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  The Secret Life of Walter Mitty

(La vida secreta de Walter Mitty)
Theodore Shapiro
     
Año:   2013
Sello:   Sony Classical
Edición:   Normal
Nº Tracks:   27
Duración:   48:26
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Introducción y epílogo:
Asier G. Senarriaga

Análisis corte a corte:
David Sáiz Bonastre

 
1. Walter Time (00:59) *
2. Building Rescue (00:49) *
3. Time & Life (02:14) *
4. Walter Sees Cheryl (01:11) *
5. Arctic Fantasy (00:36)
6. Paperclip (00:36)
7. Wallet (00:43)
8. Clue #1 (00:46)
9. Dangling Piano (00:35)
10. Clue #2 (00:59)
11. Ted vs Walter (01:23) *
12. Sixth Avenue (02:08) *
13. Button (01:28)
14. The Beckoning (01:48)
15. Pub Decision (00:53) *
16. Shark Attack (03:51) *
17. Into The Harbor (02:23) *
18. Eyjafjallajökull (03:58) *
19. Eruption (00:52)
20. Cup Reminders (04:43)
21. Skateboard Delivery (00:59)
22. Conan Cab (01:36)
23. You Finish His Work (02:31)
24. Afghan Trek (02:07) *
25. Quintessence (03:57) *
26. I’m Right Here (01:38) *
27. Stationary Cycle (02:43) *
 
* Mejores pistas.
 
 

«Walter Time»

«Afghan Trek»

«Stationary Cycle»

 


La capacidad de un Theodore Shapiro en estado de gracia para plegarse a todos los tonos, emociones, sentimientos y estados de ánimo del protagonista, para definirlos musicalmente de manera magistral, pasando del rutinario discurrir diario a las extraordinarias aventuras que en su mundo interior vive y que su mente crea, haciéndonos viajar con él y percibir su cambio interno a través de la evolución de la partitura. La música crece conforme Walter Mitty pasa a actuar en la realidad como durante toda su vida sólo había soñado. Y sin lugar a dudas, como eclosión extraordinaria de lo citado, la conclusión de la obra, desde “Afghan Trek” a “Stationary Cycle”. Si no es la mejor obra del 2013, poco, muy poco le falta.


Que no haya partituras tan completas, complejas, entregadas, pasionales y apasionantes como esta todos los meses.


Sin lugar a dudas, y por la capacidad de ponerte la piel de gallina cada vez que se escucha, el superlativo “Afghan Trek”. Conforme el protagonista asciende por las montañas para quizá encontrar al fin a O’Connell, y quizá su propia quintaesencia, la música explosiona y un épico crescendo nos hace a todos y cada uno de nosotros sentirnos Walter Mitty. Simplemente excepcional.

BSOSpirit opina

Nota media: 8

 
Ángel Aylagas (8), David Doncel (7), Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (10), Óscar Giménez (7), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (8), David Sáiz (9)
 

 
Conozca a Walter Mitty:
Life, Adventure & an Space Oddity
 

Ben Stiller, la comedia interior

altCuando asistimos a un film interpretado o dirigido por Ben Stiller tenemos una idea bastante preclara de lo que vamos a encontrarnos. En un porcentaje muy elevado apostaremos a que se trata de una comedia y, en un porcentaje aún mayor, a que contendrá acidez, sarcasmo y buenas intenciones de sus creadores, para que pasemos un rato divertido, y prácticamente en un 100% a que se le hará menos caso al film una vez visto del que debiera a su conclusión.

Y eso es porque la mayoría de los films del guionista, actor y director neoyorquino tienen más miga de la que aparenta su concesión a la diversión y al humor, más o menos desmadrado. Es por ello que Mr. Stiller está mucho más minusvalorado, pese a sus muchos y abundantes éxitos y la constante demostración de creatividad que sus films atesoran, de lo que debiera. Quizá sea porque no le toman/mos en serio, quizá porque él quiere mantenerse en ese limbo sin saltar al mundo de los premios y los reconocimientos varios, haciendo alguna concesión o embarcándose en supuestos proyectos más “serios”.

altLo que está claro es que muchos le agradecemos sus vis cómica, su aportación histórica al género de la comedia moderna, sus intentos de llegar más allá con sus cada vez más inteligentes y mejor acabadas obras como director (quien no recuerda los retruécanos y puyas a Hollywood, el racismo, la guerra y el merchandising de la enorme Tropic Thunder, o los míticos, a cada minuto que pasa más, diálogos verbeneros y abracadabrantes de Zoolander –que si no son clásicos ya, muy poco les falta-, su carisma de clase media y patetismo calculado en Algo Pasa con Mary, su homenaje a Paul Michael Glaser dándole un nuevo tono en Starsky & Hutch, sus reuniones de amigos hilarantes en films como Dodgeball -quien no se ríe cada vez que Stiller entra en plano en este film es porque viene de Venus, o su Ocean’s Eleven particular cómico en The Watch –Los Amos del Barrio-).

