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  Dawn of the Planet of the Apes

(El amanecer del Planeta de los Simios)
Michael Giacchino
     
Año:   2014
Sello:   Sony Classical
Edición:   Normal
Nº Tracks:   19
Duración:   77:21
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Javier Palomino Revilla

 
1. Level Plaguing Field (02:21)
2. Look Who’s Stalking (02:35)
3. The Great Ape Processional (04:34)
4. Past Their Primates (01:57)
5. Close Encounters of the Furred Kind (04:38)
6. Monkey to the City (01:16)
7. The Lost City of Chimpanzee (03:46)
8. Along Simian Lines (05:04)
9. Caesar No Evil, Hear No Evil (02:27)
10. Monkey See, Monkey Coup (05:12)
11. Gorilla Warfare (07:37)
12. The Apes of Wrath (04:28)
13. Gibbon Take (02:55)
14. Aped Crusaders (03:26)
15. How Bonobo Can You Go (05:42)
16. Enough Monkeying Around (03:35)
17. Primates for Life (05:42)
18. Planet of the End Credits (08:56)
19. Ain’t That a Stinger (01:10)
 
 

«The Great Ape Processional»

«Gorilla Warfare»

«Primates for Life»

 


El doble sentido de los títulos de los tracks, cómo Giacchino mantiene su sello intacto, el buen uso narrativo de los temas, especialmente el ostinato de Koba por su evolución, y por supuesto, ese motivo final que cierra de manera espectacular la película.


Que cada trabajo nuevo de Giacchino podría empezar a resultar fácilmente comparable con sus trabajos anteriores.


“The Great Ape Processional”, “Close Encounters of the Furred Kind”, “Primates for Life” y “Planet of the End Credits”, por recopilar los motivos fundamentales de todo el score.

BSOSpirit opina

Nota media: 7,50
 
Rubén Franco (6), Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (7), Ignacio Granda (9), Juan Ramón Hernández (6), Antonio Miranda (7), Javier Palomino (8)
 

 
Giacchino rinde homenaje a Goldsmith
 

«Supe enseguida que quería asimilar el estilo experimental que mi héroe Jerry Goldsmith escogió para la película original, encontrando mis propios sonidos de interés. El amanecer del planeta de los simios es una historia extremadamente conmovedora sobre la tolerancia y sobre cómo lidiamos con los demás como sociedad. Sabía que debía tratar ese subtexto con gran respeto y dignidad. Confío en haberlo conseguido, haciendo honor al mismo tiempo al sonido original de Jerry» (Michael Giacchino)

altLo primero que uno siente cuando la película de Matt Reeves abre (y cierra) con ese primer plano de los ojos de César y comienzan a surgir las primeras notas que tan importantes se hacen en los primeros minutos del largometraje, es que Michael Giacchino realmente ha querido tener muy presente la composición de Jerry Goldsmith en su último trabajo, como bien explica. Ciertamente, no estamos ante el nivel experimental al que recurrió el maestro en la película original de Franklin J. Shaffner, que lo era y mucho, especialmente para entonces. Pero sería de ilusos no reconocer ese homenaje que reconoce Giacchino en un trabajo que se apoya fundamentalmente en el uso de la percusión desde un concepto tribal, casi primitivo y en ocasiones abstracto, alternando música de ambientación y narratividad melódica con buen pulso y equilibrio.

Ya en su día a un servidor le pareció curioso cómo Giacchino hacía uso de este tipo de música en uno de sus trabajos más ineludibles para televisión, el que hiciese hace unos años con Perdidos, cuya premisa bien podría heredar en cierta manera muchos aspectos de la de los simios, en cuanto a personajes abandonados, confusos, el autodescubrimiento, el misterio en mitad de una jungla, esos “otros”, las paradojas temporales, y en general la ambientación pura y dura.

altEl trabajo de Giacchino se podría desglosar en dos vertientes instrumentales. Por un lado, destaca la composición para percusión, como ya hiciese en los casos de Lost y John Carter, especialmente, así como en algunos de sus trabajos para la saga de videojuegos Medal of Honor. En una vertiente más melódica, también recuerda a lo mejor de Lost y  John Carter, y se añade a las referencias el caso de Super 8, cuyos temas prinicipales y más épicos se asemejan especialmente al que denominaremos de ahora en adelante el tema de César y su comunidad de simios.

altA modo de anécdota, no sobra contar que para El amanecer del planeta de los simios Giacchino ha contado, como ya contó a la hora de musicalizar John Carter, con Emil Richards, percusionista conocido en el mundo de las bandas sonoras por haber trabajado en la grabación de más de un millar de composiciones para cine y compositores de la talla de John Williams, Lalo Schiffrin o el maestro Jerry Goldsmith. Y es que, de hecho, Richards ha estado presente en todas y cada una de las películas de la franquicia derivadas de El planeta de los simios, incluyendo, por supuesto, la original de Jerry Goldsmith de la que posteriormente bebería el resto. Aún más curioso resulta encontrarse con que el último track del score editado, titulado “Ain’t That a Stinger”, se trata en realidad de una composición de Griffith Giacchino, que resulta ser el hijo del compositor y que ya apunta maneras…

