Para los que aprecien las bandas sonoras en las que reina la melodía, la belleza y la emotividad esta puede ser una de las joyas del 2013, una de esas obras que sobresale muy por encima de la película para la que se ha hecho. Korzeniowski hace gala de una gran capacidad para crear música que llega a lo más hondo.
La propia película. Y también el uso de “Trooping with Crows” y “The Cheek of Night” como si fueran música diegética mal incorporada en la escena del baile.
Muchos. Desde los temas principales en “A Thousand Times Good Night” y “Come, Gentle Night”, hasta todo el clímax final con “Death Is My Heir”, las dos partes de “The Crypt” y el epílogo “Eternal Love”.
BSOSpirit opina
Nota media: 8,50
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (9), Ignacio Granda (10), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (8), David Sáiz (7)
El score de Abel Korzeniowski para la enésima revisión de Romeo y Julieta ha sido una de las más agradables sorpresas del 2013. El compositor polaco ha conseguido enganchar a gran parte de aficionados a la música de cine con un trabajo que destaca por su belleza melódica, un conjunto de temas de amor elaborados con detalle que sobresalen por encima de las imágenes.
La película es otro cantar. La historia de los inmortales amantes de Verona la hemos visto hasta la saciedad y uno se pregunta a quién se le ocurrió la necesidad de una nueva versión. La principal baza de esta producción británico-suiza-italiana dirigida por Carlo Carlei era su guionista. El nombre de Julian Fellowes –responsable de la serie Downton Abbey y ganador de un Oscar por Gosford Park– como adaptador del texto de Shakespeare fue lo que usó como reclamo, junto a algunos secundarios interesantes, como Paul Giamatti, Stellan Skarsgard o Damian Lewis. Pero la crítica la ha vapuleado inmisericordemente y en la taquilla ha cosechado un fracaso demoledor con apenas poco más de un millón de dólares de recaudación en Estados Unidos después de varios meses de exhibición.
Muchos decorados fastuosos, atractivas localizaciones, buen trabajo de vestuario, jovenzuelos con caras bonitas… Pero las actuaciones de los protagonistas son mediocres y la historia está narrada de manera empalagosa e irreal. De hecho, algún crítico escribe que se trata de la peor versión de una obra de Shakespeare que se ha visto nunca, que no es poco decir.
Para un amante de la música de cine, se trata de una de esas películas que uno ve únicamente por su banda sonora, un film del que en condiciones normales huiría. Se pueden citar bastantes ejemplos parecidos y todos nos hemos tragado auténticos bodrios fílmicos solamente para escuchar cómo se utiliza en ellos algún score sobresaliente de este o aquel compositor. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
La primera vez que escuché este Romeo and Juliet de Korzeniowski me pareció excelente. Las siguientes escuchas lo confirmaron. Tardé un tiempo en saber si otros aficionados compartían las mismas sensaciones o era una impresión solitaria que había pasado desapercibida a los demás. Pero poco a poco se ha ido confirmando que son muchos los que aprecian los valores de esta banda sonora. Las nominaciones y premios de los sitios especializados en música de cine la han reconocido entre lo mejor del año –Korzeniowski acapara seis candidaturas a los premios de la IFMCA-, no así los premios de cine en general, para los cuales el trabajo del polaco ha pasado sin pena ni gloria, como la propia película.
¿Qué tiene Romeo and Juliet para recibir estos elogios? Muy fácil: por un lado, melodía y belleza, algo que era habitual en la música de cine de varias décadas atrás y que sorprende por infrecuente en el cine actual. De ahí el reconocimiento que obtienen trabajos recientes como Summer in February, de Benjamin Wallfisch; Copperhead, de Laurent Eyquem; Stalingrad, de Angelo Badalamenti; Mandela: Long Walk to Freedom, de Alex Heffes; o El tiempo entre costuras, de nuestro César Benito. Y por otro lado, tiene calidad. Aunque hay esquemas que podrían considerarse relativamente sencillos, Korzeniowski los desarrolla con interesantes contrapuntos, con una orquestación exquisita y con abundantes crescendos emocionalmente intensos. A veces incluso demasiado.
