El Código Bushido
Para quien no conozca la historia real de los 47, antes que nada, os hago un pequeño resumen de este hecho real acontecido en Japón que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una de las leyendas más importantes del país oriental.
Asano Takumi (noble japonés) fue insultado por Kira Yoshinaka, su maestro de protocolo durante una estancia en el palacio del Shogun. Asano le atacó, hiriéndole levemente. Sin embargo, al ser esto ilegal, en especial en el palacio, fue condenado a muerte. Al conocer la noticia sus servidores, conscientes de la ilegalidad de su venganza, realizaron un pacto secreto. Algunos renunciaron, sin embargo quedaron 47 samurais (ahora Ronin, samurais sin señor) que planearon una venganza MUY larga contra Kira, culpable de la sentencia a su señor. Kira, consciente del peligro, se protegió muy duramente durante un tiempo,durante el cual los 47 Ronin se separaron y fingieron ser vagabundos, borrachos, locos, monjes, comerciantes, etc. todo ello para que Kira «bajase» sus defensas al creer que no se vengarían.
Por ejemplo, Oishi Kuranosuke, cabeza del plan de venganza de los Ronin, abandonó a su esposa y a sus hijos, compró una concubina y comenzó a frecuentar burdeles. Un día, Oishi se emborrachó tanto que se durmió en la calle y un hombre de Satsuma le reconoció, le pateó y escupió por no tener honor para vengar a su maestro. Al saber esto, Kira se convenció de que no eran hombres de honor y decidió olvidarse del problema.
Uno de los 47 Ronin llegó a casarse con la hija del arquitecto de la casa de Kira para obtener los planos, el resto se familiarizaron con ella, haciéndose pasar por comerciantes. Tras una reunión secreta con Oishi, todos se juntaron y decidieron actuar. El 14 de diciembre de 1702 (en nuestro calendario), los 47 Ronin atacaron la casa de Kira. Divididos en dos grupos, acabaron con los guardias hasta encontrar a Kira, que fue presentado ante Oishi, y ofrecido a hacer Seppuku (Hara-Kiri, vaya). Al no responder, Oishi le cortó la cabeza con la daga con la que Asano, su maestro, había hecho su Seppuku. Con la cabeza en un balde se presentaron en la tumba de Asano, y después, se entregaron.
Se les consideró héroes y se les dio la opción de morir con honor y no como criminales. Así pues, se practicaron el Seppuku y fueron enterrados todos juntos en el Sengakuji, donde hay una estatua de Oishi y los nombres de los 47 Ronin.
Han sido bastantes veces las que la leyenda ha sido llevada a la pantalla, siendo las mas notables la dirigida por Kenji Mizoguchi en 1941 (Genroku Chûshingura) y la versión de 1962 realizada por Hiroshi Inagaki (Chûshingura). Ambas son grandes películas que cuentan bajo prismas muy distintos esta historia del Código Bushido.
La versión que nos llega ahora es el debut tras la cámara de Carl Erik Rinsch, que está apoyada en el reclamo de Keanu Reeves interpretando a un personaje sacado de la manga y en el añadido de elementos de magia y brujería que aportan espectáculo visual a la historia de los 47. Como he dicho antes, Reeves es el reclamo de la película, y aunque cumple sobradamente en su papel como el mestizo Kai, es Hiroyuki Shanada, estupendo en su rol como Oishi, el que lleva el peso de la película y, como debe ser, el verdadero hilo conductor de lo que significa esta historia.
Los elementos fantásticos no molestan ni estorban a la narración, si bien es cierto que la bruja interpretada por Rinko Kikuchi es la única que en verdad pega bien con la época y lo contado. Dichos elementos fantásticos estoy seguro de que son introducidos con el fin de atraer al máximo de público posible a las salas de cine. Así que, bienvenida sea dicha estrategia si sirve para que más gente conozca esta fantástica historia sobre la lealtad y el honor. Así pues, solo queda decir que La leyenda del Samurái (47 Ronin) es una buena película de acción que refleja un período épico (obviando lo fantástico) con bastante fidelidad y que homenajea claramente a esos sacrificados Ronin, gracias a su fortaleza visual y un intento narrativo lento pero seguro.
Mezclando fantasía y época musicalmente
Como en tantos otros proyectos, el baile de compositores ha estado al orden del día para esta película. Primero fue Atticus Ross el elegido, para más tarde ser Javier Navarrete la opción para poner la banda sonora a la historia y, finalmente, fue Ilan Eshkeri el que se quedó con muy poco tiempo de maniobra con la composición de 47 Ronin. Eshkeri no es novato en esto de componer para historias fantásticas ancladas a una determinada época (Stardust) con buenos resultados, así que para este film se puso el mono de currante y ha firmado una partitura solvente para lo que requiere la película.
En el track que abre el disco, «Oishi´s Tale», encontramos el tema principal del score, un heroico motivo de seis notas que escucharemos varias veces a lo largo de la partitura, así como instrumentos que protagonizarán la música compuesta por Eshkeri: el Taiko, un triste tema a violonchelo imitando al erhu, más flauta de bambú que refleja el amor de Kai y Mika, y que también aparece más adelante ejecutado de forma muy bella.
Muchos son los temas de acción que aparecen en esta banda sonora: «Tournament», con unas alegres secciones de cuerda y percusión a su servicio; «Kirin Hunt», tema de reminiscencias muy fuertes a Goldenthal; «Shrine Ambush», «Palace Battle» y «The Witch Dragon» son otros temas a destacar en cuanto a la acción, con una gran relevancia de los tambores en su interpretación. Aunque lo que más destaca en el conjunto es la composición para las cuerdas que en mi opinión es apabullante. Dentro de estos temasme ha llamado mucho la atención «Dutch Island Fugue», que comienza como una pequeña formación de cámara para acompañar una escena de persecución, pero que muy pronto se abre a la percusión y metales que acompañan magistralmente a la escena que protagonizan Oishi y Kai.
Entre tanta acción también encontramos temas pausados y tranquilos: «Assano Seppuku», una variación del tema de seis notas adjudiocado a Oishi con el chelo como principal instrumento; «Kira’s Wedding Quartet», con unas leves reminiscencias del chelo; «Mika and Kai», precioso tema para cuerdas y flauta de bambú, dulce y trágico a la par. O «Seppuku», donde una densa sección de cuerda da paso al tema de amor y al main theme de Oishi para conformar uno de los temas más destacados del score.
Así pues, si bien es cierto que 47 Ronin no nos muestra nada nuevo ni original en el mundo de las bandas sonoras, hay que decir que el trabajo de Eshkeri es de una unidad fuera de toda duda, persigue un fin y está al servicio de la historia. Todo un logro para los plazos tan cortos con los que contó el compositor británico para realizar este score.
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