altSin embargo, en cada personaje, en cada situación y desarrollo, siempre encontramos una mirada personal, una sensación de identificación con el actor, aunque su personaje sea de lo más idiota, execrable, egoísta, infantil o puramente mundano.  Y es que vemos cómo es por dentro. Lo vemos porque el actor lo transmite en su interpretación, o su texto lo hace ver a la hora de ponerlo en imágenes. Observamos su mirada y sentimos lo que le pasa, nos reímos con él, incluso si lo hacemos de él nos sentimos culpables (¿por qué?, por su brillantez como actor diría yo), y asistimos al valor sanador de la comedia cuando mejor sienta esta, cuando los personajes que la crean están bien construidos, asistiendo a su comedia interior.

altY de ello somos testigos excepcionales en el mejor ejemplo hasta la fecha de los planteamientos que estamos comentando, con los sueños frente a la realidad de una vida monótona, y una concienciación y un cambio lanzándose poco a poco a la dura confrontación con la realidad hasta hacerse con ella, incluso a través de la fantasía, en este pequeño y excepcional trabajo, de título,

La Vida secreta de Walter Mitty.

Gracias Ben, ya estamos esperando con una sonrisa en los labios, la siguiente.

When Ben met Theodore, comedy finds its perfect match

altY como todo Sherlock necesita a su Watson, incluso en el mundo de la comedia, como colaborador desde hace más de una década, y repitiendo a lo largo de su carrera en múltiples ocasiones, tanto en sus trabajos como director, como en muchos de sus films como actor, tenemos a Theodore Shapiro y su innata brillantez para musicar la acción física y los toques Stillerianos, la comedia contenida, descerebrada, cerebral o más física con acrisolada perfección, convirtiéndose en un pequeño gran maestro del género, y encontrando precisamente -mira qué curioso- sus dos obras más conseguidas, inspiradas y brillantes, bajo los mandos de Ben Stiller en sus dos últimos films como director: Tropic Thunder, donde la emoción que conseguía y la épica que regalaba a las hilarantes escenas en pantalla, otorgaban a las mismas un extraño túrmix entre jocosidad y emotividad exacerbada, en perfecta sincronía con los deseos de sus director, y finalmente, su mejor partitura hasta la fecha, la extraordinaria, La Vida secreta de Walter Mitty, donde su talento para la creación de un leitmotiv inolvidable y un desarrollo temático emocional alcanza cotas de brillantez formal y artística como desde hace tiempo deseábamos para este compositor, al que llevábamos apuntando maneras, desde hace mucho mucho tiempo.

altCon la narración musical de la fantasía en que un humilde trabajador de una gran empresa editorial se resguarda de su falta de arrojo para buscar las aventuras con las que sueña cada día, Shapiro consigue la perfecta definición psicológica del personaje ya desde la primera nota, con ese ritmo de reloj que marca su inexorable rutina y apagado discurrir, definir su forma de ser y de enfrentarse al mundo, su avidez de aventura y su timidez a la hora de coger el toro por los cuernos, para lograr que su salto literal en muchos casos al mundo y a la realidad sea todo lo épico, legendario y sobre todo emocionante, que la historia necesita.

Descubran de la mano de Theodore Shapiro,
La Vida Secreta de Walter Mitty,
no tengo ninguna duda, de que lo van a disfrutar, y mucho.
Tres, Dos Uno, Ignición!!!
 

Walter Mitty, a Theodore Shapiro score & songs

altTheodore Shapiro nos regala sin duda uno de los mejores scores de 2013 en su nueva colaboración con Ben Stiller, con quien había trabajado en diversas ocasiones, tanto en su faceta de director (Tropic Thunder) como de actor (Along Came Polly, Starsky & Hutch o Dodgeball: A True Underdog Story), todas ellas partituras tristemente pendientes de edición). Su composición para esta nueva versión de las andanzas de Mr. Mitty es además una de sus mejores creaciones y un elemento dramático importantísimo en el film de Stiller.

