Desplat y el thriller político |
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Una de mis bandas sonoras favoritas de John Williams es Nixon, el film de Oliver Stone, que cuenta con un tema principal imponente, un retrato en clave musical y, por supuesto, subjetiva, del protagonista de la cinta. La música en el cine político, de manera habitual, no es tanto descriptiva de la acción que vemos en pantalla, sino que habitualmente va un paso más allá, pues ilustra e incluso comenta los sentimientos, emociones e intenciones de los personajes.
En los 70 encontramos magistrales aportaciones al género de compositores como David Shire (All the President’s Men o The Conversation), Michael Small (Klute), obras ciertamente complejas, sin concesiones, que eluden el camino fácil para adentrarse en la psique de los protagonistas de las historias. En los 80 y 90, aunque con auténticas obras maestras como The Verdict (Johnny Mandel), Hoffa (David Newman) o la ya comentada Nixon o JFK (ambas del maestro John Williams), se transitaban terrenos más comunes y descriptivos y menos enfocados al aspecto psicológico de los personajes.
Notablemente interesado en la política y en su mundo, tanto en su vida privada como en la artística como director, productor y actor cinematográfico, George Clooney nos invita a colarnos en los entresijos de una campaña electoral, nada menos que la de una primarias del Partido Demócrata americano, en las que se enfrentan el Gobernador Mike Morris (el propio Clooney) contra el Senador Pullman (un casi invisible Michael Mantel). El joven y ambicioso jefe de publicidad de la campaña de Morris, Stephen Meyers (brillante Ryan Gosling) deberá transitar por el pantanoso y resbaladizo ecosistema de la campaña, poblado por inquietantes depredadores y alguna que otra presa, aunque aparentemente será difícil incluir en una u otra categoría las principales piezas de este implacable juego de ajedrez: el director de campaña (Phillip Seymour Hoffman), el director de la campaña rival (Paul Giamatti), la periodista política (Marisa Tomei), la mano derecha del protagonista (Max Minghella), una becaria adscrita a la campaña de Morris (Evan Rachel Wood), un influyente senador el apoyo del cual quieren atraer desesperadamente desde un lado y otro de la contienda (Jeffrey Wright) y hasta la esposa del candidato (Jennifer Ehle): todos ellos tienen algún movimiento que hacer en este tablero.
El título de la cinta hace referencia a una fecha, el 15 de marzo, en la que Julio César fue traicionado y asesinado por su propio hijo, hecho que a modo de metáfora tendrá un reflejo en la trama de la película, en la que el idealista protagonista pasará de tener una fe ciega en el mensaje y la figura de su candidato a darse de bruces con la mezquina realidad de la carrera por el poder. Clooney, una vez más, dirige con mano de hierro y se nota que está cómodo con el material y no tiene miedo de mostrar la imperfección de sus personajes y sus reprochables reacciones a los sucesos que salpican la trama.
Y lo que es más importante, en el apartado musical ha contado con el hiperactivo compositor francés Alexandre Desplat, que ha adoptado el enfoque antes referido, tan en voga en los 70 , centrado en el comentario psicológico de las emociones y reacciones de los personajes.
El score de Desplat es como de costumbre, elegante y refinado, con una paleta de sonoridades muy reconocible y que en esta ocasión elige como solistas destacados la trompeta, el piano y el violonchelo eléctrico. Destaca un tema principal, que nos iremos encontrando en diversas variaciones a lo largo de la composición, de marcado e implacable ritmo, que se identifica con el inacabable trasiego de la campaña, en el que también tienen intervención destacada la percusión y las flautas, instrumento fetiche del compositor galo, que utiliza como nadie, de una manera única e inmediatamente reconocible.
La música está interpretada por la London Symphony Orchestra, y dirigida por el propio compositor, y la edición discográfica, a cargo de Varèse Sarabande, aunque breve, se diría que contiene toda la música del film, ya que el uso que se hace es ciertamente comedido, remarcando los momentos más destacados de la trama. A continuación veamos un análisis de los cortes de la edición discográfica:
1. The Ides Of March. Abre el disco una versión pausada y reflexiva del tema principal, a cargo de unas elegíacas cuerdas con contrapunto de percusión y trompeta, que va creciendo en relevancia hasta marcar el contundente final del tema, que también es de la película.
2. Undercurrents. Las maniobras políticas de los protagonistas se ven reflejadas en los ritmos sinuosos marca de la casa, primos hermanos de los del extraordinario score para Syriana, con apresuradas cuerdas y piano llevando el ritmo apoyados por una base electrónica. Tras un momento de relativa calma, con unas cuerdas más luminosas, el ritmo retorna y una breve intervención de la trompeta da lugar a un final con marcada percusión y unos insistentes pizzicatos. La música de Desplat es el perfecto contrapunto a la mezquindad e inestabilidad del mundo en el que se mueven los personajes de la película.