Música de la vieja escuela

altGiacchino tiene la gran capacidad de emocionar con composiciones no excesivamente complejas, y de hecho en ocasiones puede llegar a abusar de ostinatos reiterativos y piezas poco elaboradas. Es decir, se le ve venir a la hora de usar ciertos trucos que le funcionan bien. Sin embargo, me atrevería a decir que no existe composición suya que no tenga un mínimo trabajo narrativo en su construcción, incluso el menos relevante de los que acumula. Por supuesto, el caso que nos ocupa no es diferente en este sentido. Además, si Michael Giacchino resulta único y sobresale entre otros compositores actuales es porque casi siempre logra un sonido que conecta con cierto clasicismo de la vieja escuela de los ochenta y los noventa fusionado con la aportación de su época y estilo, convirtiéndose en culpable de que las películas en las que interviene recuperen de alguna forma el aroma de ese cine con el que algunos crecimos y que fue verdadero auge de la industria hollywoodiense.

altCuando la gente hablaba de la nostalgia que provocaba Super 8 no caía en la cuenta de que el gran culpable de producir ese sentimiento era el propio Giacchino con muchos aspectos de su música, diría que mucho más que la realización de J. J. Abrams. En el caso de El amanecer del planeta de los simios, Matt Reeves recupera, por suerte y para nuestro deleite, un esquema más clásico que, pese a funcionar mejor, no se deja ver en exceso en las últimas oleadas de blockbusters. Michael Giacchino es quien añade la guinda al pastel con su música y contribuye en cierta medida a la reformulación del género. Aunque manteniendo las obvias distancias, hay muchas ocasiones en las que la película de Reeves recuerda a las dos primeras entregas de Jurassic Park.

Desgranando el score

altPara tratarse de un blockbuster veraniego, Matt Reeves demuestra ser muy valiente a la hora de plantear unos primeros veinte minutos de película sin diálogos hablados.  En este caso, es la música y los gestos lo que actúa como lenguaje oral durante los primeros minutos del metraje. Los simios conversan y la película, de hecho, comienza con una motivante secuencia de acción. Sólo la música y las interpretaciones enmascaradas en una logradísima integración del CGI (resulta increíble el nivel de calidad digital al que se ha llegado) llevan el peso de la película en estos primeros momentos, así que el trabajo de Giacchino sale a relucir de una manera aún más particular por esta razón, se convierte en un personaje más y contribuye a dibujar los conceptos en los que se apoyan los conflictos de la historia.

Percusión tribal, cuerdas y ostinatos sobresalen en un score cuya estructura podríamos dividir en tres líneas temáticas principales para hacer su análisis más ordenado: César y su comunidad simia, Koba como antagonista y detonante del conflicto, y los humanos y su decadencia como especie, representada en la familia protagonista. Tres motivos que encontramos perfectamente recopilados en el que podría por tanto ser de los mejores tracks, “Planet of the End Credits”, el que corresponde a los créditos finales de la película.

El último resquicio de humanidad

altEste motivo inaugura el score (“Level Plaguing Feld”) sirviendo de apoyo narrativo al prólogo de la película, que enlaza con el epílogo de la anterior entrega en los créditos donde se explicaba la expansión descontrolada del virus. Giacchino se sirve de esta secuencia para introducir un tema que después usará como representativo de la trama de la familia protagonista. En esta saga, y de manera especial en esta segunda entrega, queda claro que los simios son los personajes importantes, y no los humanos, que siempre quedan relegados a un segundo plano. De hecho, ambas películas finalizan con el humano retirándose, como pasándole el relevo de la civilización a César y el resto de simios. Y es que es su historia la que nos ocupa. De ahí que también a nivel musical el tema de los humanos tenga menor relevancia.

altCon una sencilla de piano apoyada en una base de arpas y violines, se trata de un tema que denota un fuerte signo de interrogación, una tremenda incertidumbre por el futuro de la humanidad al mismo tiempo que una especie de esperanza disfrazada de nostalgia por una civilización que ya se sabe condenada al olvido. Precisamente es este el gran peso que se cierne sobre los protagonistas humanos, de una manera más drástica en el personaje de Gary Oldman, quien realmente sufre por haber perdido tanto y añora sus días pasados como padre de familia.

Además de en el primer track, lo escuchamos desarrollado como una variación con viento metal de tono militar y casi patriótico en “Close Encounters of the Furred Kind” y de nuevo con arpa y piano potenciado con cuerdas en “Along Simian Lines”, donde a partir del minuto 02:50 se produce una sutil fusión con el tema de César y su comunidad.
 

altEl momento cumbre de este motivo, con una variación mucho más dramática y épica lo escuchamos en el track “Gorilla Warfare”, el que acompaña el primer ataque de Koba y sus sicarios al poblado humano. La melodía se desarrolla con la orquesta y los coros mientras un golpe de disonancias a base de viento metal y cuerdas rompe de manera drástica la armonía en un caos desesperanzador de violencia sin sentido.
 