El director abandona el sarcasmo y mala leche de sus películas anteriores (las superlativas Zoolander y Tropic Thunder) y nos ofrece un film blanco, amable, desvergonzadamente Capriano en su planteamiento, y la música por supuesto se ajusta a dicho planteamiento.

altNo descubrimos nada nuevo ni incurrimos en spoilers al comentar que el film muestra la rutinaria existencia del personaje central, Walter Mitty (Stiller), que sin embargo es poseedor de una rica imaginación, que le lleva a verse envuelto en situaciones de aventura, peligro y adrenalina a tope, a menudo provocadas por su amor hacía una compañera de trabajo (Kristen Wiig) o su odio hacía su superior (Adam Scott), encargado de desmantelar la oficina que publica la edición impresa de la revista Life. Sin embargo, la búsqueda de un negativo perdido del fotógrafo estrella de la revista (Sean Penn) que según este refleja la quintaesencia de la publicación y que debe ser la portada del último número, llevará a Mitty hasta Islandia o Afganistán, incluyendo temerosos saltos desde helicópteros, volcanes en erupción, caminatas interminables y hasta luchas a muerte con tiburones. Pero, ¿ha ocurrido realmente todo ello o hemos asistido en parte a otra de las fantasías en la mente del protagonista?  

altY es aquí donde la música de Theodore Shapiro tiene un papel primordial, en perfecta sincronía con las intenciones de Stiller. Si bien la frontera entre realidad y fantasía al inicio se nos muestra claramente definida, tanto a nivel visual como musical, a medida que avanza la película esa frontera será cada vez más y más fina, hasta diluirse por completo.

La rutina del protagonista se caracteriza por el compositor de Blades of Glory con un ritmo que emula las manecillas de un reloj. Ya desde el primer tema («Walter Time») se nos presenta este ritmo, matizado por flautas y dulcificado por el arpa, guitarras y la voz del cantautor José González (un elemento capital del score, de hecho en algunos temas recibe crédito de cocompositor). A medida que avanzamos en la composición el ritmo del reloj sintetizado se irá sustituyendo por instrumentos como el arpa, los vientos y, finalmente, el piano o la guitarra.
 

En la primera parte del score este ritmo solamente desaparece en los momentos en que el protagonista se abstrae en su mundo interior, separando así el mundo real del imaginario.

altAsí, en «Building Rescue» tanto visual como musicalmente se separan ambos mundos: Shapiro empieza el corte con el ritmo del reloj, que se va tornando en furiosa percusión a la que luego se unen los metales, en una fanfarria interrumpida de nuevo por el tic tac. En el film vemos como el protagonista, que se encuentra esperando el metro, de repente realiza un salto mortal al interior de un edificio en llamas para salvar del incendio al perro de su compañera de trabajo. Un brusco corte que nos devuelve a la estación del metro, nos muestra claramente que se trataba de una fantasía del protagonista.
 

altLa siguiente digresión del protagonista ocurre en las oficinas de la revista Life, saliendo literalmente de una de las reproducciones de portadas que se encuentran en el hall de la oficina, ataviado como un explorador del polo, al encuentro de su amada («Arctic Fantasy»). Aquí ya no tenemos al reloj enmarcando el paso a la fantasía, sino que nos trasladamos directamente a una paleta orquestal completamente distinta a la escuchada hasta el momento, dominada por las mandolinas y románticas cuerdas, aunque el crescendo final de estas es interrumpido nuevamente, si bien de manera menos brusca que en el caso anterior.

altEn «Ted Vs. Walter», la música electrónica y percusiva, a la que luego se une un impetuoso coro, ilustra la lucha entre el protagonista y su jefe, con un salto mortal a la Sexta Avenida de Nueva York; no muy distinta de las que Neo tenía con el Agente Smith o sus clones, y por ello Shapiro realiza un homenaje al universo musical de Matrix. Se trata de una pieza completa, sin interrupciones, aunque todavía es claro que nos encontramos en la mente del protagonista.

En «Button», se parodia el film de David Fincher, con un diminuto Ben Stiller cortejando a Kristen Wiig, y Shapiro aplica una música deliberadamente enfática, con la orquesta a pleno rendimiento.

El resto de temas de esta primera parte del score mantienen un tono similar, con el omnipresente ritmo del reloj, si bien destacando con diversos colores orquestales el cariño del protagonista hacía su compañera de trabajo (la voz de González en «Walter Sees Cherry») o la soledad del protagonista (la guitarra en «Sixth Avenue», momento que será de suma importancia para el desenlace del film).

altSe introduce también un rítmico tema que ilustra la investigación del protagonista del negativo extraviado («Clue #1″ y «Clue #2″), y que asimismo estará presente en el momento en que Mitty decida coger un avión destino a Islandia para buscar al fotógrafo Sean O’Connell y recuperar el mismo («The Beckoning», aún con el ritmo del reloj presente pero no de manera continua) punto de inflexión en el film y en el score.

El tema principal, sumamente maleable, preside la composición y lo iremos encontrando en diversas encarnaciones, al inicio con una instrumentación más sencilla y en la segunda mitad del score en versiones netamente sinfónicas como la maravillosa «Afghan Trek».
 

altEsta segunda mitad del score, se inicia con la tranquila guitarra entonando el tema principal en «Pub Decision», que acompaña la arriesgada decisión del personaje de Stiller de subirse a un helicóptero pilotado por un islandés ebrio.
 