Recordemos que James Horner fue el primer compositor involucrado en este film. Escribió el score y lo grabó, pero su trabajo fue rechazado. En la entrevista a Jim Henrikson que publicamos hace unas semanas, el editor musical de Horner califica la experiencia de “muy decepcionante” y menciona como motivos “desacuerdos con los productores y una decepcionante reacción durante los pases previos”. En su opinión la música “era muy bella y poco valorada”. La verdad es que es una historia que se repite a menudo. Los pases previos ofrecen una película mediocre y alguien cree que se puede mejorar únicamente cambiando la música. En cualquier caso, si algún día se edita el trabajo rechazado de Horner podremos comprobar su valor y podrá hacer comparaciones quien esté interesado en hacerlas.
Dada la situación, Abel Korzeniowski tuvo muy poco tiempo para escribir y grabar Romeo and Juliet. En ocasiones trabajar bajo tanta presión obliga a sacar lo mejor de uno mismo y este caso puede servir como ejemplo, añadiendo más mérito a su labor. En otros casos el resultado es un auténtico truño, pero los productores ya no tienen vuelta atrás.
Música para enamorados
Pero centrémonos ya en la banda sonora. Ya aviso que se destripan algunas cosas del argumento. Y es que si todavía queda alguien que no conozca la historia de Romeo y Julieta ya tiene suficiente delito…
El compositor construye varios temas que se repiten en alguna ocasión a lo largo del film, pero no están asociados a distintos personajes ni situaciones concretas. Podría decirse que el cuerpo central del material temático está formado por varios temas románticos para la pareja protagonista que, en función de cada escena y momento, desprenden mayor o menor grado de dramatismo, pasión, ilusión, esperanza o tragedia.
Hay dos que podríamos considerar principales del score. Si nos atenemos al que suena en el momento en que vemos sobreimpresionado el título de la película, el tema principal sería el que contiene el corte “Come, Gentle Night”, una preciosa melodía que comienza con piano y acompañamiento de guitarra y que crece progresivamente con la entrada del resto de instrumentos de la orquesta.
Es además el que se emplea en el film en la escena de cama de los protagonistas y que supone la consumación de su matrimonio secreto, y el que suena desgarrador en “The Cript, Pt. 1”.
Sin embargo, no es el que más se utiliza. Por lo tanto, si nos atenemos a la frecuencia de uso, el tema principal sería el que se expone en el segundo track, “Forbidden Love”, otro bello leitmotiv de tono dramático, con un punto desasosegador que ya nos insinúa que se masca la tragedia.
Este tema se utiliza en la famosa escena del balcón –“A Thousand Times Good Night»– en la escena final de “The Cript, Pt. 2” y tiene apariciones menos relevantes en “Wedding Vows” y “Eternal Love”.
De hecho, los dos últimos cortes citados contienen otro de los temas del score, un leitmotiv un punto menos dramático y más esperanzador que se reconoce por el uso de la voz solista femenina de Tamara Bevard y la respuesta del chelo. Se utiliza para la escena de la boda secreta y en el epílogo.
Otro tema romántico es el de “First Kiss”, que acompaña el primer encuentro de la pareja con notas delicadas de piano que evolucionan hacia un final orquestal completo, intenso y emocionante. Asimismo, aparece un par de veces la melodía de «Queen Mab», en una conversación entre Mercucio y Romeo y en la escena del funeral de Julieta.
Aparte de lo comentado, encontramos algún motivo que se repite en varios momentos del film, como es el de “From Ancient Grudge”. Se emplea, por ejemplo, en la escena del torneo inicial en la que se describe el odio ancestral entre Capuletos y Montescos, así como en forma de tema de transición tras las muertes de Mercucio y Teobaldo, antes de que los representantes de las dos familias se presenten ante el príncipe de Verona.
Sin orden pero con concierto
La presentación de los cortes en el disco no sigue el orden cronológico de la película –dichosa costumbre-. No obstante, este comentario corte a corte sí que sigue el orden en que aparecen en el film.
