Presentación Bueno. Una reseña de Jablonsky en la que no voy a meterme con Jablonsky. No os acostumbréis. La razón principal es porque entiendo que el compositor ha sido simplemente un elemento añadido que ha aportado su granito de arena y punto. Vamos, que sólo hay 14 minutos de trabajo suyo en los más de 65 minutos de banda sonora publicados. Pero quería mencionarlo porque me resultaba curioso que todo el mundo hable del compositor en esta banda sonora, cuando su labor es totalmente secundaria y para nada destacable. Sin embargo, ha sido como el reclamo entre los aficionados. Entendible sabiendo de su anterior relación con el director Peter Berg.
De todas maneras, Berg es un director tremendamente variable, no sólo en sus historias, sino también en la música que las acompaña. No es un director con un nombre fijo en las partituras de sus películas. Y en esta ocasión los responsables de la música son Explosions in the Sky, una banda de rock progresivo de Texas, similar en estilo a Sigur Ros o Mogwai. Uno más que se añade a la lista de grupos que están abriéndose un nombre entre la composición de bandas sonoras, como Atticus Ross, Arcade Fire y otros más provenientes del mundo del rock. Los cuales, además, ya han colaborado en varias bandas sonoras, como Prince Avalanche junto a David Wingo, y cuya música ya ha sido parte de anteriores proyectos de Berg como Friday Night Lights (película y series). Su estilo es el que conforma el sonido y el resultado de la música de Lone Survivor.
Nudo Entrando en la música, adelanto para los que no la hayáis escuchado que entra en la definición genérica de “música tópica de película moderna típica para este tipo de proyectos de acción realista”. Personalmente, entiendo que películas con este componente de acción y tensión tan marcado, películas que intentan hacer vivir al espectador ser parte de la aventura, hacen difícil a los compositores el poder hacer algo más que acompañar. Efectos especiales, de sonido, fotografía, etc., se convierten en la parte principal de la historia que estamos viendo.
Pero eso no debe servir de excusa ni para los directores ni para los compositores. Por un lado, a los directores les genera ese miedo al silencio. Ese “aquí tiene que sonar algo de música”, cuando probablemente el “silencio musical” puede ser la mejor aportación posible. Y por otro, a los compositores se les pone entre la espada y la pared, con la sensación de no saber decir que no al director (cuando no están también de acuerdo con él). Todo esto, independientemente de que el resultado final sea tremendamente impersonal y genérico. Esto último es lo que ocurre con Lone Survivor. Ya que el estilo naturalista de la historia de Berg hace que el acompañamiento musical sea completamente innecesario en gran parte de la película. La tensión y la acción están ya más que presentes en la película.
Filosofías aparte (que dan para hablar largo y tendido), la música para Lone Survivor es del estilo que denominaríamos atmosférico. He visto comentarios que la comparan con un proyecto anterior de Berg, de similares características, como era The Kingdom, y que fue compuesta por Danny Elfman. Pues ya adelanto que no es así. Elfman compone música con componentes de tensión, suspense y acción, claros y evidentes. Y aprovecha los pocos momentos que la película le permite, para acentuarlos y acompañar la misión de los protagonistas. En esta ocasión, Explosions in the Sky y Jablonsky prefieren mantenerse en un segundo plano creando un ambiente de fondo. Con escuchar el primer tema, “Warriors”, o temas como “Hunted” y “Gulab” ya os hacéis una idea de a que me refiero: puro ambiente. La mayor parte de la banda sonora se mueve en este estilo.
Es más, en toda la primera mitad de la partitura (más de 35 minutos, hasta “False Summit”) no ocurre prácticamente nada. No hay ningún tipo de evolución o desarrollo en la música. Explosions in the Sky utiliza una música de carácter marcadamente acústico, aunque incorpora guitarras eléctricas y distorsiones, que simplemente juega a subir ligeramente intensidad y tensión. Pero no de manera que nos ofrezca piezas cargadas de acción o excitantes. Es como si simplemente alguien manejase el dial de subir y bajar ligeramente la intensidad.
