Puntúa esta banda sonora

 

 

  Yurusarezaru Mono

(Unforgiven)
Tarô Iwashiro
     
Año:   2013
Sello:   Nichion Japan
Edición:   Normal
Nº Tracks:   13
Duración:   42:40
     
Ficha IMDB
 
 
 
 

Reseña por:
Juan Ramón Hernández

 
1. No More Answer (05:50)
2. In Isolation (04:25)
3. The Other (02:38)
4. A Solitary Journey (03:38)
5. To One Way (01:54)
6. Sin a Sin (01:48)
7. For Transmigration (04:24)
8. Triangle Road (01:54)
9. Confession (02:02)
10. Blackness in Blackness (02:31)
11. Fragmentation Circle (03:31)
12. Book of Family (03:17)
13. Ouf of the End (04:48)
 
 

«No More Answer»

«The Other»

«Out of the End»

 


Todo lo que transmite la música de Iwashiro en cada uno de los temas.


Por decir algo, la caótica edición discográfica y no incluir en ella un par de excelentes temas que se han quedado en el tintero.


Dos: «The Other» y «Out of the End».

 

 
Cuando el remake se convierte en arte
 

altCuántas veces nos hemos echado manos a la cabeza cuando se anuncia el remake de una película que es todo un clásico y que está inscrita con letras de oro en los libros de la historia del séptimo arte. El 90% de las ocasiones, siendo muy generoso, nuestros peores temores se confirman viendo despropósitos en la pantalla que lo único que hacen es demostrar en algunas ocasiones una alarmante falta de ideas en el cine actual. Afortunadamente, no es el caso que nos ocupa.

Esta revisión de la obra maestra de Clint Eastwood dirigida por Sang-il Lee sí nos cuenta la misma historia, y sí carece del clasicismo de la original (amén de que ya conocemos de qué va la historia). Aún así, esos hándicaps los compensa con un majestuoso esplendor visual, gran peso emocional y una idea bastante esclarecedora sobre la historia de Japón y su política racial.

altEs 1880, una década después del final de la era del Shogun, y muchos samuráis, incluyendo al famoso asesino Jubei (Ken Watanabe) han pasado a la clandestinidad en el norte más remoto del país. Cuando un grupo de prostitutas de una pequeña ciudad ofrecen 1.000 yens por la vida de dos hermanos fuera de la ley que han desfigurado a una de sus compañeras, atraídos por el dinero y hastiados de vivir en la miseria, Jubei y su antiguo socio Kingo (Akira Emoto) deciden llevar a cabo este último «trabajo». Pero como ya he dicho antes, aun asistiendo a la misma trama, el director Lee Sang-il y sus guionistas abordan algunas ideas muy brillantes, tales como el tratamiento del gobierno a sus pueblos indígenas (ainu), el cambio del feudalismo a la «libertad», y por supuesto (como en cualquier gran western) nos habla sobre las reglas de la violencia y las consecuencias que acarrea.

Así pues y en resumidas cuentas, esta no es una cinta que vaya ha hacer sombra a su original (ni lo pretende). Tampoco es que haya tenido una distribución brillante en occidente salvo en festivales. Pero aun así, es una película que todo amante del buen cine no debe dejar pasar si tiene la ocasión de verla y, sobre todo, para los que amamos la música de cine escuchar una de las partituras más sobresalientes de Tarô Iwashiro.

Iwashiro, el Kaji de la música para samuráis

altLos Kaji son desde hace cientos y cientos de años los mejores forjadores de katanas que han existido en Japón. Una especie de sacerdotes que a modo de rito mágico seguían unas instrucciones precisas en la extracción del hierro y sus posteriores tratamientos con agua y fuego hasta llegar al resultado final: la más famosa espada jamás creada. Hago esta aclaración pues a Tarô Iwashiro lo considero también una especie de mago ancestral que domina como pocos el arte de componer y crear la mejor música posible para una historia de estas características y personajes tan especiales como son los samuráis.

