«Cada una de mis bandas sonoras es como un hijo»

Todo en esta vida suele tener un desencadenante. ¿Qué fue lo que motivó el dedicarte a componer la música de una película?

Sobre dedicarme a estudiar música, yo no tenía ni ilusión ni ganas cuando empecé de pequeñito, pero mi madre me obligó. Ella quería aunque fuera iniciarme, y luego, si no me gustaba, que lo dejara, pero me estuvo obligando por unos años y gracias a ella hoy me puedo dedicar a lo que más me gusta en el mundo, lo único que le da sentido a mi vida y para lo único que realmente valgo.

Al principio no me atraía nada el cine. En cambio me apasionaban los musicales. Una vez terminados mis estudios musicales en el conservatorio, marché a Estados Unidos para ampliar estudios. A falta de un programa de composición para musicales, elegí estudiar arreglos de música contemporánea y música de películas. En las primeras clases ya quedé totalmente enamorado del género cinematográfico y una nueva puerta se abrió ante mí.

¿Te planteaste alguna vez componer para el cine o fue algo que te ha ido interesando solo con el tiempo?

El hecho de que se me diera muy bien componer música para las imágenes y destacara entre mis compañeros en el Berklee College of Music de Boston alimentaba mi amor por el género día a día, así como la ilusión de poder componer algún día la banda sonora de una película.

Supongo que en la música, como en el cine, cada composición es como un hijo… Aun así, ¿con qué banda sonora de las que has compuesto estás más satisfecho? ¿Cuál te enriqueció más como compositor para cine?

Ciertamente, como tú muy bien dices, cada una de mis bandas sonoras es como un hijo. A todas las quiero por igual. Pero también tengo que confesar que no hay una sola banda sonora de la cual este plenamente satisfecho hasta la fecha. El escaso tiempo que he tenido para hacer cada una de ellas es el culpable.

¿Consideras importante la buena relación que se establezca con el director (entendimiento, complicidad, saber lo que se busca…) a la hora de crear la banda sonora?

Eso es fundamental. Si no te entiendes bien con el director, ¡apaga y vámonos!

Parece que con Gustavo Ron esa relación es fructífera, puesto que ha contado contigo en sus dos primeras películas. ¿Cómo ha sido esta relación en concreto en Mia Sarah?

Gustavo es un gran melómano, por ello concede a la música un papel relevante dentro de sus películas y conoce muy bien la influencia secreta que esta tiene en las imágenes y la narración.

Nuestra relación es muy buena. Entre otras muchas cosas, Gustavo tiene el don de saber incentivar mi creatividad. Además es una persona muy positiva y optimista, siempre ve el vaso medio lleno, nunca pierde la calma y tiene muchísima paciencia, lo cual hace que se trabaje muy a gusto con él y sabe valorar y agradecer tu trabajo cuando le presentas buen material.

En las sesiones de grabación de la música para Mia Sarah, Gustavo se limitó a quedarse en cabina y disfrutar escuchando la música, mientras yo dirigía la orquesta, y solo me hizo algún breve comentario a través de los auriculares.

¿Y en Vivir para siempre?

En las sesiones de grabación de Vivir para siempre fue bien distinto. Aquella fue una sesión maratoniana y con mucha presión por cuestiones de calendario. Casi morimos en el intento.

La parte orquestal la hicimos del mismo modo que en Mia Sarah. Pero el tercer acto de la película, que es predominantemente música para piano, la grabamos casi de una sola toma. Primero elaboramos un plan de colocación de los temas principales para que yo me acordara qué tema tocar en cada escena y cómo hacer las transiciones. Las ideas de Gustavo fueron una bocanada de aire fresco y aportaron una nueva dimensión a mi música. Seguidamente, yo me senté al piano mientras Gustavo, de pie a un lado, me indicaba con gestos y muecas dónde debía acelerar, ralentizar, hacer una pausa, imprimir/menguar energía, etc. a la vez que los dos mirábamos las escenas en la pantalla. Fue muy intenso y, a pesar de que los dos estábamos que nos caíamos al suelo por la falta de sueño, lo disfrutamos mucho. ¡No se puede pedir más en cuanto a colaboración compositor-director!

Refiriéndome tanto al cine como al tipo de música, ¿en qué género o temática te sueles mover mejor para componer?

