La perfecta estructura de la composición, proporcionando un desarrollo medido de sus temas hasta explotar en su conclusión con una bella y emotiva rendición final. Su tema principal y lo emocionante de su construcción, “Non-Stop”, el vibrante “Crash Landing”, y la belleza resolutoria de su “Epilogue”.
La dureza de sus pasajes de tensión buscando inquietar y agobiar al espectador/oyente a base de atmósferas intrincadas. Funciona perfectamente en el film, pero resulta quizá excesivamente duro en su escucha aislada.
Tres: el espectacular aterrizaje forzoso final, con especial atención para el imparable temazo que se marca John Ottman, “Crash Landing”; su posterior conclusión emocional, “Epilogue” con un magnífico desarrollo del tema central; y los títulos de créditos finales, “Non-Stop”, directamente antológicos.
BSOSpirit opina
Nota media: 6,43
Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (7), Óscar Giménez (7), Ignacio Granda (5), Juan Ramón Hernández (6), Jordi Montaner (7), David Sáiz (6)
Un thriller claustrofóbico con toque paranoico y varios giros de guión (esta vez en un avión)
Cuando el tema o premisa de un film puede señalarse en una sola frase con la coletilla «pero en un aeropuerto», «pero en un hipódromo», o como es este caso, «pero en un avión», ya sabemos dentro del género de acción a qué atenernos: variaciones y permutaciones sobre una situación imposible en la que un hombre corriente, honesto, pero con palpables defectos y pasado tortuoso, luchará contra el tiempo y contra el destino logrando efectuar un salvamento heroico, alcanzando finalmente la redención y el momentáneo final feliz.
En el caso de Non-Stop, subtitulada en España en un alarde de virtuosismo, Sin escalas (sic), el nombre de Liam Neeson encabezando el cartel ya nos deja bien claro por donde van a ir los tiros (justamente), y quién sacará las castañas del fuego a los atribulados personajes del film y salvará la situación en el último instante, esta vez. en un avión. Sin embargo, he de señalar que con Non-Stop encontramos dentro del género una propuesta más que satisfactoria, atractiva y endemoniadamente entretenida, un divertimento excitante y lleno de retruécanos formales para deleitar a todo cinéfilo que no para de preguntarse cómo demontre han rodado ese plano secuencia o han llevado a cabo ese movimiento de cámara en un espacio tan minúsculo. Y es a su director, el catalán afincado en los States, Jaume Collet-Serra, a quien le debemos cuarto y media de la enorme diversión, si olvidamos por supuesto, los gargantuescos agujeros de un guión que no resiste un análisis mínimo de coherencia en muchos de sus giros, porque se vendría bajo sin miramientos. No obstante, si no se analiza mucho ni se piensa en ello, da pie a una diversión de primera, y a un par de set-pieces de suspense y tensión notables y endiabladamente disfrutables.
Y es precisamente cuando nos referimos al citado subgénero de la acción claustrofóbica y vinculado a un escenario concreto, que en su día originara la mítica Die Hard, y a los scores para el mismo, cuando siempre surge el tópico de la crítica (negativa) a sus creaciones musicales, como algo repetitivo y ya escuchado con anterioridad y mejor, cuando esto no siempre es cierto. Sin ir más lejos, en el caso que nos ocupa no lo es. Obviamente, es así cuando las cosas se hacen mal, los productores no tienen interés en el apartado musical o el director no está interesado en que el film tenga una personalidad diferenciada gracias a una buena partitura. Esto suele suceder en muchos casos, pero hemos de dejar claro, que este no es uno de ellos.
La música de la tensión, gran tema principal, buena estructura y un score a la altura (nunca mejor dicho)
Jaume Collet-Serra confía en sus compositores, y tras una relación estrecha de trabajo con John Ottman, con quien lleva colaborando desde su estreno en Hollywood en House of Wax, pasando por sus scores para Orphan o Unknown, hasta llegar a Non-Stop –con el interludio de Goal 2 que le realizó Stephen Warbeck-, la música del los films del director español nunca fallan en servir de manera perfecta a las imágenes y en poseer una personalidad propia que las liga a cada film, y que evita el manido término de intercambiables.
Para Non-Stop, John Ottman nos presenta un tema principal poderoso, de rotunda y retentiva melodía, brillantemente expuesto en los títulos de créditos finales, aunque aparece como primer track del CD, “Non-Stop”, con una envolvente creación in crescendo que mezcla la orquesta con lo electrónico, en una amalgama de efectos, pero logrando la inmersión total del oyente y la emoción por lo que está a punto de venir, o en el caso del film, por las aventuras y peligros que se han disfrutado como espectador. Atentos a partir del 02:31 con la deliciosa conclusión de la pieza hasta explotar con un brillante juego entre cuerdas y electrónica.
