1. Shine Your Way (03:25) performed by Owl City & Yuna
2. Prologue (02:08)
3. Smash and Grab (04:09)
4. Bear Owl Escape (02:45)
5. Eep and the Warthog (03:52)
6. Teaching Fire to Tiger Girl (01:55)
7. Exploring New Dangers (03:33)
8. Piranhakeets (02:24)
9. Fire and Corn (02:06)
10. Turkey Fish Follies (04:17)
11. Going Guy’s Way (03:15)
12. Story Time (03:55)
13. Family Maze (03:21)
14. Star Canopy (02:07)
15. Grug Flips His Lid (01:44)
16. Planet Collapse (01:44)
17. We’ll Die If We Stay Here (05:28)
18. Cave Painting (01:12)
19. Big Idea (02:34)
20. Epilogue (04:25)
21. Cave Painting Theme (02:52)
22. The Croods’ Family Theme (05:54)
23. Cantina Croods (01:12)
Tema de la familia en «The Croods’ Family Theme»
«Cave Painting Theme»
Versión instrumental de «Shine Your Way» en «Epilogue»
Silvestri ejecuta un trabajo muy profesional, emotivo en su tramo final, donde destacan los temas principales.
La abundancia de mickeymousing en la primera mitad y la sensación de que es una banda sonora bastante convencional.
«Cave Painting Theme» y «The Croods’ Family Theme» constituyen un buen resumen de lo mejor del score.
BSOSpirit opina
Nota media: 7,70
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (7), Óscar Giménez (8), Ignacio Granda (6), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (9), Javier Palomino (6), Sergio Rivas (8), David Sáiz (8)
Alan Silvestri ya nos llevó de viaje a la prehistoria en 1986 con The Clan of the Cave Bear, aquella película de Michael Chapman, basada en el bestseller de Jean M. Auel, en la que Daryl Hannah interpretaba a una cromañón acogida y criada por un clan de neandertales. Cavernícolas aparte, el compositor también tiene una importante experiencia en el género animado, en el que se sumergió con su inseparable Robert Zemeckis con Who Framed Roger Rabbit (1988) y, años después, con The Polar Express (2004), Beowulf (2007) y A Christmas Carol (2009).
Sin Zemeckis, tampoco hay que olvidar sus scores para Ferngully: The Last Rainforest (1992), Lilo & Stitch (2002) y aquella olvidable historia de animales de zoológico neoyorquino titulada The Wild (2006) que intentó hacer competencia a la muy similar Madagascar, estrenada meses antes.
The Croods es su nueva inmersión en la animación, un film dirigido por Kirk de Micco y Chris Sanders, director de How to Train Your Dragon que ya trabajó con Silvestri hace una década en Lilo & Stitch.
Se trata de un proyecto que barajaba Sanders desde hace bastantes años, protagonizado por una familia prehistórica que se ve obligada a enfrentarse a un mundo cataclísmico. Su cueva ya no puede ser su hogar como consecuencia de los frecuentes terremotos y deben viajar en busca de tierras más seguras, a pesar de que Grug, el patriarca de la familia, odia cualquier cosa que tenga aroma de cambio y a novedad. Le acompañan su mujer, su suegra y tres hijos, a saber: chica adolescente soñadora, niño gordo tonto y pequeñaja salvaje. Al grupo se une Guy, un muchacho con ideas que hace tambalear el liderazgo de Grug y que los conducirá en su aventura.
El film es muy dinámico, tiene unos cuantos buenos golpes de humor y, como no podía ser de otro modo, incluye su inevitable moraleja: hacer frente al futuro exige innovación y no quedarse anquilosado.
Desde el punto de vista musical, la película es muy exigente. Exigente en el sentido de que gran parte del metraje, sobre todo durante la primera mitad, está formado por secuencias caracterizadas por constantes cambios de ritmo, y que pasan de la acción más frenética a la comicidad y a la calma para volver a arrancar de manera trepidante. En buena parte de estas secuencias, Silvestri recurre al socorrido mickeymousing, es decir, sincronizando la música, con abundancia de golpes de percusión, pizzicatos, adornos de maderas, etc. a los golpes y carreras que vemos en la pantalla. En la película hay docenas y docenas de estas sincronizaciones música-imagen, lo que no da pie a un suficiente desarrollo de temas.