Hasta ahora, en todos. De hecho, lo que me gusta es no estancarme haciendo lo que se me da mejor, sino que prefiero hacer proyectos donde tenga que salir de mi “zona de confort” y desafiarme a mí mismo, intentando reinventarme y abrir nuevas barreras creativas. Cuando tengo que trabajar con un género nuevo que no haya tocado antes, enseguida me empapo del estilo, lo incorporo a mi lenguaje musical, hasta que me empiezan a salir ideas de forma natural.

No te voy a preguntar si la música juega un papel importante en una narración audiovisual porque ambos sabemos que sí. ¿Hasta qué punto tú, desde la experiencia como compositor, lo consideras fundamental?

Unas veces es necesario que la música tome protagonismo como si fuera un personaje más de la película y otras debe quedar como telón de fondo e influir en las emociones de forma subliminal. Unas veces la música debe hacerse escuchar, otras solo debe sentirse. La clave está en saber encontrar el tono adecuado, la textura adecuada, el balance adecuado con el resto de los elementos, ¡y además que guste!

Vamos a profundizar un poco… Personalmente, creo que las llamadas “sinestesias” tienen mucho que ver a la hora de relacionar los elementos de una historia con su música correspondiente, sobre todo porque resulta muy complejo traducir algo abstracto en términos musicales, y para eso son útiles. ¿En qué elementos te inspiras para componer y cómo los relacionas con el que crees su sonido correspondiente?

A mí lo que más me inspira es ver la película. Las imágenes “me hablan” y me provocan melodías y texturas musicales. La mayoría de las veces es una reacción inmediata y las ideas surgen por sí solas, otras veces tengo que trabajar más hasta dar con la música adecuada. Y siempre que el contexto me lo permite intento que además tenga sentido musical y que las melodías sean lo más originales y bellas posibles.

Sé que es difícil, pero ¿serías capaz de resumir brevemente el proceso que se sigue a la hora de crear la música de una película?

Lo primero es hablar todo lo que pueda con el director. Averiguar qué es lo que quiere y qué lo que NO quiere. Saber de sus gustos musicales, entender qué quiere transmitir en cada escena o cómo puede la música complementar cada momento. De esta forma voy enfocando mi inspiración en una dirección determinada.

A la hora de componer, tras ver las imágenes, empiezo a generar ideas. Dependiendo del tiempo que disponga me concedo más o menos días para generar ideas y luego elijo las que considero mejores o las comento con el director y le doy a elegir a él. Seguidamente adapto esas ideas a las imágenes según me dictan éstas, trazo un esquema a seguir con los leitmotivs, la curva dramática, la narración, y nota a nota, acorde a acorde, voy tejiendo la partitura.

Hay cineastas a los que no les gusta la música incidental original en sus películas, o en el cine en general, porque la consideran reiterativa o melodramática. ¿Qué opinas sobre esto?

El cine es un arte, y como tal tiene que haber libertad creativa. Si un director prefiere usar música pregrabada, de otras películas, o canciones, o ruido, o lo que le dicte su inspiración o hacer una película sin una sola nota musical, ¿por qué no? Lo importante es que la película funcione, independientemente de los recursos musicales que se usen.

¿Consideras relevante a la hora de mejorar una película la calidad musical y emocional de una composición, frente a otras que resultan meramente funcionales?

Me atrevo a opinar según lo que observo en la industria del cine, que cuando una película tiene éxito de taquilla, no importa tanto que la banda sonora sea buena o mediocre. A buen seguro será considerada para los grandes premios, venderá muchos CD y recibirá buenas críticas de los especialistas. Lo veo pasar una y otra vez. En cambio, he visto excelentes bandas sonoras que han pasado al anonimato, han sido casi ignoradas por los críticos especialistas y no han obtenido ningún reconocimiento en la industria por pertenecer a películas que no han tenido éxito comercial. Es triste, pero cierto. El éxito comercial de una película condiciona mucho el éxito de su banda sonora. Por suerte, la mayoría de las películas de éxito suelen tener buenas bandas sonoras.

Ya que has tocado los dos campos, ¿qué diferencias encuentras entre componer para cine y componer para televisión? ¿Qué prefieres?