La aparición del personaje de Kristen Wiig entonando el «Space Oddity» de David Bowie empuja al protagonista a efectivamente saltar dentro del helicóptero rumbo a una plataforma petrolífera. En este punto debe destacarse el excelente uso de las canciones que se hace en el film, en este concreto momento la aparición de este hit de David Bowie funciona a las mil maravillas desde el punto de vista emocional.

Volviendo al score, destacan los temas de acción, como «Shark Attack» o «Eruption», dominados por una frenética percusión, que ilustran las exageradas correrías del protagonista por el Mar del Norte y por Islandia.
 

También debe destacarse el uso de la guitarras, a cargo de Mark Copley,  el propio José González, entre otros, y la voz -y silbidos y palmas- de González en temas como «Into the Harbor» o «Eyjafjallajökull». El final de este último tema, con un majestuoso uso de las cuerdas, merece también ser resaltado.
 

De vuelta a la civilización, la relación de Mitty con su hermana (burbujeante Katryn Hahn) y madre (la legendaria Shirley MacLaine en una deliciosa composición), se ilustran en dos reposados temas, «Cup Reminders» y «You Finish His Work», este último con tono algo ominoso o místico (se nota en este punto, como en algún otro de la partitura, la intervención de Mel Wesson en el diseño ambiental de sonido), matizado finalmente por una intervención del tema principal algo más luminosa.

altUn golpe emocional al protagonista, en concreto relacionado con el personaje de Kristen Wiig, propicia una breve vuelta del ritmo del reloj («Conan Cab»), antes de que pasemos a la parte final del score, con el viaje del protagonista a Afganistán, de nuevo tras la pista de O’Connell.

altAllí, la música es protagonista del viaje de Walter, intercalando el director score (el ya citado corte «Afghan Trek», majestuoso) y canciones (una de ellas, «Step Out«, compuesta por propio Shapiro junto a Craig Wreden), para llegar a la parte final, del encuentro con O’Connell, en el tema «Quintessence», en el que Shapiro desarrolla un emocionado tema para la relación con el fotógrafo, que solamente había apuntado anteriormente y que aquí luce primero con protagonismo de la trompeta y posteriormente del coro.
 

El score se cierra con dos de los mejores temas del 2013 para quien esto escribe, el precioso «I’m Right Here», con el protagonismo de la voz de José González, cálidamente acompañada por el piano y la guitarra, finalizando con un sonido que se asemeja a la cuerda de un reloj, significado que todo (spoilercillo, no muy sorprendente la verdad) va a seguir bien para el protagonista.

El último corte del score, «Stationary Cycle», es un desarrollo del tema principal, con la base rítmica del reloj y los elementos habituales (voz, arpa, guitarra y saltarinas flautas) a los que se une un bello solo de violín y finalmente las cuerdas en su totalidad. Absolutamente delicioso.
 

altNo será la última composición de Theodore Shapiro que escuchemos en el film, pues en los créditos se incluye la canción «Stay Alive», cocompuesta por Shapiro y Ryan Adams e interpretada por José González, a partir del tema principal del score.

Comentar, finalmente, que el score de Theodore Shapiro ha sido editado en Europa por Sony, en un CD con 27 cortes y unos 50 minutos de duración y la compañía Universal Republic ha editado un más que recomendable disco con las canciones que aparecen en el film, incluyendo las dos cocompuestas por Theodore Shapiro, junto con otras de José González y su grupo Junip, además de otros artistas como Dirty Paws o Jack Johnson, y también se incluye el remix de «Space Oddity» usado en la película.

Y a los sones de las siguientes mágicas palabras:

“Ground Control to Major Tom
Ground Control to major Tom
Take your protein pills and put your helmet on
(Ten) Ground control (Nine) to major Tom (Eight)
(Seven, six) Commencing countdown (Five), engines on (Four)
(Three, two) Check ignition (One) and may gods (Blastoff) love be with you…”

lancémonos sin paracaídas en los brazos de la aventura, dejemos de soñar y saltemos sin miedo a un helicóptero en marcha, de allí al vacío de las gélidas aguas del Mar del Norte (donde por cierto, no abundan los tiburones, si ves una aleta, tranquilo, seguro que se trata de una marsopa), atravesando una ventana brinquemos hacia la Sexta Avenida de Nueva York, en una lucha épica inigualable con el jefe más cretino, trepa, pedante y viscoso que imaginar puedan, olvidemos el miedo atrás y hagamos skate en las pendientes de las lindes de un volcán a punto de entrar en erupción en Islandia (no me pregunten su nombre, que tendría que comprar vocal), para al final encontrar que lo que siempre habíamos buscado, estaba en nosotros, literal y figuradamente, y hallar todo aquello que anhelábamos, al alcance de nuestras manos, desde el principio…

“… Major Tom to Ground Control”.