En la segunda mitad de la película la cosa es distinta. Ahí es donde Silvestri ha podido insertar los temas creados para la familia, para los lazos que unen a sus miembros o para el mañana en sí mismo.
Empezamos con los temas, y el inicio no puede ser otro que el tema de la familia, que escuchamos ya en “Prologue”, mientras la voz en off de Eep, la chica adolescente, nos explica con dibujos rupestres animados quiénes son los Croods. El inicio melódico calmado y los coros son para los logos de las compañías, mientras que la explicación de Eep comienza cuando suena la percusión, no exenta de cierto aire étnico-tropical. Las cuerdas van repitiendo la frase que conforma el tema de la familia o de los Croods.
Sus frases aparecen insertadas en algunos de los tracks siguientes en los que predomina el carácter cómico y de acción, pero no empieza a destacar hasta la segunda mitad del film. Lo escuchamos de forma emotiva e íntima en la primera parte de “Story Time”, cuando Grug y Guy explican sus cuentos a la luz del fuego. También se oye con cajita de música y carácter tierno al principio de “Star Canopy” y en varios momentos de “We’ll Die If We Stay Here”, con un inicio de la melodía por las trompas que parece que vayan a arrancarse con el tema de Jurassic Park.
“Epilogue” contiene la misma versión tropical del prólogo para la escena cómica final. El desarrollo más completo del tema en casi seis minutos es el de “The Crood’s Family Theme”, con protagonismo alterno de celesta, flauta, trompas, cuerdas y un final a lo grande.
El segundo tema en importancia –que se convierte en tema principal al final de la cinta- está relacionado con los lazos familiares, con el cariño que siente Grug por su mujer y sus hijos –por la abuela bastante menos-. Su versión más directa es la de “Cave Painting Theme”, título derivado de que este leitmotiv destaca en la escena en que Grug se queda aislado de los suyos en una cueva y pinta a su familia en las paredes (“Cave Painting”).
Su primera aparición en la película corresponde al momento en que la familia se pone a dormir en su cueva, sonando como una canción de cuna al final del movido “Bear Owl Escape”. Silvestri lo utiliza en todos los tracks del final de la película desde “Planet Collapse”, en una variación grandilocuente con coros, antes de que el track derive hacia sonidos más dramáticos y ominosos cuando la montaña a la que se dirigen comienza a derrumbarse. Lo tenemos en una versión emotiva en “We’ll Die If We Stay Here”, que acompaña el abrazo de Eep y su padre Grug; más emotivo si cabe en “Cave Painting”; en “Big Idea” suena como fanfarria triunfalista, y en “Epilogue”, en otra versión grandilocuente.
Un tercer leitmotiv destacado es la melodía de la canción “Shine Your Way”, escrita por Silvestri, Glen Ballard y los propios directores del film, Chris Sanders y Kirk de Micco, que interpretan Owl City y Yuna. Es un tema que de algún modo representa la luz como metáfora de futuro. Tenemos una versión instrumental en “Going Guy’s Way”, utilizada para una secuencia en la que vemos al grupo recorrer el territorio inexplorado gracias a las buenas ideas de Guy y con sucesivos gags. Suena a lo que podríamos llamar algo así como “pop tropical”, con guitarras, flautas, percusión y batería.
La misma melodía protagoniza uno de los momentos claves del film en “Star Canopy”, cuando Guy descubre el firmamento a los Croods desde la copa de un árbol. Los coros incrementan la majestuosidad de la escena, a la que siguen las cuerdas con la melodía de “Shine Your Way” y después la percusión caribeña, que repite el estribillo de la canción.
Otro de los tracks con esta melodía es “Grug Flips His Lid”, música que suena a orquesta de soft jazz de los sesenta, con su piano, metales con sordina, batería, contrabajo, bongos y demás parafernalia. Acompaña la divertida presentación de las “innovadoras” ideas de Grug.
La última parte de “Epilogue” también contiene este tema y, finalmente, tenemos otra versión instrumental en el últimó track del disco, “Cantina Croods”, que combina el sonido caribeño de la marimba y las maracas con el de mariachis trompeteros. Desde luego, todos estos tracks no son lo mejor de la banda sonora, pero le dan cierto colorido.