Los dos géneros tienen su atractivo. Parten de una base común, pero son bien distintos en el enfoque. En el caso de una serie de TV, casi no puedes parar a pensarte las ideas, tienes que componer y ejecutar la música con suma rapidez y tenerla toda lista “ayer”. Por otro lado, puedes seguir usando, repetir y desarrollar los mismos temas y combinarlos con nuevas ideas musicales a medida que avanzan los capítulos. En el cine igualmente hay que trabajar muy rápido, pero tienes más libertad para organizar tu propio calendario de trabajo una vez que sabes de cuánto tiempo dispones para tener toda la partitura lista. Yo prefiero el cine porque es más artístico. Suelo enfocar las bandas sonoras como si fueran óperas, es decir, cuidando los temas musicales al máximo, jugando con los leitmotivs y cuidando la curva dramática de la narración, e intentando que la música tenga una identidad y personalidad únicas que la asocien con esa y solo esa película, y la diferencie bien de otras bandas sonoras que haya hecho.

Al oír fragmentos de Mia Sarah y, sobre todo, un tema de piano en Los protegidos, no puedo evitar pensar en Danny Elfman. ¿Tienes algún referente en especial o no te sueles fijar en si tu música se parece más o menos a otra?

De hecho mi referente es siempre John Williams. Pero Danny Elfman me encanta igualmente, así como James Horner, Alan Silvestri y todos los grandes del género. Sin duda que me influencian quiera o no quiera admitirlo. Creo que no se puede evitar que te influencien tus compositores predilectos. Mi carrera se puede decir que aún esta despegando y lo que trato es de formarme una personalidad propia y un estilo personal poco a poco y con cada nuevo proyecto. Si lo consigo o no, el tiempo lo dirá.

Relacionado con esto, ¿cómo ves el panorama de la música cinematográfica a nivel internacional? ¿Sigues el trabajo de algún compositor en especial? Alguien habrá que admires en esto de las bandas sonoras, ¿no?

El compositor que más admiro sin duda alguna es John Williams. Compone los temas más originales, hace las orquestaciones más espectaculares e imprime un sello inconfundible a cada película que hace. Para mí, todas y cada una de sus bandas sonoras ¡se merecen un Oscar!

Y barriendo para casa, ¿cómo ves el panorama de los compositores españoles? Porque contamos con grandes figuras clásicas como Alberto Iglesias, Roque Baños o Javier Navarrete, pero vienen otros que, como tú, se van apuntando al carro y en buena forma, por ejemplo Fernando Velázquez o Arnau Bataller.

En España, el compositor que más admiro, por la originalidad, calidad y belleza de sus bandas sonoras es sin duda Alberto Iglesias.

Quitemos algunos mitos para algunas personas, porque estoy seguro de que no escuchas solo y exclusivamente música clásica u otras bandas sonoras.

Dedico muchas horas al día a escuchar música y escucho de todo, desde flamenco hasta Heavy Metal, pasando por musicales de Broadway, clásica, lo ultimo en pop, ópera, zarzuela, Piazzola, jazz o música étnica de todo tipo. Lo único que no escucho casi nunca es rap o hip-hop, porque me cansa enseguida.

No puedo dejar de hacerte dos preguntas muy típicas… La primera es si es fácil dedicarse a la música, y en concreto en este campo; y la segunda, si se vive bien de ello, ahora que todo el mundo habla de crisis.

Depende de la pasión que tengas por la música. Yo estudié Ingeniería Técnica Industrial porque no pensé que me pudiera dedicar a la música, pero ya en el último año de carrera no pude aguantar más y lo simultaneé con mi vuelta al conservatorio. Y una vez me gradué, guardé el titulo de Ingeniero en un cajón y nunca hubo otra cosa en mi vida más que música

El amor por la música y la suerte de poder trabajar en lo que realmente te gusta es mayor incentivo que el económico. Puedes pasarte años de penuria económica, sobreviviendo a base de hacer proyectitos de poca monta, hasta que tienes la suerte de conseguir un buen proyecto y empezar a vivir algo más decentemente.

Quizá no afecte mucho al terreno de la música cinematográfica (también porque no se comercializa demasiado), pero ya que también dedicas tiempo a la producción musical, ¿qué opinas de la ley de propiedad intelectual y el tema de las descargas ilegales?

En vez de responderte directamente, te voy a exponer un ejemplo y que el lector saque su propia conclusión.

A menudo me escriben a mi página web fans de la serie Los protegidos preguntándome cuándo voy a sacar un CD de la banda sonora de la serie porque les encanta la música. Crear un CD de la banda sonora conllevaría muchísimas horas de trabajo, desde elegir el listado de los tracks, remezclar los que necesiten ser revisados, buscar las vías para confeccionar el producto, desembolsar un dinero para la fabricación de CD, acuerdos con distribuidores, etc. En definitiva, una inversión de tiempo, energía y capital en la confección de un producto con el fin de su comercialización y con la intención no solo de recuperar lo invertido sino también de generar algún beneficio económico por pequeño que sea, como es lógico.

