1. «All That Is or Ever Was or Ever Will Be»(01:35)
2. Halley’s Efforts (02:57)
3. The Speed of Light (03:01)
4. Physical State of the Stars (03:17)
5. Ibn Al-Haytham (02:10)
6. The Way We Live Now (03:03)
7. The Lead Hearing (03:34)
8. August, 1684 (03:31)
9. The Rules of Science (03:05)
10. Mo Tze (02:28)
11. He Broke Through the Walls of Heaven (02:51)
12. The Ultimate Green Power (04:51)
13. Endless Searching (04:01)
14. Halley’s Comet (02:54)
Duración: 43:18
Volumen 4
1. The Pale Blue Dot (03:25)
2. Duck Soup? (03:56)
3. Pat Patterson (03:07)
4. 4.5 Billion Years Old (04:11)
5. Sifting the Stars (04:10)
6. Stellar Atmospheres (04:35)
7. What About Us? (02:24)
8. Adaptable Species (02:26)
9. Paris, 1878 (02:38)
10. Once There Was a World (03:57)
11. Islands of Light (02:02)
12. Sacred Searching (01:23)
13. Cosmos: A Spacetime Odyssey – DVD End Credits (02:31)
Duración: 40:45
Tema de Carl en «Cosmos Main Title»
Tema del viaje en «Our Journey Is Just Beginning»
Tema de la inmensidad en «Islands of Light»
El concepto global de la obra y su carácter emocional, que tanto nos lleva de viaje por el universo a través de melodías espectaculares como nos hace reflexionar mediante delicados temas introspectivos. Más de dos horas y media de música representan uno de los trabajos más ambiciosos y acertados de Alan Silvestri.
Algunos temas electrónicos no ofrecen la sensación de que el compositor se desenvuelva demasiado bien en este terreno, incluso a veces suenan anticuados. La corta duración de los plazos para tener la música de cuatro episodios en menos de un mes puede haber sido la causa de optar por la música sintetizada para rellenar algunas escenas. No obstante, también hay que destacar que algunos cortes electrónicos están muy conseguidos y suenan fantásticamente bien, entre ellos “The Eye” o “4.5 Billion Years”.
Hay muchos momentos en los que la música brilla de manera especial. Del primer volumen me quedo con “Cosmos Main Title” y “Giordano Bruno” y “Our Journay Is Just Beginning”. Del segundo, “S.O.T.I.” . Del tercero, el sobresaliente “Halley’s Comet”. Y del volumen final, unas cuantas joyas: “Stellar Atmospheres”, “Once There Was a World”, “Islands of Light” y “Cosmos: A Spacetime Odyssey – DVD End Credits”.
BSOSpirit opina
Nota media: 8,22
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (9), Rubén Franco (9), Asier G. Senarriaga (8), Óscar Giménez (9), Ignacio Granda (7), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (9), David Sáiz (7)
Carl Sagan fue uno de los más populares divulgadores científicos del siglo XX, fama que se ganó –merecidamente- con la magnífica serie televisiva Cosmos (1980), con la que varias generaciones de espectadores aprendieron a través de la pequeña pantalla nociones básicas no únicamente de astronomía sino también de física, química o biología… Ciencia con mayúsculas, en definitiva. Y por si fuera poco, con música de Vangelis.
Treinta y cuatro años después nos ha llegado una revisión de aquella serie, ahora producida por Seth MacFarlane y que ha contado para su guión y dirección con la viuda de Carl Sagan, Ann Druyan. En esos 34 años se han producido grandes avances y descubrimientos científicos que hacían necesaria una revisión, aunque también se ha visto que bastantes de las predicciones que hizo en su día el propio Carl Sagan en su serie hace más de tres décadas no iban demasiado desencaminadas.