Más temas. En la segunda mitad del film y también asociado a la luz, al sol o a las estrellas como signo de brillante futuro, existe un motivo de cuatro notas –con respuesta de otras cuatro- que se escucha en varias pistas. Aparece en «Family Maze», “Star Canopy”, los inicios de “Cave Painting”, “Big Idea”, y brilla de forma especial hacia el tramo final de “Epilogue”, combinado con frases de la melodía de “Shine Your Way”. Es fácil de reconocer por su cierto parecido con aquel tema de El príncipe de Egipto que se escuchaba cuando Moisés abría las aguas del mar Rojo.
El fuego también tiene su leitmotiv. Flautas y cuerdas se unen creando una especie de danza asociada a la visión de las llamas que descubre Eep en su primer encuentro con Guy en “Eep and the Warthog”. Más adelante encontramos este tema en “Teaching Fire to Tiger Girl” y al inicio de “Fire and Corn”.
Como ya he comentado antes, el mickeymousing abunda a lo largo de toda la primera mitad de la cinta. Es el recurso más habitual en “Bear Owl Escape”, “Eep and the Warthog”, “Teaching Fire to Tiger Girl”, “Fire and Corn” –con referencia humorística a la Obertura 1812 de Tchaikovsky– o “Turkey Fish Follies”. El compositor deja patente su profesionalidad en este conjunto de piezas, sincronizando las distintas secciones de la orquesta para resaltar los aspectos cómicos de cada situación. Sin embargo, todos sabemos que por muy socorrido que sea, una sobredosis de mickeymousing puede con cualquiera.
Así que la solución propuesta por para poner música a otras escenas de acción y comicidad similares ha sido optar por estilos musicales diferentes que hagan del conjunto algo más variado. ¿Ejemplos? Ahí está la primera escena de acción, cuando los Croods se hacen con el desayuno del día en “Smash and Grab”. El tema se basa en la canción «Tusk», de Fleetwood Mac, acreditada a Lindsey Buckingham, miembro de esta famosa banda que la editó en su doble LP de 1979. Para la película, la música está interpretada por banda de metal y percusión, en concreto la USC Trojan Marching Band, proporcionando el sonido que acompañaría a un partido de fútbol americano universitario, que es la idea que precisamente quiere transmitir la escena.
El sonido ligero con percusión tropical de “Going Guy’s Way” puede ser otro ejemplo de recurso alternativo al mickeymousing, lo mismo que el soft jazz de “Grug Flips His Lid” o “Family Maze”, pieza para otra escena de transición en la que encontramos a la familia desperdigada por un laberinto de rocas. Tras un arranque lento, este track se basa en sonoridades sintetizadas y percusión electrónica que dotan de dinamismo a la escena y cierta grandilocuencia final que bien podría estar firmada por Vangelis.
En cuanto a temas de acción más sólidos, con menos uso de sincronizaciones musicales, son de destacar “Piranhakeets”, el circense “Fire and Corn” o el tramo medio de “Exploring New Dangers”, uno de los mejores tracks del CD, con la primera visión del paisaje selvático que tienen los Croods tras el derrumbe de su cueva.
Tal como dice el director Chris Sanders, “siempre he pensado que uno trabaja duro en este tipo de películas para hacer el 50 por ciento del camino y que después la música hace el otro cincuenta por ciento. Para nosotros es realmente el reino de la magia y la brujería, puesto que no se trata de adornarlo todo de forma bonita, sino que la música es la herramienta más poderosa que tenemos para contar la historia”.
“Hay momentos en The Croods y en un montón de películas en los que las cosas más importantes suceden cuando los personajes no hablan –añade-. Y esos son los momentos en los que un personaje cambia sus sentimientos”. La película contiene unas cuantas escenas de este tipo en las que la música de Silvestri es la encargada de expresar lo que no hacen las palabras.
The Croods, en conjunto, es una buena banda sonora, aunque probablemente no hay mucho que musicalmente pueda sorprender. El trabajo de Silvestri es más que correcto, indudablemente muy profesional y cumple a la perfección con el encargo. Da la sensación de que sus temas principales son algo convencionales, si bien también es cierto que no es este el tipo de película para innovaciones arriesgadas. No estamos ante la mejor partitura de Alan Silvestri, pero ello no es óbice para considerarla un trabajo notable.
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