Lo primero que oímos es “From Ancient Grudge”, en la escena del torneo en el que compiten a caballo Mercucio y Teobaldo en representación de Montescos y Capuletos, respectivamente. Es un tema breve con cuerdas desbocadas que imprimen sentido de acción y aumentan de intensidad con el uso de glissandos de trombones, percusión y notas aceleradas del piano.
Finalizada la escena inicial, el título de la película se acompaña con una muy sucinta exposición del tema de “Come, Gentle Night”. Más adelante, Mercucio habla a Romeo de la reina Mab, un hada que visita a los enamorados. Es cuando suena la segunda mitad de “Queen Mab”, un tema de piano con acompañamiento de metalófono al que después se unen las cuerdas.
Para la escena de la fiesta en casa de los Capuletos, Korzeniowski introduce dos piezas reconocibles por el uso de la voz de Tamara Bevard. Se trata de “Trooping with Crows” y “The Check of Night” y tienen cierto aire “morriconiano”. El problema es que se pretende hacer ver que son la música que interpreta la orquestilla de la fiesta para que baile la gente. Es decir, como si fuera música diegética. Pero no dan el pego y causan una sensación extraña, como si la música no concordara bien con la escena. A pesar de que en su escucha aislada son buenos temas, creo que en el film hubiera sido preferible haber utilizado música tradicional de danza más adecuada.
En dicha fiesta se conocen Romeo y Julieta y se besan por primera vez en una de las salas del palacio. Es el momento de “First Kiss”, una pieza romántica que arranca suavemente con una melodía de piano que va progresando con la entrada de cuerdas y alcanza sus cotas de pasión más altas en el instante del beso, en el que no falta la entrada de timbales para dotarlo de magnificencia. Seguramente excesiva.
Una similar evolución es la que sigue “A Thousand Times Good Night”, uno de los highlights de esta banda sonora. A lo largo de casi siete minutos acompaña la escena del balcón donde se halla Julieta y al que trepa Romeo para declararle su amor. Una base de piano lo inicia lentamente. Las cuerdas lo acompañan hasta que toman la iniciativa con trémolos y una flauta desgrana las notas de la melodía que conforma uno de los temas principales. Más adelante es el chelo el instrumento solista que expone la melodía de forma emotiva. Una progresión ondulante de cuerdas evoluciona posteriormente y un violín repite la melodía de forma maravillosa, con arreglos de cuerdas y arpa. Poco después es el chelo solo el que desarrolla la progresión ondulante mientras los violines se encargan de la melodía. La pieza sigue su desarrollo acompañando la escena nocturna de los amantes y alcanza su máximo esplendor en el tramo final del corte con un gran crescendo. Todo un temazo.
El orden argumental nos lleva a “Wedding Vows”. Los trémolos de cuerda y los ligeros toques de arpa y metalófono proporcionan un aire cargado de magia que aumenta con la aparición de la voz femenina y el chelo, mientras un fraile casa en secreto a la pareja.
Tras ese instante, se introduce el tema principal –el de “Forbidden Love” que habíamos escuchado anteriormente en «A Thousand Times Good Night». Sin embargo, en el tramo final del corte escuchamos algunas entradas de cuerdas graves que suenan como amenaza. Corresponden a inserciones de imágenes de Teobaldo, que se prepara para batirse en duelo con Romeo mientras este retoza con su amada recién casada.
Se anticipaba la tragedia y llega en forma de desafío de Capuletos a Montescos. Tras la muerte de Mercucio, Romeo va tras Teobaldo en busca de venganza. Toda la escena corresponde musicalmente a “Fortune’s Fool”, pieza de acción en su primera parte que se sostiene en ostinatos de cuerdas, coros femeninos, desgarradoras notas de chelo, disonancias, percusión y trombones.
Mientras suena ese tema Romeo mata a Teobaldo y la música cambia hacia un adagio emotivo que incorpora finalmente de forma dramática las notas del tema de “Forbidden Love”.
Como tema de transición se vuelve a utilizar “From Ancient Grudge”, en una imagen que se ve a la gente contemplando los cadáveres de Mercucio y Teobaldo antes de que el príncipe de Verona decida desterrar a Romeo.