El sentido del humor de Seth MacFarlane gustará a unos y hará rechinar los dientes a otros. Pero, aparte de su interés por la divulgación científica, hay que descubrirse ante su gusto por la música. En varias ocasiones ha declarado ser un gran aficionado a la música de cine y un admirador de las bandas sonoras orquestales “a la vieja usanza”. Ahí tenemos como muestra el reciente trabajo de Joel McNeely para A Million Ways to Die in the West, o el de Walter Murphy para Ted, comedias que él ha protagonizado y dirigido.
Explica que cuando tuvo que decidirse por el compositor que se encargaría de la música de Cosmos: A SpaceTime Odyssey pensó inmediatamente en uno de los que más le hizo disfrutar en los ochenta gracias a la trilogía de Regreso al futuro. Todo un acierto, a tenor del resultado y de los dos Emmys musicales conseguidos por el compositor, al mejor score y al mejor «main title». Por cierto, los dos primeros de su carrera.
Alan Silvestri recibió la llamada de MacFarlane a mediados de diciembre de 2013, y acordaron una cita con Ann Druyan en un restaurante de Los Angeles. Silvestri ya la conocía, ya que fue el compositor de Contact (1997), basada en una novela de su marido. Le explicaron la propuesta de la nueva serie, que tendría al astrofísico Neil deGrasse Tyson como presentador y narrador. Pero había una dificultad: necesitaban la música para los cuatro primeros episodios en poco más de un mes, un plazo cortísimo incluso para los tiempos que se marcan hoy día en Hollywood. A pesar de la situación, Silvestri no se lo pensó dos veces y accedió a embarcarse en esta aventura cósmica.
No había tiempo para hacer demasiadas correcciones a las piezas que se compusieran, así que en el proceso se eliminó la práctica de crear demos que el productor debiera aceptar o rechazar. La confianza depositada por MacFarlane en Silvestri fue plena, de manera que lo que escribía el compositor se convertía inmediatamente en definitivo y pasaba a grabarse con la orquesta.
El resultado global es sensacional. Silvestri acierta con el tono para cada escena, enganchando emocionalmente al espectador desde lo más sutil a lo más majestuoso y profundo. Los cuatro volúmenes que se han editado, con algo más de 40 minutos cada uno, contienen toda la música que escribió para la serie. Eso sí, hay que puntualizar que esas piezas –o parte de ellas- se reutilizan a menudo, de modo que las escuchamos repetidas en capítulos distintos. Los dos primeros discos corresponden a los dos primeros episodios de la serie. Además de establecer el tono general de toda la partitura, con esos primeros cortes Silvestri creó una especie de biblioteca de fragmentos musicales adaptables a las escenas de los 11 capítulos siguientes. En los discos tercero y cuarto encontramos las piezas nuevas creadas para escenas específicas de esos episodios.
En todo el conjunto encontramos temas predominantemente orquestales, temas predominantemente electrónicos y temas en los que se combinan ambos tipos de instrumentación. Todo lo orquestal suena de maravilla y en los fragmentos electrónicos hay un poco de todo, desde piezas muy conseguidas a sonidos que se me antojan algo anticuados, aunque hay que reconocer que funcionan perfectamente a la hora de ajustarse a las imágenes que nos hacen viajar por el universo o por los rincones microscópicos de los organismos vivos.
Volumen 1
Los 40 minutos de música que contiene el primer volumen editado de Cosmos: A SpaceTime Odyssey corresponden únicamente al primer episodio de la serie. El disco establece de forma muy evidente las características de la música que Silvestri utiliza en este y en todos los capítulos posteriores, esa combinación de orquesta sinfónica y sonidos electrónicos que dotan de vida y emoción a las imágenes que se ven en pantalla.
El primer corte a destacar es obviamente “Cosmos Main Title”, una elaborada pieza que alterna momentos espectaculares con sonidos más recogidos y que se ha ganado un Emmy en toda regla. De hecho, la intro de Cosmos muestra imágenes en continua transformación –un cráter se convierte en un ojo, una galaxia en una caracola…-. La primera idea de Silvestri fue crear una música majestuosa y grandiosa, anunciando el fantástico viaje que representa la serie. Sin embargo, Ann Druyan le pidió algo distinto: “un ‘main title’ menos ortodoxo que invitara al público a introducirse en la serie con un susurro en lugar de un grito”. La viuda de Sagan deseaba algo introspectivo, una música que sugiriera preguntas y no respuestas.