Sin duda un brillante tema central, con personalidad y buen gusto que dota al film de un leitmotiv identificativo perfecto, y que durante la película se nos va desgranando a pequeñas gotas en temas como “Welcome to Aqualantic” o “Usual Suspects”, o de manera sutil y cuasi subliminal en “Damaged Goods”, para ir sumergiéndonos en una atmósfera asfixiante a base de percusión sintetizada, espacios sonoros soterrados e impoluto trabajo de orquestación para exacerbar el lado nervioso de cada espectador ante cada nueva complicación que la trama va disponiendo frente a nuestro protagonista.
Especialmente brillante en ese aspecto es la parte final del segundo tema del CD, “Damaged Goods”, para mediante una hipnótica percusión a modo de carillón desplegar el tema central de forma disgregada y parcialmente podría decirse, incluso fuera de tempo, para aumentar el desquicie y la sensación de desasosiego del personaje de Bill y de cada uno de nosotros asistiendo a su lucha interior. La plasmación más bella de dicho motivo y el descanso ante la constante intriga y suspense lo ofrecen la versión más melódica y emocional del tema central ofrecida en “Epilogue”, donde Ottman, con la aportación del músico adicional Edwin Wendler, logra resarcirnos de la tensión pasada con un satisfactorio cierre musical para personajes y partitura.
Sin embargo, donde la composición obtiene más importancia a lo largo de la trama es curiosamente donde menos se nota, lo cual es perfecto ejemplo de su eficacia, y es en las citadas escenas que ponen a los personajes al límite y especialmente al encargado de la seguridad aérea que encarna con solvencia un Liam Neeson en plenitud de facultades actorales. Es en temas como “First Text”, “Interrrogations”, “Message Received” o “Unloaded Weapon” donde Ottman y Wendler se desatan para generar la inquietud máxima y la sensación de que aquí y ahora todo puede pasar. La base electrónica, la percusión pautada, la oscuridad, los constantes cambios de ritmo (atentos en “Bathroom Discovery” a partir del minuto a la originalidad en el juego cuerdas, ostinato percusivo, sintetizador, para comprender el concepto trabajado para lograr esa inapreciable sensación de que todo puede suceder casi subliminalmente).
No todo es ahogo y oscuridad, no obstante, y las momentáneas rendiciones al motivo central otorgan algo de paz a la tensión reinante, destacando especialmente el oasis de esperanza entre la amenaza que subyace en el brillante “Reluctant Passenger/Blue Ribbon” antes de regresar al peligro acechante del muy explícito en su título, “F*** it”, por ejemplo, o el abracadabrante “Crash Landing”, uno de los tracks de la composición sin dudarlo un instante, en el mejor estilo del “Bishop’s Countdown” con el que creara escuela James Horner en su partitura para Aliens, temazo el que se marca John Ottman para el clímax del film, y uno de los momentos musicales por antonomasia en este 2014 que empieza.
John Ottman delivers one more time (with a little help by Edwin Wendler)
En resumidas cuentas, un excelente ejercicio de estructura musical y desarrollo pese a rendir constante pleitesía a las necesidades dramáticas de una trama que le obliga a plegarse a las atmósferas y la tensión frente a la exposición melódica de temas, y que cuenta con un gran tema principal y una labor muy notable en el apartado de música adicional de un compositor como Edwin Wendler que, tras las sobresalientes Escape y The Right To Love An American Family, nominada al Goldspirit en el apartado de Mejor Música para Documental en el 2013, entra en Hollywood con el mecenazgo de John Ottman en las grandes ligas de la música de cine. Te deseamos lo mejor para el futuro, Edwin, por ahora seguiremos disfrutando de tu trabajo junto a John Ottman en Non-Stop, y esperando tu nueva obra en solitario.
Edwin Wendler contesta para BSOSpirit sobre Non-Stop
-Hola Edwin, BSOSpirit: Lo primero de todo, agradecerte mucho que converses con nosotros acerca de tu trabajo con John Ottman para Non-Stop.
Edwin Wendler: ¡Muchísimas gracias por vuestro interés!
-BS: Has colaborado en varias ocasiones con John Ottman. The Losers, The Residen, y Unknown son ejemplos de ello. Por favor, ¿puedes compartir con nosotros cómo comenzó tu relación de trabajo con John y su evolución, desde llevar a cabo arreglos hasta crear la música adicional para Non-Stop?
