La capacidad y brillantez del compositor para, aún viéndose obligado a caer en muchos instantes punto por punto en las convenciones del cine de terror de sustos a base de golpes musicales, conseguir suscitar el suficiente interés gracias a una estupenda estructura y un tema principal brillante, para llevarnos a un fin de fiesta sinfónico de primer nivel, redondeando un nuevo trabajo maestro, y haciendo de la película un film incluso mejor.
El uso abusivo de golpes orquestales para asustar o acompañar/recargar/subrayar en exceso el momentum narrativo, un recurso que ya cansa en el cine de terror moderno, aunque en este caso está subsanado por una estructura temática coherente y un gran talento melódico en la disposición temaria.
No hay lugar a dudas por memorable y por suponer el momentazo del film y uno de los mejores instantes musicales de la carrera del compositor. Nos situamos al borde del abismo en todos los sentidos, el sentido de pérdida se aúna a una tragedia recurrente que vuelve y vuelve en bucle infinito, el suspense y la tensión están a flor de piel, y el final nos pone la piel de gallina con la impresionante entrada coral de “Final Reel”. Sencillamente, magistral, Velázquez.
BSOSpirit opina
Nota media: 7,80
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (8), Ignacio Granda (9), David Martínez (7), Jordi Montaner (7), Javier Palomino (8), Sergio Rivas (7), David Saiz (7)
Guillermo del Toro descubre a otro joven talento, el terror según Andy Muschietti
Guillermo del Toro, productor. Desde hace unos años, leer estas palabras asociadas a un nuevo proyecto se está convirtiendo en un label, una marca de fábrica, que en el caso del cine español está suponiendo garantía absoluta de éxito de taquilla. Los casos de El orfanato, de J.A. Bayona, Los ojos de Julia, de Guillem Morales, o esta Mamá, de Andy Muschietti, son claros ejemplos de triunfos de público y en mayor medida de crítica. En Estados Unidos un fracaso como Don’t Be Afraid of the Dark sí marcó negativamente al productor; sin embargo, la que aquí es objeto de nuestro análisis, parece que ha resucitado el interés en el cine de terror en USA, suponiendo un rotundo éxito taquillero.
No cabe duda de que Del Toro tiene visión, pues Mamá está orquestada y el germen de su producción nace, como objeto del interés de Guillermo, por un corto de unos extremadamente breves tres minutos, pero dotado de un ingenio y una capacidad de acongojar y asustar rotunda, escrito y dirigido por Muschietti allá por el año 2008, en el que claramente percibió el potencial y la capacidad visual y de puesta en escena de este director novel argentino afincado en España, más concretamente en Barcelona, desde hace unos años, y la inventiva de un planteamiento que, sin ser tremendamente revolucionario en el género, sí poseía suficientes atractivos como para verse ampliado a un largometraje. El directorse entrega a la causa con eficiente y eficaz timing, dotando a la historia de la atmósfera y la cadencia perfecta, para más allá de puntuales agujeros de guión (a nadie en su sano juicio se le ocurriría ir de noche a según qué sitios, por ejemplo), aunque de poca importancia frente a los logros de su dirección, conseguir un film cumplidor e incluso sobresaliente puntualmente, como es en los casos de su brillante conclusión, o la combinación música e imágenes que un inspirado score de Fernando Velázquez consiguen para el conjunto.
Las historias de fantasmas femeninos, tan marcada en el cine oriental durante los últimos años, obtiene aquí una nueva vuelta de tuerca con espeluznantes resultados, y es en instantes como el posicionamiento de cámara fija en el pasillo mientras aparentemente las dos niñas juegan en su habitación con una manta, en el montaje y crescendo visual, narrativo y musical, con que culmina la película, o en las excelentes actuaciones que logra del elenco actoral, incluyendo estupendas interpretaciones de las niñas que interpretan a los dos personajes infantiles a lo largo de la historia, realizando una mención especial a una Jessica Chastain en estado de gracia, llena de humanidad e imperfecciones perfectamente matizadas, que se encuentra en el mejor momento de su carrera.
En resumen, una película digna, con momentos brillantes, aparato de gran producción, buenos actores y un director que sabe lo que hace tras las cámaras; pero ante todo, y siendo lo que nos ocupa, una excelente partitura, una más, de un Fernando Velázquez en la cima de su plenitud artística, en uno de los mejores años de su carrera hasta el momento, que ya por sí solo, justificaría la atención sobre el film.