El compositor comenta en una entrevista para FSM Online que el punto de partida para ese nuevo enfoque fue la escena del primer episodio en la que Neil deGrasse Tyson explica que cuando era un joven de 17 años con aspiraciones científicas fue invitado por el propio Carl Sagan a pasar con él un domingo en el que hablaron de astronomía y le enseñó las instalaciones de la universidad donde trabajaba. Para esa secuencia, Silvestri creó con piano una melodía muy sencilla, “de las que se tocan con un solo dedo”, en sus propias palabras. Es lo que él llama “tema de Carl”, que podemos considerar tema principal y que aparece con bastante frecuencia a lo largo de la serie, aunque con acompañamientos rítmica y armónicamente distintos cada vez.
En “Cosmos Main Title” oímos esa melodía a partir de 0:46, primero con delicadas notas de piano y después con la orquesta en pleno. La pieza, tras una frase de trompa que también suena en otros cortes de la serie, atraviesa algunos momentos introspectivos con flauta y otras maderas, aunque también incluye fragmentos más espectaculares –cuando se ve explotar una supernova, por ejemplo-, y concluye dejando en el aire esa pretendida idea de sugerir una pregunta. Muchos elementos en tan solo minuto y medio.
El disco de este primer volumen ofrece una amplia variedad de música, que brilla especialmente en los momentos en que la voz del narrador calla para que el público se concentre en las imágenes. “Come with Me” acompaña el prólogo del episodio antes del “Main Title”, mientras “The Cosmos Is Yours” nos lleva de viaje en la llamada Nave de la Imaginación partiendo de la Tierra por todo el Sistema Solar, combinando la orquesta con los sintetizadores e introduciendo fanfarrias en instantes precisos en aras de una mayor majestuosidad, sobre todo en el tramo final del corte.
Para mi gusto, una de las piezas más conseguidas de este primer volumen es “Giordano Bruno”. En una escena de animación se relata la vida de este monje italiano que comprendió que la inmensidad del universo iba más allá de lo que se decía en las Escrituras, por lo que fue juzgado por la Inquisición y ejecutado. Todo el fragmento animado consta musicalmente de tres cortes: “Giordano Bruno”, “Revelation of Immensity” y “The Inquisition”, pero me gusta especialmente el tono místico con que comienza el primero de ellos, con coros, un tema que el compositor repite más adelante con oboe y arpa, para desarrollarlo de nuevo con orquesta y coros. El mismo tema se reutiliza en otros capítulos de la serie para acompañar algunas escenas animadas de otros científicos, por ejemplo en el capítulo dedicado a Michael Faraday y en el de Cecilia Payne.
La visión que tiene Giordano Bruno de la inmensidad del universo se acompaña de “Revelation of Immensity”, otro magnífico corte con fragmentos de gran espectacularidad y una melodía –que podemos bautizar como tema de la inmensidad del universo– que recuerda ligeramente a aquel temazo titulado “Pandora’s Box” que Silvestri escribió para Tomb Rider: The Cradle of Life.
“The Inquisition”, por su parte, contiene música de carácter más tenebroso y fúnebre, como es de esperar.
Cuando Neil deGrasse Tyson habla de Bruno, Galileo y de la sobrecogedora inmensidad del tiempo, Silvestri arranca “The Staggering Immensity of Time” con un bonito tema para cuerdas que se alza más adelante de forma majestuosa. En 0:52 utiliza el tema de Carl con el piano y después entran las cuerdas formando acordes distintos a los que habíamos oído en el “Main Title”.