EW: El primer proyecto en el que John quiso que me implicara fue un videojuego. Yo le hice llegar algunos tracks de mi score para Azureus Rising, los cuales convencieron a John de que poseía el tono ideal para el proyecto. John me envió algunos temas que había compuesto, pero entonces los productores retiraron la financiación para el desarrollo del juego y aquello nunca se hizo una realidad. El primero de los proyectos deJohn en el que finalmente trabajé fue The Losers. Los cineastas deseaban un score en la línea del sonido Bond, pero actualizado. Así que acabamos usando una especie de riffs retro con metales y sintetizador, lo cual fue realmente divertido. La película sufrió multitud de cambios, incluso durante las mezclas sonoras, y el editor de sonido Shie Rozow fue extremadamente colaborador, adaptando las piezas al film. Trabajé en unas pocas piezas también para The Resident y Unknown, y creo que John quedó satisfecho con la programación musical que llevé a cabo.
-BS: ¿Cómo desarrollaste tu trabajo para esta producción, y qué puedes contarnos de tu colaboración con John Ottman en la composición de Non-Stop?
EW: Non-Stop necesitaba un sonido complejo, principalmente electrónico, y estoy muy agradecido de que John me pidiera que concluyera su trabajo mientras él se encontraba tremendamente ocupado montando X-Men Days of Future Past. Estudié cuidadosamente todas las piezas de John con el objetivo de adaptarlas y desarrollar su material para escenas específicas. John y yo nos coordinamos a lo largo del proceso y su feedback fue siempre fantástico y me ayudó mucho.
-BS: Non-Stop significa la cuarta colaboración entre John y el director Jaume Collet-Serra. ¿Qué puedes decirnos del proceso de trabajo entre ellos concerniente a la partitura, y de su entendimiento a lo largo de la producción del film?
EW: Jaume confió en John para proveer a la película de un score clásico y evitar clichés. Los comentarios y anotaciones que obtuvimos fueron muy precisos, concernientes a momentos específicos de la trama y cómo mejorarlos. A veces necesitamos un giro en la música en ciertos instantes que quizá habían sido demasiado sutiles en una primera versión de la pieza. En otros casos, la música necesitaba ser más discreta, o más activa/nerviosa en su sonido.
-BS: El género de acción es un género, valga la redundancia, bastante complicado para el que componer, y si tú no presionas el botón correcto, creando un tema principal distintivo y una consistencia a lo largo de la composición y un desarrollo de temas, todo puede colapsarse fácilmente en un caos sin pies ni cabeza. Non-Stop evita clichés proveyendo de personalidad propia al score con un brillante tema principal y alcanzando rítmos y cadenzas energéticas y propulsivas a lo largo de sus desarrollos, lo que garantiza excitación y diversión durante todo el camino. ¿Fue la decisión de la estructura de la partitura consensual, o John te proporcionó las reglas básicas que seguir para alcanzar todos los puntos álgidos y tocar todos los ángulos adecuados con la música adicional?
EW: Fue ambas cosas: John me dio su tema principal y la paleta sonora con la que trabajar, así como sus piezas. Lo que quiera que yo desarrollara tras ese punto fue supervisado por John, y por supuesto, hicimos cambios con el objetivo de seguir las instrucciones tanto del director como del productor, Joel Silver. John es realmente maravilloso cuando trabajas con él: siempre constructivo y colaborador, ¡y realmente divertido!. En lo que respecta al material de acción, hay una fina línea entre mantener las piezas consistentes y dotar de variedad al conjunto. Las piezas deben siempre sentirse frescas, mientras al mismo tiempo deben sonar integradas como si todas pertenecieran a la misma película. En este caso, dí lo mejor de mi mismo para mantener siempre un elemento de familiaridad en proceso, tanto si es el pulso que proporciona un bajo o una progresión de acordes. En una pieza, una lenta, misteriosa línea de bajo del principio del film se convierte en un frenético riff de acción. No importa realmente si la gente se da cuenta de ello o no, incluso si sólo funciona subliminalmente, la música está haciendo lo que se supone tiene que hacer.
-BS: ¿Cómo estructuraste la música con John para desarrollar su tema principal a lo largo del score, dando a la composición su identidad para Non-Stop, hasta alcanzar todos los puntos de alta carga emocional con el sentido y satisfactorio cierre musical en “Epilogue”? , una ciertamente evocadora pieza con una estupenda adaptación melódica del tema principal, por cierto.
EW: ¡Muchas gracias por el cumplido, Asier!. El tema principal de John ciertamente se abre a diferentes adaptaciones. En el track del main title (escrito por John), se encuentra de forma pausada y fragmentado. En posteriores escenas expresa la soledad de Bill o una sensación de falta de esperanza. Mientras Bill intenta poner a los pasajeros de su lado, el tema va ganando en confianza en sí mismo, pero aún de forma tenue, escrito para cuerdas en un registro apagado. En la pieza “Epilogue” el tema se transforma para expresar resolución, un desenlace a todos los niveles. Para los End Credits, John deseaba combinar el tema principal con un ritmo conductor similar al de la música de los End Credits de Blade Runner, de Vangelis. La música en el temp track poseía un sabor a Indie rock en su desarrollo, así que hice lo mejor que estuvo en mi mano para combinar todos esos elementos y dar a los End Credits una estructura de rondó (pieza musical con tres variaciones consecutivas sobre un mismo tema) para unir las diferentes secciones juntas y para dar a la audiencia una versión memorable del tema central mientras abandonan el cine.