Y para finalizar, un consejo, nunca, nunca, bajo ningún concepto, permitáis que se ponga celosa…
Fernando Velázquez y el horror genre, un matrimonio muy bien avenido
Al seguir la carrera artística de este compositor no se puede señalar precisamente ‘encasillamiento’ como la palabra más adecuada para definir su trayectoria, que no puede ser más variada, pasando de la gran diversidad de cortos para la que ha creado música a lo largo de los años, a thrillers como La zona, dramas de variada índole como El mal sjeno o Bosque de dombras, documentales históricos como Garbo el espía, o el actual Hijos de las nubes, biopics como Lope, comedias alocadas como Sexykiller o Spanish Movie, e incluso una serie de televisión, como Gominolas, sin renunciar a la épica y el despliegue de emociones y magia musical presente en la maravillosa y multipremiada (menos de lo que muchos desearíamos, eso sí) Loimposible. Sin embargo, donde el talento de Fernando ha brillado especialmente, ha sido en el terror, género que le ha dado a conocer internacionalmente.
Su recorrido por el horror, pasa por la emotividad y el suspense de El orfanato, el grand guignol de Los ojos de julia, el acercamiento a la clase de un Maestro en mayúsculas, como Bernard Herrmann, y a ritmo de zortziko nada menos, en la estupenda y a reivindicar Devil, pasando por las texturas y el goticismo de Eskalofrío, hasta llegar al título que nos ocupa, y con la que consigue una de sus más brillantes creaciones, Mamá.
Porque si al final de la narración descubrimos súbitamente que la piel de nuestro brazo se encuentra erizada, que un estremecimiento de emoción nos recorre, o incluso una formación acuosa tiende a desbordarse de nuestras pupilas, todo se lo debemos al talento y la capacidad compositiva y melódica de un creador en su mejor momento, y a la calidad de una partitura que extrae el jugo con suntuosidad a una historia, que nos transmita más o menos, posee un score que ayuda sobremanera a llegar al punto que toda producción se marca como objetivo, el éxito.
Y si una voz infantil te sugiere juguetona que no abras un armario, confía en que, la desoigas o no, con la música de Fernando, el (buen) mal rato está asegurado. “Mamá!, NO!!!…”
Mamá: The score
Para comenzar a comentar la composición, debemos señalar que, ante todo, se trata de una partitura de horror. Pero hemos de diferenciar dos partes, o dos intenciones en su creación y aplicación a las imágenes por parte del compositor. Primero, la música de terror pura y dura, de sustos y golpes orquestales que ayuden a conseguir el efecto buscado de inquietud y tensión por parte del director, y dentro del mismo, un lirismo gótico y poético muy del estilo del ídem de compositores como Danny Elfman, Chris Young o John Ottman. Y segundo, una inspiración emocional acusada, llena de ideas melódicas vibrantes y emotivas que llevan al espectador a implicarse con éxito más aún en la trama y a sentir por los personajes allí donde el film necesita.
La labor de Velázquez en este sentido no se puede catalogar de otra forma sino de maestra, pues pauta con precisión milimétrica los matices más ínfimos y aparentemente más desapercibidos con pulso de cirujano, para aún cayendo en las convenciones del terror a base de disonancias, atonalidad y estridencias más o menos dispersas por el conjunto de la obra, ata el conjunto con una estructura, consigue que al terminar el viaje percibamos que todo estaba destinado a un fin, que el tejido de los diferentes temas y subtemas llevaba a un destino último, confluir en una de las suites más impresionantes, unión música/imágenes que sin coartadas genéricas de ningún tipo, se recuerdan en el cine reciente, logrando que durante un soberbio último rollo, “Last Reel” y trece minutos que te ponen el corazón en un puño, durante la coda final, sintamos, cómo el viaje emocional se completa, y estemos implicados, sintamos la tragedia, consiguiendo que al fundirse la pantalla en negro, nuestro pensamiento tenga la partitura musical revoloteando aún, incluso habiendo abandonado la sala, y un nudo en la garganta sea la consecuencia de su escucha y visionado conjunto.
Temas e influencias
El muy Elfmaniano inicio con“The Encounter & Main Title”, acompañando el tema principal de coros infantiles y campanitas dando entrada a la soberbia melodía central, sobre la que pivotará todo el material temático lírico de la partitura, está muy influenciado por los estilos de compositores como Danny Elfman, en su uso de la voz humana y orquestación, JohnOttman en su talante gótico y perturbador o Christopher Young en su revisitaciones y redefiniciones musicales del horror. A modo de análisis, podemos encontrar el tema dividido en las siguientes secciones:
-Tema principal de Mamá, del 01:10 al 01:38.
-Tema secundario, contrapunto al central, del 01:41 al 02:03.
-Toques a la John Ottman, 01:30 al 01:41 y 01:57 al 02:04.
-Toques a la Christopher Young del tema, 01:41 al 01:56.