3. Behind the Flag. Un solo de trompeta al que se unen posteriormente, aunque en segundo plano, el resto de metales, nos lleva literalmente detrás del decorado de un mitin del Gobernador Morris, una inmensa bandera de los Estados Unidos de América. Vemos entonces el backstage de la campaña electoral y, con la música como protagonista, sin diálogos ni sonido, pasamos entre el bullicio creado por los simpatizantes, trabajadores y becarios, hasta introducirnos en una sala en la que el director de campaña y el jefe de prensa intentan convencer al candidato para que acepte llegar a un pacto sobre un particular en el que éste no puede estar más en desacuerdo. El compositor francés pasa con nota el examen, creando un espléndido ejemplo de lo que se viene conociendo como «americana» en el más puro estilo coplandesco, y Clooney le otorga en el film la preeminencia que se merece. Desplat retrata así la cara amable de la campaña electoral, hacia el inicio del film. Mientras avanza la trama, el tema desaparecerá radicalmente del score, para dar paso al tema principal y a los ritmos sinuosos que comentábamos en el corte anterior.
4. Paranoia. La presión del mundo político afecta a la cordura y suspicacia de nuestro protagonista y Desplat aplica ritmos jazzisticos, no exentos de misterio, puntuados por la batería y el piano con una base de cuerdas, a los que se une la voz del violonchelo eléctrico, que personifica la desazón del protagonista, mientras se siente vigilado.
5. The Candidate. Se trata de la versión más destacada del tema principal, que acompaña la primera parte de los créditos finales de la película, en una escalada rítmica absolutamente deliciosa. Progresivamente se van añadiendo instrumentos a las cuerdas: primero los tambores, la trompeta, brevemente, y más tarde un bajo decididamente setentero. Unos ecos, casi gritos secos, de los metales anuncian la vuelta con más fuerza que nunca de la trompeta. Toda la orquesta va creciendo en intensidad, desembocando en un abrupto finale. El tema avanza cual apisonadora, como el propio protagonista de la película, y refleja su obcecada e imparable ambición por culminar su carrera política, sin importar los cadáveres, figurados y literales, que para ello deberá dejar por el camino. La genialidad de Alexandre Desplat en estado puro.
6. Molly’s Solitude. Una base de bajo y elementos electrónicos, con someras intervenciones del piano, van creciendo en luminosidad, al unirse una cuerdas moderadamente optimistas, mientras el personaje de Molly debe hacer frente a una situación personal complicada en la que le prestará ayuda nuestro protagonista. Desplat muestra la cara amable del personaje, uno de los pocos personajes positivos del film, sin rastro por tanto del tema principal.
7. Doubt. Aunque breve, encontramos aquí uno de los mejores temas del score que ilustra posiblemente uno de los sucesos más relevantes de la trama. Una variación del tema principal a cargo del piano y pizzicatos de cuerda se entremezcla con el tema sobre la «cara amable de la campaña» (del corte «Behind the Flag») liderado por la trompeta, que irá apagándose en intensidad hasta ser devorado por el piano y las cuerdas del tema principal. La escena muestra el debate interno del protagonista entre acudir o no a una reunión con el director de campaña rival. Desplat de manera brillante representa los sentimientos encontrados del protagonista, imponiéndose finalmente su ambición política.
8. Molly. Un piano moderadamente alegre, muy típico del compositor francés, con base de cuerda ilustra la relación entre el protagonista y la becaria Molly, que será decisivamente instrumental en la trama. La última palabra, no obstante, la tiene el violonchelo eléctrico, augurando que algo no está del todo bien.
9. Zara Vs. Duffy. Para este enfrentamiento dialéctico de los dos directores de campaña rivales vuelven los ritmos sinuosos y percusivos de Desplat, un constante dialogo entre cuerdas, piano y celesta, matizados por bajos y percusión y acompañados por el violonchelo eléctrico.
10. The Intern. Un desagradable descubrimiento que precipitará los sucesos de la trama, recibe un desolador tratamiento por parte del compositor, a través de un sobrio e inquietante solo de violonchelo eléctrico.
11. Stephen Meyers. El individualismo del protagonista se expresa mediante un melancólico y solitario piano, componiendo un retrato musicalmente más amable del personaje que el que habíamos escuchado hasta ahora.
12. The Betrayal. Una nueva variación del tema principal a base de cuerdas sostenidas, pizzicatos e intervenciones del violonchelo eléctrico, va creciendo en intensidad hasta que se une el ritmo del bajo y una violenta e insistente percusión, ilustrando la traición entre dos de los personajes principales, como Julio César fue traicionado en los idus de marzo.
13. Lobbying. El arpa y una base de cuerdas desembocan en los abruptos ritmos políticos de Desplat, matizados por la percusión el violonchelo eléctrico, y los metales, siguiendo los sinuosos movimientos de Stephen para recuperar su estatus, en contra de los intereses de los que antes eran su familia política.
14. Fired. El inicio del fin de la carrera de nuestro protagonista es resaltado por un marcado crescendo de percusión.
15. The Campaign. Cierra el CD la primera de las composiciones de Desplat que escuchamos en la película, una variación del tema principal cuyo ritmo viene marcado por unos marciales tambores y las flautas, interpretadas por el propio compositor, destacando un melancólico fondo con la voz del violonchelo eléctrico: el bullicio imparable de la campaña electoral se impone a la situación personal de todos aquellos que forman parte de la misma. El show debe continuar y no importa quién o qué quede por el camino.
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