El siguiente corte en pantalla es “Come, Gentle Night”. Antes de partir hacia Mantua, Romeo visita de noche a Julieta. La música acompaña su escena de amor, con el piano protagonista al principio y progresando hacia la exuberancia –o hacia el orgasmo, según se mire- a medida que participa el resto de la orquesta.
El segundo corte del disco, “Forbidden Love”, suena en su despedida. Es una versión más reducida de “A Thousand Times Good Night” y, dentro de su belleza, contiene un sabor amargo, anticipando lo que está por venir. Como casi siempre en esta banda sonora, el desarrollo de la música progresa hacia la grandilocuencia.
El fraile amigo de Romeo urde el plan para que los amantes se reúnan, ofreciendo a Julieta un brebaje que la hará pasar por muerta. Cuando ella lo bebe es cuando escuchamos el primer corte del disco, “Juliet’s Dream”, una bonita y reposada pieza basada en el piano, al que se le une un violín y más tarde las cuerdas.
Más grave suena “Death Is My Heir” –el mismo tema de “Queen Mab”– cuando el cuerpo de Julieta es conducido a la iglesia en procesión. El piano lleva el peso de la música, pero la orquesta incrementa en el tramo final el tono solemne.
El plan sale mal cuando el mensaje que Fray Lorenzo envía a Romeo no llega a su destinatario. El joven parte hacia Verona a caballo al ritmo inicial de los ostinatos dramáticos de “Tempt Not a Desperate Man”. En la segunda mitad del corte el joven ya ha llegado ante la cripta donde se encuentra Julieta, pero para llegar a ella debe superar al conde Paris, a quien le dice aquello de que “no tiente a un hombre desesperado” antes de liarse a espadazos. Como era de esperar, la cosa acaba en adagio.
Tenemos a continuación “The Crypt, Part. 1” y “The Crypt, Part. 2”, piezas escritas para el clímax de la historia. Ambas tienen un evidente aire fúnebre y triste que se hace más patente en la primera con la entrada de coros elegiacos que otorgan una dimensión mágica al momento. La música es sobrecogedora, especialmente cuando entra la melodía de “Come, Gentle Night” con los violines mientras vemos a Romeo bebiendo el veneno ante el cuerpo de su amada presuntamente muerta.
Como todos saben –o deberían-, ella no está muerta. Su despertar y suicidio por amor corresponde a “The Crypt, Part. 2”, cuyo desarrollo inicial es otro adagio fúnebre con cuerdas y pasajes de violonchelo que desembocan en el tema de amor –el de “Forbidden Love”– que suena cada vez más resplandeciente. Musicalmente suena sensacional y los crescendos finales intensifican la emotividad de la escena.
Para acabar queda el epílogo, con una voz en off recitando las líneas de Shakespeare después de que Montescos y Capuletos hagan las paces y con imágenes de los dos cuerpos de los amantes, mientras el primo de Romeo une sus manos para regocijo de sensibleros. El tema es “Eternal Love”, versión de lo que antes habíamos escuchado en la escena de la boda, “Weddings Vows”.
Los títulos de créditos se acompañan con repeticiones de los dos primeros temas de la edición discográfica, «Juliet’s Dream» y «Forbidden Love».
En conclusión, diría que se trata de una banda sonora que no tiene desperdicio. Aunque hay unas piezas que son mejores que otras, el disco es disfrutable de principio a fin, con momentos de intensa belleza. Podría acusarse al compositor de mostrarse excesivamente grandilocuente, pero tengo la sensación de que eso era precisamente lo que se le pidió para intentar engrandecer musicalmente ciertas escenas. Si no es así, tal vez cabría considerar que algunas virtudes del score se convierten en sus propios defectos. En todo caso, esos crescendos quedan geniales en la escucha aislada. La música de Korzeniowski no ha podido salvar a una película mediocre. Si era lo que pretendían los responsables del film, deberían saber que eso no se consigue cambiando el compositor en el último momento. Pero sí que puede proporcionar grandes alegrías a los que disfrutamos con la música de cine. Y esta joya del compositor polaco es un ejemplo.
No hay comentarios