Por mucho que a mí me gustaría sacar un CD de la banda sonora de Los protegidos no lo voy a intentar siquiera, porque sé que al día siguiente de publicar el CD, alguien lo va a piratear y a colgar en alguna web para su libre descarga. Esto hará que los interesados en obtener la banda sonora se la descarguen gratuitamente antes que pagar por ella, con lo cual yo no sacaría ni oficio ni beneficio de la comercialización de la banda sonora y todas las horas de trabajo y toda mi inversión en el producto se traducirán en pérdidas.

Si mi postura se extrapolara a toda la industria discográfica, sería el fin de la misma, no se harían más CD y solo se podría escuchar música nueva en conciertos y actuaciones en pubs, y las bandas sonoras solo en el cine y la televisión, con los diálogos de por medio… Pero no en el coche o en el iPod o en la radio, porque nadie movería un dedo para su comercialización, sabiendo que no iba a generar beneficios.

No creo que esto llegue a pasar, pero habrá que encontrar una solución para que un artista que no hace giras ni conciertos pueda ganarse la vida comercializando sus productos. Si no, no le veo el sentido a sacar CD o DVD al mercado.

¿Tienes ahora mismo algún trabajo para cine entre manos? ¿Hay alguna oferta no española?

Tengo algunos proyectos aún no confirmados, pero prefiero no hablar de ellos, para no gafarlos. Algún día espero sacar tiempo para poder hacer un gran musical, que es mi verdadero sueño.

¿Podrías contarme con más detalle con qué otros trabajos musicales compaginas la composición de bandas sonoras?

Personalmente, me gusta trabajar solo en un proyecto y no simultanearlo con otro, por el hecho de que cuando trabajo en un proyecto, lo tengo las 24 horas del día en la cabeza, me acuesto pensando en el proyecto, sueño con el proyecto y me levanto pensando en el proyecto. De esta forma me surgen ideas constantemente que intento ir apuntando, y luego hago una gran selección y me quedo con las mejores. Pero no siempre funcionan las fechas como a uno le gusta y no me queda más remedio que simultanearlos con otros proyectos, que pueden ser desde hacer la música para un anuncio, hasta algún arreglo de alguna canción para un artista, tocar el piano en algún evento o dirigir la orquesta en la sesión de grabación de algún otro colega compositor.

 

Autor


Javier Palomino Rivilla

BIOGRAFÍA:

Empezaría diciendo que llama la atención la escasa información que hay en la red sobre este compositor que lleva ya tiempo abriéndose hueco en el mundo de la música de cine. Pocas personas conocen el trabajo de César Benito.

Compositor nacido en Granada y criado en Marbella, entre sus últimos trabajos destacan la música para las películas Mia Sarah (2007) y Vivir para siempre (2010), ambas del director Gustavo Ron, con quien demuestra tener una gran confianza y compenetración a la hora de trabajar. Por bandas sonoras como estas ha obtenido diversos premios y nominaciones, como el Best Orchestral Composition Award (Garden State Film Festival, New Jersey), Mejor Compositor Revelación (Premios de la Crítica Musical Española) o Mejor Música (Premios del Círculo de Escritores Cinematográficos).

También ha trabajado en televisión, destacando sobre todo por su trabajo en las series de Antena 3 La chica de ayer y la exitosa Los protegidos. Y aunque prudentemente no lo quisiera adelantar en su día, sabemos que ha estado trabajando en otros largometrajes, algunos cortometrajes y en la miniserie basada en el libro El tiempo entre costuras, de Antena 3.

Admirador confeso de John Williams y de los musicales, César compagina su trabajo en cine y televisión con otras composiciones independientes, y con su labor como productor musical y arreglista de agrupaciones como The Emperor’s Jazz Orchestra, o para artistas como Robert Goulet.

Con amabilidad y mucha confianza nos contaba desde Los Ángeles, donde reside actualmente, cómo tras terminar su carrera de Ingeniería Técnica Industrial decidió retomar sus estudios musicales. Y no lo pudo hacer mejor. Se hizo un favor a sí mismo, y nos hizo un favor a nosotros, que podemos disfrutar de algunos temas realmente exquisitos, especialmente “Bien, empecemos” o “Vals entre libros” de Mia Sarah. O la última pieza de piano “Remember Forever”, que recopila el tema principal desarrollado en la banda sonora de Vivir para siempre.