La familia de César: realidad o utopía

alt“The Great Ape Processional”, quizá uno de los mejores temas del score y el que más recuerda al trabajo de Giacchino en Perdidos, introduce poco a poco lo que se consolida como el leitmotiv de César y toda su comunidad de simios, un proyecto de futura civilización al que aspira con cada decisión que toma. Con una intención claramente fundacional y aspiracional, se presenta por primera vez de manera épica para introducirnos en la pequeña civilización que ha creado César desde cero. Realización de Reeves y música de Giacchino confluyen perfectamente a la hora de dibujar el concepto que César defenderá durante toda la película.
 

altEsta constituye la primera de tres partes que componen este track. Al tema principal le sigue una especie de variación más rítmica, y a esta una serie de sonidos de percusión metálica que acompañan el parto del nuevo hijo de César, el símbolo más claro de lo que el simio intenta crear en su comunidad. Por último, Giacchino recupera el tema principal en piano.

El tema de César y su familia lo volvemos a escuchar en el siguiente track, “Past Their Primates”, así como en “Monkey See, Monkey Coup” de una manera más íntima.

Koba, el personaje tóxico

altLo que comienza como un tema que refleja desconfianza por parte de los simios hacia los humanos no tarda en convertirse en el reflejo de un conflicto para finalmente consolidarse como el leitmotiv de Koba, el brazo derecho de César y desde la mitad del metraje su antagonista y peor enemigo. Se trata de una frase musical a base de seis notas repetidas en ostinato, al principio de fondo y poco a poco más en primer plano como un motivo musical con vida propia que evoluciona a lo largo del conjunto.

Lo escuchamos por primera vez en otro de los tracks más destacados del score, “Close Encounters of the Furred Kind”, no sólo por su original título homenaje a la película de Spielberg (lo de los títulos con doble sentido ya es un divertido sello habitual en todos los trabajos de Giacchino) sino también por lo que aporta narrativamente.

Giacchino vuelve a sacar las baquetas y utiliza una percusión muy abstracta. Se trata de una ruptura del equilibrio y la armonía presentados hasta ahora a través del tema de César. Ante la llegada de los humanos, la armonía musical se aliena y el conflicto entra en juego. Tras un diálogo de tensiones articuladas en un  juego de disonancias a base de percusión y cuerdas, finalmente entra por primera vez el tema del conflicto.
 

altEl motivo, que actúa como una especie de latido que bombea la inestable sangre de Koba, va evolucionando como el que más a lo largo del score, de la misma forma que evoluciona el rencor que va envenenando a Koba hasta convertirse en  líder totalitario de la comunidad simia. Esta evolución se percibe perfectamente si escuchamos tres momentos bien diferenciados. El  primero corresponde a una versión en adagio del leitmotiv en el track “Monkey to the City”, cuando Koba, aún al servicio de César, comienza a dudar al espiar a los humanos en su ciudad.
 

Su envenanimiento adquiere su punto de no retorno en el track “Monkey See, Monkey Coup” (de nuevo jugando con los dobles sentidos en el título), que se corresponde con la traición de Koba a César y toda la comunidad en su intento de culpabilizar a los humanos de su asesinato y motivar a los simios a rebelarse.
 

Por último, lo escuchamos en todo su esplendor dramático y desarrollado claramente justo al principio de “Gorilla Warfare”, a modo de grito de guerra, y al término del track “The Apes of Wrath”, donde Koba ya ha alcanzado su punto máximo de poder y transformación.
 

“Primates for Life”

altCon muy buen criterio se dedica a tejer Giacchino el score para El amanecer del planeta de los simios partiendo de estos tres temas principales en torno a los que construye todo el conjunto. Un conjunto más que respetable al que pone el broche de oro un motivo más que tan sólo aparece una vez al final del track “Primates for Life”. Y podemos pararnos a imaginar con qué intención. Nos encontramos de nuevo ante una frase musical fundacional, de reinicio, de evolución, de movimiento hacia algo más. No en vano Giacchino vuelve a mostrar minutos antes el motivo de César y su comunidad de simios, previamente a presentar este tema al final de la pista: no hay duda de que comienza una nueva etapa para los simios y, aunque esta especie de himno fundacional pone fin a la película, también actúa como el inicio de algo totalmente nuevo, un desafío, un reto al que César mira a los ojos sin miedo. En un crescendo épico de cuatro frases, el precioso conjunto armónico creado por Giacchino asciende entre orquesta y coros hasta adquirir todo su esplendor y derrumbarse en tres potentes golpes finales que ponen los pelos de punta.