Siguiendo con los cortes más destacados nos encontramos con “New Year’s Eve”. El narrador ha explicado la historia del universo sobre un calendario imaginario y se encuentra sobre los últimos segundos del 31 de diciembre, que es lo único que ocupa la evolución del ser humano en todo ese año imaginario. La pieza comienza con sonidos ambientales, pero en 1:41 la percusión tribal toma el mando y la música se desarrolla formando un tema sobrio a partir de las imágenes de las primeras pinturas rupestres. La historia del hombre a través de los siglos cobra fuerza mediante la música y el ritmo, adquiriendo una dimensión muy emotiva cuando entran los coros.
Finalmente, tenemos otro corte extraordinario como colofón del disco. “Our Journey Is Just Beginning” es la pieza en la que Neil deGrasse Tyson recuerda su encuentro con Carl Sagan cuando era joven. Las trompas inician el tema de Carl de una manera dinámica y grandilocuente, y poco después, tras un fragmento introspectivo de piano y metalófono, el clarinete repite ese tema de Carl, que recogen después las cuerdas. A partir de 2:14 la pieza cambia para aumentar de intensidad con un tema a lo grande, cien por cien Silvestri, enfatizando que el viaje de Cosmos: A SpaceTime Odyssey no ha hecho más que comenzar, una melodía que podemos llamar tema del viaje –o también tema de la Nave de la Imaginación– y que acompaña la visión de esa nave recorriendo el espacio, aunque por la música también podríamos perfectamenteimaginar un DeLorean.
Volumen 2
El segundo volumen incluye la música del segundo episodio de la serie, dedicado a la evolución. La música sigue en la misma línea, pero encontramos mayor abundancia de piezas básicamente electrónicas y menos participación de la orquesta. De entrada “S.O.T.I.” –acrónimo de Ship Of The Imagination– continúa el viaje iniciado en el último track del disco anterior, con el tema del viaje como protagonista, aunque en una versión con arreglos distintos.
La música orquestal continúa con “You and Me and Your Dog”, comenzando de forma ampulosa, pero transcurriendo de manera suave y calmada, con melodías de cuerdas y maderas que enfatizan la relación de amistad entre el hombre y el perro. Pero cuando Tyson relata los inicios de dicha relación en la prehistoria, de cómo lobos agresivos pasaron a ser perros domésticos, la música apacible se ve sobresaltada con algunos fragmentos amenazadores. Eso lo escuchamos en “Interspecies Partnership”, una pieza muy ajustada a la sucesión de escenas de la serie. La historia de los perros y su evolución continúa en “Artificial Selection”, otro buen tema orquestal en el que también encontramos referencias al tema del viaje –con flauta y cuerdas- y al tema de Carl.
A partir de aquí hay unos cuantos tracks de este disco se basan en instrumentación electrónica, a veces combinada con orquesta. Es el caso de “Genetic Alphabet” –que acompaña una visita al interior del ADN-, “Family Tree”, “Theory of Evolution”, “The Permian Period” –tema de sonoridades oscuras que hacen referencia a una de las grandes extinciones en masa-, “Tartigrades” –sobre unos animales minúsculos que han sobrevivido a todo tipo de cataclismos- o “The Story of My Life”.
Hay algunos cortes que sobresalen. Por ejemplo “Natural Selection”, que relata la historia evolutiva de los osos y que contiene un majestuoso tema de cuerdas y trompas hacia el minuto y medio que evoca la grandeza del paisaje.
Otro de los destacados es “The Eye”, donde se nos cuenta la evolución de los ojos de los animales desde las más sencillas formas de vida marinas hasta las especies de hoy día. Es un tema con ritmos electrónicos que suenan algo antiguos –podrían servir perfectamente de carátula para algún Informe Semanal de los ochenta-, pero incluye una melodía pegadiza que se utiliza en diversos episodios posteriores.
El track final, “4 Billion Years of Evolution”, es más bien una rareza. Se trataba de poner música a una escena animada sobre la evolución que apareció en la serie Cosmos de 1980. Silvestri nos presenta una pieza de clavicémbalo, pero finalmente no se utiliza en el episodio, que conservó la música original. Únicamente quedan los segundos finales del corte (a partir de 0:46), en los que las cuerdas sirven de conclusión al episodio.