Dentro de lo que sería más tópico, es curioso que tratándose de una historia basada en hechos reales ocurridos a un grupo de militares, no juega de manera excesiva con la habitual percusión militar más que en un par de ocasiones como en el comienzo de “SEAL Credo / Landing”. Lo que sí hace, en uno de los momentos más destacados de toda la banda sonora, es introducirnos un tema más emocional. Reflejar el elemento humano, el honor militar, es lo que pretende “Waking Up”. Una melodía en guitarra acústica con un punto de melancolía y orgullo, que sirve de contrapunto al resto de la música y a las imágenes. Además, es una pieza que va ganando intensidad con entrada de teclados y batería, y que es la única pieza destacable en toda esa primera mitad de la banda sonora que mencionaba antes. Una pena que no haya ocasión de desarrollar o utilizar dicho tema en más ocasiones.
Además, nos encontramos con un motivo repetitivo a piano. Seis notas que aparecen en pares, y que aportan un punto de atención al resto de ambiente de la banda sonora cuando las escuchamos en “Checkpoints”, “The Decision” o “Set Them Free” y que es de lo poco llamativo que nos ofrece la música. Incluso la aportación de Jablonsky en esta parte, con “Goat Herders”, es básicamente ambiente impersonal. La única diferencia es su marcado carácter electrónico, frente al acústico de Explosions.
Afortunadamente la segunda parte parece ganar algo de interés. Y para los aficionados a las partituras ambientales pueda ser más interesante. “Murphy’s Ridge” parece darse cuenta de que es necesario algo de acción y desarrollo en la música. E intenta aumentar la intensidad, incorporando el motivo heroico principal brevemente. Lo curioso es que no utiliza la melodía escuchada al inicio, sino una variación. Música del mismo estilo, pero otra diferente.
A partir de aquí, la música parece recuperar algo de carácter y de fuerza. Las piezas son más breves, directas y puntuales. Con una sensación de algo más de acción y menos ambiente. “47 Down” o “Axe” son una muestra de lo que comento. A ver, no es un cambio en el estilo de la música, pero si es música con algo más que servir de puro tapiz de fondo a la película. En ocasiones incorpora una percusión de madera, que junto al sonido general, da un ligero ambiente a música del Medio Oriente. La palabra clave aquí es de nuevo “ambiente». Es una pequeña ilusión, porque no termina de ir más allá, pero al menos es algo más interesante. Valga de ejemplo, que el llamativo motivo de 6 notas, no vuelve a hacer aparición (por última vez) hasta “A Storm is Coming”. Prácticamente al final de la banda sonora.
En esta parte final, la música parece querer volcarse en el elemento humano de manera más clara. Busca una especie de resolución emocional de la historia. Lo cual hace que, al menos, este final termine siendo más interesante. Lo curioso es que en ningún momento retome el tema principal inicial para hacerlo. Si no que utilice música similar en estilo, pero diferente y no tan identificable como dicho tema. Por parte de Jablonsky, puedo entenderlo. Es “el invitado” en esta banda sonora, aunque si nos ofrece música con dicho estilo en “Lone Survivor”. Uno de los momentos destacados de la banda sonora. Pero se hace extraño, que Explosions in the Sky retome el estilo para concluir en la música de los créditos finales (“Never, Never, Never Give Up”), sin retomar su propio tema. Valga este detalle para reafirmar lo que comentaba en un principio sobre la personalidad y el fin de la banda sonora.
Desenlace Una banda sonora ambiental. Con pocos elementos de interés y que puede terminar haciéndose pesada, a menos que nos guste dicho estilo. Los aficionados al rock ambiental instrumental podrán disfrutar algo más de ella. Y Jablonsky parece simplemente aportar un pequeño grano de arena, pero poco más.
El resultado conjunto es el de una partitura tópica, actualmente, para este tipo de películas. Más efectista que efectiva y con poca personalidad. Pero además con muy pocos momentos que aporten algo que no hagan las imágenes o la historia. Es de los casos evidentes en que me plantearía si realmente es necesaria tanta música para la película. Los 20 minutos destacados hubiesen tenido más efecto que los 65 que finalmente tenemos aquí. Tal vez, lo valiente hubiese sido tomar esta decisión y no dejarse llevar.
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