Agradecimientos especiales a Peter Hackman y Victor Kaply.
Edwin Wendler answers BSOSpirit about Non-Stop
-Hi Edwin, BSOSpirit: First of all, thank you so much for talking with us about your work with John Ottman for Non-Stop.
Edwin Wendler: Thank you so much for your interest!
-BSOSpirit: You have collaborated several times with John: The Losers, The Resident, and Unknown being examples of that. Please, share with us how your working relationship with John started and the evolution of it from arranging to creating the additional music for Non-Stop.
EW: The first project that John wanted to involve me in was a video game. I submitted some tracks from my Azureus Rising score, which John felt had the right vibe for the project. John sent me some themes he had composed but then the producers pulled the plug on the development of the game, and it never happened. The first of John’s projects I actually worked on was The Losers. The filmmakers wanted an updated James Bond sound, so we ended up using somewhat-retro brass riffs and synths which was a lot of fun. The picture went through a lot of changes, even during the dub mix, and music editor Shie Rozow was extremely helpful adjusting the cues to new picture. I worked on a few cues on The Resident and Unknown, and I think John responded well to the programming I did.
-BS: How did you develop your work for this production and what can you tell us about your compositional collaboration with John Ottman for Non-Stop?
EW: Non-Stop needed a complex, mostly electronic sound, and I am very grateful that John asked me to finish his work while he got very busy editing X-Men: Days of Future Past. I carefully studied all of John’s cues in order to adapt and develop his material for specific scenes. John and I coordinated throughout the process, and his feedback was always fantastic and very helpful.
-BS: Non-Stop is John’s fourth collaboration with director Jaume Collet-Serra. What can you tell us about the process concerning the scoring between them, and their understanding through the film’s production?
EW: Jaume trusted John to provide a classy score and to avoid clichés. The comments and notes we got were very precise, about specific moments in the story and how to improve them. Sometimes, a shift in music needed to occur in certain spots which may have been too subtle in the first version of the cue. In other cases, the music needed to be more understated or more active/nervous-sounding.
-BS: The action genre is a particularly tough genre to score for, and if you don’t press the correct button, creating a distinctive main theme and a consistency throughout the composition and a development of themes, all can collapse easily in an amalgamated mess. Non-Stop avoids clichés by providing a personality on its own with a brilliant main theme and achieving energetic and propulsive rhythms and cadenzas through its developments that guarantee excitement and fun all the way. Was the decision of the score structure a consensual one, or did John give you the guidelines to follow to reach all the high points and touch all the right angles with the additional music?
EW: It was both: John gave me his main theme and sound palette to work with, as well as all his cues. Whatever I developed after that point was supervised byJohn, and of course, we made changes in order to address notes from the director and from producer Joel Silver. John is really wonderful to work with: always constructive and helpful, and truly funny! Regarding the action material: There is a fine line between keeping the cues consistent and providing variety. The cues should always feel fresh while at the same time sounding like they all belong to the same movie. In this case, I did my best to always keep an element of familiarity going, whether that’s a bass pulse or a chord progression. In one cue, a slow, mysterious bass line from early in the movie becomes a fast-paced action riff. Getting maximum mileage out of minimal material is something I have always admired in music. It doesn’t really matter whether people notice or not; even if it only works subliminally, the music is doing what it is supposed to do.
-BS: How did you structure the music with John to develop his main theme through the score, giving the music its identity for Non-Stop, until filling all the high emotional points with the heartfelt and satisfying musical closure in“Epilogue”? – a certainly haunting cue with a terrific melodic adaptation of the main theme by the way.
–EW: Many thanks for the compliment, Asier! John’s main theme certainly lends itself to different adaptations. In the main title track (written by John), it is slow and fragmented. In later scenes, it expresses Bill’s loneliness or a sense of hopelessness. As Bill tries to get the passengers on his side, the theme becomes a bit more self-assured but still subdued, written for strings in a low register. In the Epilogue cue, the theme transforms into an expression of resolution, a denouement of sorts. For the end credits, John wanted to combine the main theme with a motor rhythm similar to the Blade Runner end credits music by Vangelis. The music in the temp track had an indie rock feel going on, so I did my best to combine all those elements and give the end credits track a rondo-like structure to tie the different sections together and to give the audience a memorable version of the main theme as they are leaving the theater.
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