Volumen 3
El tercer disco de la colección reúne piezas sueltas escritas para los episodios del 3 al 7. Arranca de forma espectacular con una nueva versión del “Main Title”, aquí titulada «All That Is or Ever Was or Ever Will Be», que desarrolla el tema de Carl de manera más intensa y solemne, con las trompas ejecutando el contrapunto y creando un final grandilocuente.
Encontramos buenos temas junto a otros más sosillos. Así, “Halley’ Efforts” comienza con una melodía de cajita de música y continúa con música costumbrista –cuerdas, maderas, metalófono, pizzicatos…- mientras una escena animada del tercer episodio nos relata la vida de Edmund Halley, quien ayudó a que se divulgara la obra de Isaac Newton y le apoyó en su confrontación con Robert Hooke, que atribuía sus descubrimientos sobre la gravedad.
“The Speed of Light” corresponde al cuarto capítulo y es una sucesión de pasajes electrónicos que acaba con un ritmillo pop que recuerda a algunas bandas de los ochenta. Es curioso y divertido pero no da la sensación de que Silvestri se desenvuelva demasiado bien en ese terreno.
Algo mejor es “Physical State of the Stars”, donde la orquesta se desenvuelve con majestuosidad al principio y contiene desarrollos dramáticos de cierta belleza en su primera mitad.
El disco contiene algunos temas con instrumentación étnica dedicados a dos científicos del pasado. Los sonidos de la China milenaria los tenemos en “Mo Tze”, descubridor de la cámara oscura hace más de 2.000 años y uno de los primeros sabios que planteó algo parecido a lo que hoy conocemos como “método científico”. Su historia se relata en el episodio quinto, el mismo en el que también se nos cuenta la de otro precientífico de Iraq, Ibn Al-Haytham, quien en el siglo XI expuso también varias reglas sobre cómo se debe investigar la naturaleza, además de ser una de las primeras personas en comprender cómo viaja la luz. El corte “Ibn Al-Haytham” comienza con sonidos electrónicos hasta la entrada de la percusión étnica e instrumentos del Próximo Oriente.
La melodía de aire árabe también protagoniza el inicio de “The Way We Live Now”, aunque luego se desarrolla con armonías más occidentales. En cuanto a la mención de las reglas del método científico impulsadas por Ibn Al-Haytham, también tienen su tema en “The Rules of Science”, con melodía de oboe sobre acompañamiento oriental.
La instrumentación electrónica y la orquestal se combinan en “The Lead Hearing”, una pieza propia de thriller que acompaña el juicio sobre los efectos nocivos del plomo que se relatan en el episodio séptimo, protagonizado por Pat Patterson. El bello adagio del final de la pieza ilustra la feliz conclusión de aquel juicio que supuso una gran victoria de la salud pública.
El tono dinámico y desenfadado abre “August, 1684”, que acompaña la cita de Edmund Halley, Christopher Wren y Robert Hooke en un café de Londres durante el año del título, aunque la pieza consta de varios fragmentos bien diferentes, con los sintetizadores reinando en su segunda mitad.
“He Broke Through the Walls of Heaven”, título que hace referencia al epitafio del estudioso de la luz William Herschel, es otra de esas piezas formadas por fragmentos distintos. Comienza con un bonito tema de cuerdas, sigue con el tema de Carl, una parte de sonidos electrónicos, un delicioso solo de piano que evoca placidez y que se enmarca finalmente en un acompañamiento pop, guinda final del cuarto episodio, mientras Neil deGrasse Tyson recuerda su encuentro con Carl Sagan.
La electrónica impera en buena parte de la música dedicada a acompañar la explicación de la fotosíntesis en “The Ultimate Green Power” –episodio 6- con sonidos de metalófonos que incluyen esbozos del tema de Carl. A la mitad del corte escuchamos las cuerdas y una flauta interpretando el tema del viaje, antes de que la música derive hacia sonoridades sintéticas algo más frías. El final de este episodio lo ocupa “Endless Searching”, track de inicio atmosférico y atonal que se vuelve interesante a partir de 1:40 con la entrada de la orquesta, con melodías de cuerdas emotivas resaltadas con algún que otro crescendo.