-Toques a la Danny Elfman, del 01:10 al 01:30 y del 02:04 al 02:27.
A lo largo de la composición Velázquez, en un conjunto dominado por el suspense y la inquietud, no olvida crear una estructura desplegando en pequeñas dosis hasta el fin de fiesta conclusivo una serie de motivos y temas para ir dando consistencia y sentido del pathos a la obra. Encontramos un motivo para el acecho del mal, ya presente en “Helvetia”, a partir del 01:32, como un juguetón ostinato a la “In the Hall of the Mountain King” de Grieg, dentro de un tenebroso tapiz de cuerdas y efectos imbricados con las imágenes como si fueran una sola cosa (presten atención a los angustiantes juegos a los metales a partir del 03:32).
El piano, no obstante, servirá de catalizador para que la asfixiante atmósfera no nos ahogue en puntuales apariciones, especialmente durante el minuto y medio final, en un crescendo apoyado en cuerdas que precede el susto.
Señalaremos a continuación la presencia de los diferentes motivos secundarios durante la partitura:
-El tema del hogar y de la nueva familia para las protagonistas, al comienzo de “The New Home”, apoyado en las cuerdas y añadiendo campanitas a la orquestación.
-El tema de las niñas y su situación, «Observation Room«, del 03:29 al 03:48, el clásico toque maestro melódico de Velázquez, de lírico y emocional acercamiento a los personajes, hasta que el suspense vuelve a dominar el espectro sonoro en un tempo lento y de sutil gradación de la intriga.
-En «Victoria Come Mama» encontramos el tema de Victoria, a cuerdas y piano, presente por ejemplo del 00:36 al 01:01
y lo que suponemos ha sido una auténtica gozada para el compositor, su momento Aliens de la composición, con una revisitación homenaje quizá inconsciente del ya clásico «Bishop’s Countdown» de James Horner, del 02:12 al 02:45.
-En «The Painted Wall» presenta una rendición al tema central al estilo caja de música, del 00:06 al 00:27.
-En «Good Night«, el tema de Mamá para desgarrador violín solista, del 00:45 al 01:15
y piano, del 01:26 al 01:50.
Como instantes más terroríficos de la partitura no podemos por menos que destacar, asimismo, la brillantez del efecto conseguido por las notas alargadas en agudo devenir de las cuerdas y el crescendo mezcla de inocencia y perverso sentido del humor de “WilsonPass”, o los golpes de efecto y atronadoras disonancias de «Mama Fight«, pura música de terror, señalando como más vibrantes instantes por ejemplo, del 03:18 al 03:36.
Y es entonces cuando llegamos al track por antonomasia del CD, el que despliega todos los temas, los engarza y hace ver y asimilar que la partitura se ha compuesto con una estructura en mente, no únicamente una serie de escenas a las que acompañar y dar cumplida réplica a retazos, sin saber hacia adonde se va o se quiere ir. Reitero, este no es el caso. Fernando da cumplida muestra de su solidez y nos ofrece un memorable Tour de Force en el rush final. «Last Reel» nos deleita y llena de escalofríos, primero con el suspense, minuto inicial, luego con el trepidante recurso al tema central, precedido por los ostinatos de cuerdas desde el 02:20, que irán aumentando el tempo hasta hacer de la atmósfera musical algo prácticamente irrespirable, ante la multitud de emociones que se van agolpando en el oyente, hasta culminar en primera instancia, con la entrada de la voz humana, a partir del 04:23, y el orquestal grandeur de 05:04 a 05:25
desarrollar el tema central para voz femenina solista, del 06:26 al 06:39,
y cuerdas, 06:46 al 07:06,
al violín solista y coros angelicales, del 09:32 al 09:56,
y el magnificente Grand Guignol final, del 10:25 al 10:47,
y del 10:47 al 11:13,
desgranando una gran Suite última de temas para gran orquesta y coro…
hasta la entrada de la Coda final, del 11:50 al 12:22,
y del 12:46 al 13:09,
en la que Fernando nos emociona, nos estremece con pulso magistral, para dejarnos caer por un instante en el mismo abismo al que nos personajes se han visto abocados, y rescatarnos en el segundo final de la tragedia, dejando una puerta abierta a la esperanza…
Por mucho que el destino esté marcado en un eterno bucle infinito, el sacrificio puede hacer libres a los seres queridos, y unir lo desunido, la aceptación puede lograr que el amor, aún el mal entendido, pueda transformarse, y en la tragedia, pasar de una madre que en la locura destruyó muchas vidas, a otra que en el amor descubrió su valor, y en la tragedia descubrió la madurez emocional y la grandeza…
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