan la homogeneidad entre solistas y orquesta que encontrábamos en el primer score, y en los dramáticos: «Moral Insanity» (fuerza musical pura y dura incluso en su brevedad) y «Memories of Sherlock». Cerrando el disco (me olvido del remix, que aunque realmente bien producido, sigue estando fuera de lugar) se sitúa «The End?» una inspiradísima y acelerada versión del tema central de Holmes, que nos deja con ganas de más.
En conclusión, el score de Sherlock Holmes: Juego de Sombras es una banda sonora para divertirse, disfrutarla e incluso bailarla. Para los puristas: Zimmer es Zimmer, y si su música de acción suena a El pacificador es porque este es su estilo. Por otro lado, uno tiene que estar preparado para adentrarse en el pueblo gitano en toda su pureza. Una vez conociendo las reglas del juego (mi último símil con una partida de ajedrez, lo prometo), podremos contagiarnos de la energía de unos músicos y compositores pasándoselo en grande por una buena causa.
¿Bailamos?
Gracias a Bonnie Abaunza por sus fotos, información y generosidad.
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