Sin embargo, el tema más contundente del disco –junto con el corte inicial- es “Halley’s Comet”, correspondiente al final del episodio tercero. Comienza con una melodía de piano introspectiva que recogen las cuerdas. Tras un puente electrónico, las cuerdas arrancan con un hermoso tema a partir de 1:24 que va creciendo en intensidad para convertirse en uno de los leitmotivs más majestuosos de la serie. Un temazo que cierra magistralmente este tercer volumen.
Volumen 4
El cuarto CD contiene música original de algunos –no todos- episodios finales de la serie, desde el séptimo al decimotercero. Y comienza con uno de los mejores, “The Pale Blue Dot”, utilizado en el último capítulo, en el que se muestra la Tierra desde la distancia –ese “pálido punto azul”- con la voz en off del propio Carl Sagan, cuyo leitmotiv en clave emocional ocupa la mayor parte de la pieza, interpretado sucesivamente por piano, oboe y orquesta completa, y rematado con una coda de piano de lo más evocador.
Varios cortes corresponden al capítulo séptimo, dedicado a Clair “Pat” Patterson, que fue quien calculó la edad de la Tierra y descubrió también los peligros del plomo para la salud humana. “Duck Soup?” es uno de ellos, pieza dramática que alterna temas orquestales dramáticos muy conseguidos con patrones de ritmos electrónicos con un punto agobiante. Me parece algo más interesante “Pat Patterson”, tema inicial de este episodio. Incluye un pasaje dramático con notas graves de piano, con arreglos de cuerdas y metales, mientras vemos una escena de animación en la que científico pasea por las calles de Pasadena y ve en cada persona y animal los perjudiciales efectos de la intoxicación por plomo.
También del mismo episodio es “4.5 Billion Years”, para la escena en que Patterson averigua la edad de la Tierra. Después de una parte orquestal con cuerdas, maderas y metales provocando una sensación de intriga a la secuencia, arranca la parte electrónica en 2:02. Lo cierto es que el inicio de este fragmento no suena muy bien y recuerda sonido de videojuego antiguo, pero la cosa mejora en el tramo final del corte, mientras la voz de Patterson (Richard Gere en versión original) va citando a los científicos que le precedieron en su descubrimiento mientras vemos figuras en movimiento de la espectrometría de masas que utilizó para determinar el contenido de uranio y plomo en las muestras geológicas. Hay que reconocer que el final del track es brillante.
Otros cortes del disco pertenecen al capítulo octavo, protagonizado por Cecilia Payne (con voz de Kirsten Dunst) y el grupo de mujeres de Harvard que catalogaron las estrellas. Una parte de este episodio hace referencia al grupo de estrellas conocido como las Pléyades y a distintos mitos sobre ellas. Esa secuencia tiene como música “Sifting the Stars”, pieza que consta de varios fragmentos bien distintos que evocan música del Próximo y del Extremo Oriente, así como un fragmento de música de acción en su segunda mitad en el que un grupo de indias americanas –las futuras Pléyades- huye de varios osos.
“Stellar Atmospheres” es otra de las joyas del disco. Hace referencia al título de la tesis de Cecilia Payne, cuyos descubrimientos fueron rechazados inicialmente por otros científicos para pocos años después ser corroborados y convertirse esta tesis en una de las obras más brillantes de la historia de la astronomía. Y de forma brillante comienza este corte, con una melancólica melodía de piano que continúan las cuerdas y las maderas.
Hay transiciones electrónicas de las que despega en 1:50 un emotivo adagio que conduce a otro puente atmosférico a base de sintetizadores que prosigue con arpegios de piano más alentadores y se remata con una versión electrónica del tema de Carl.
También es de destacar “What About Us?”, música para el final del episodio 11, en el que Tyson, situado sobre el calendario cósmico, hace una predicción de lo que será el futuro del universo. Incluye fanfarrias amenazadoras y pasajes de piano con melodías solemnes de metales. Y tampoco está nada mal “Adaptable Species”, también con majestuosos fragmentos orquestales y una emotiva ejecución del tema de Carl, mientras imágenes generadas con ordenador muestran a la humanidad del futuro viajando por el espacio y colonizando otros planetas.
La verdad es que toda la segunda mitad de este cuarto volumen no tiene desperdicio. Melodías agradables y dinámicas de “Paris, 1878”, con juegos entretejidos de cuerdas, maderas y metales acompañan las imágenes animadas de la Exposición Universal de aquel año, en la que Auguste Mouchot presentó en público su primer concentrador de energía solar. Corresponde al capítulo 12.
“Once There Was a World” es otro track magnífico. Comienza suave, con una flauta y percusiones metálicas que le dan un aire oriental. En 1:20 cambia el tono y escuchamos un ostinato de cuerdas con graves notas de metales, que junto con frases de violines crean un entorno intrigante, una sensación que se mantiene hasta que la música se acelera y adquiere un tono optimista y dinámico a partir de 2:37, seguido de música más majestuosa hasta el final.
Todos estos fragmentos se escuchan al final del episodio 12. El título “Una vez había un mundo” se refiere a Venus, un planeta que en su día se pareció a la Tierra pero que con el tiempo quedó asolado por el efecto invernadero. La música acompaña el inicio de la agricultura y cómo ésta cambió la civilización humana. Todo el fragmento musical de carácter optimista se asocia a la voluntad y necesidad de proteger el planeta con imágenes ideales de un mundo futurista más verde y racional. Al mismo tiempo, la voz en off de John Fitzgerald Kennedy, en un discurso a principios de los sesenta, expresa su voluntad de llegar a la Luna en menos de una década.
El disco sigue con otro temazo, “Islands of Light”, pieza breve pero contundente, que se inicia con una frase de trompa bastante parecida a la del “Main Title”. Sigue con violín y flauta en un tono reposado hasta que la sección de cuerda desarrolla un fragmento majestuoso y dramático. La parte final la ocupa lo que hemos llamado tema de la inmensidad (estaba en el primer volumen, en el corte “Revelation of Immensity”), mientras Neil deGrasse Tyson enumera todo lo que desearía saber en el episodio 13.
“Sacred Searching” contiene la música que cierra la serie, la última escena del capítulo final. Es un tema breve, tranquilo, que incluye un adagio de cuerdas de carácter emocional, referencias al tema de la inmensidad y al tema de Carl –que suena esperanzador-, y un final de piano solo que acompaña la imagen de la silla vacía de la Nave de la Imaginación mirandio hacia el cosmos. Un final que suena a pregunta más que a respuesta.
Como cierre, tenemos “Cosmos: A Spacetime Odyssey – DVD End Credits”, una suite que resume el espíritu de toda la serie. Comienza con una versión marcial del tema de Carl, seguida del leitmotiv dedicado al cometa Halley, fanfarrias, una brillante ejecución del tema del viaje –asociado a la Nave de la Imaginación-. Continúa con una variación del tema de Carl, una nueva interpretación con flauta del tema del viaje y concluye con una majestuosa fanfarria final.
En definitiva, los cuatro volúmenes con la música de Alan Silvestri de Cosmos: A SpaceTime Odyssey constituyen en su conjunto una de las mejores obras que ha firmado el compositor a lo largo de su dilatada carrera. Evidentemente, tiene altibajos y algunos temas electrónicos que pueden parecer más de relleno que otra cosa. Sin embargo, en los cuatro discos –especialmente en el primero y en el cuarto- encontramos piezas orquestales excepcionales que insuflan vida a esta magnífica serie documental, una serie que nadie se debería perder y que seria muy distinta sin la música de Silvestri.
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