El compositor crea una poderosa partitura cargada de sentimientos, los mismos que muestran cada uno de los personajes principales: desesperanza, miseria, remordimientos. Hay poco lugar para un pequeño rayo de luz en sus vidas; y la música de Iwashiro nos rasga el alma cual katana afilada, mostrándonos todos esos sentimientos en la que es una de sus obras cumbres hasta la fecha.

altLa edición discográfica es un poco confusa, pues los temas no siguen un orden cronológico respecto a como aparecen en la película. De ahí las «idas y venidas» respecto al tracklist que voy a ir haciendo mientras menciono los cortes del score.

La partitura se sustenta en su mayoría en la sección de cuerdas, otorgando especial importancia al violín y al chelo, los instrumentos que mejor puede representar las emociones mencionadas anteriormente. En «A Solitary Journey», tema que suena mientras Jubei se plantea frente a la tumba de su mujer qué hacer con su futuro, podemos comprobar cómo ese chelo acompañado de violín manifiesta a la perfección la duda y la culpa que corroe al ya retirado samurái.

altPara las ocasiones en que su compañero, Kingo, hace su aparición montando a caballo, bien en solitario o junto a Jubei, Iwashiro desarrolla un bello tema a guitarra y piano que hace referencia a la camaradería y los hermosos paisajes por los que transcurre su viaje: «Fragmentation Circle» es dicho tema. «To One Way» es otro tema que también hace referencia al viaje de los personajes a caballo. En esta ocasión la guitarra es sustituida por el arpa, lo que realza aún más la belleza de los paisajes de Hokkaido por los que avanza los ex-samuráis, a los que se ha unido Goro, el joven de la tribu Ainu.

Dentro de una partitura cargada con tanto sentimiento es muy fácil que brille con luz propia un tema como «The Other», asociado a la aparición del cazarrecompensas Kitaoji a su llegada al pequeño pueblo de las prostitutas. Este corte, en el que la sección de cuerdas interpreta una dinámica melodía, se distingue por el brillante acompañamiento de la marimba junto al janggu (instrumento de percusión coreano) que le confiere a la música ese aire de desenfado y chulería que ostenta el personaje. Toda esta luz se desvanece rápidamente con la irrupción del personaje del alguacil, Oishi, a quien el tema «Blackness in Blackness» representa muy acertadamente con los chelos, interpretando una nota muy opresiva repetidamente mientras los violines desarrollan la oscuridad del personaje tanto en su enfrentamiento con el cazarrecompensas como en su primer encuentro con Jubei en el prostíbulo.

altVolviendo al personaje de Kingo, «For Transmigration» es otro de los temas en los que Iwashiro demuestra su capacidad para «hablar» con su música por los personajes. Toda la carga emocional del anciano en esa escena queda retratada de una manera desgarradora con las cuerdas y el arpa. Una vez Kingo ha abandonado a sus compañeros, estos reemprenden su particular caza:«Sin a Sin» es el tema que acompaña esta parte de la historia, con la percusión haciendo subir un poco los niveles de adrenalina y las cuerdas mostrando un pequeño esbozo del tema de Jubei. Es en «In Isolation», mientras Jubei, consciente de lo que va a acometer, se despide de Kingo y la prostituta, cuando aparece a partir del minuto 1:24 nuevamente su tema para, a mitad del track, ser el janggu el que nos prepare para la confrontación final.

altTras ese clímax, donde Jubei cobra debida venganza y vuelve a ser el terrible samurái que un día fue temido por todo Japón, el tema del personaje se desarrolla en su totalidad: toda la rabia, tristeza, y por qué no, ese renacer del hombre que creyó haber dejado atrás para siempre aparecen en «No More Answer», uno de los mejores temas del score.

Y así llegamos a «Out of the End», donde el tema del cansado ex-samurái llega a su máxima expresión con una maravillosa ejecución de las cuerdas y los metales. Expresando la luz que su sacrificio ha llevado al futuro de sus hijos, la gloria de acabar sus días como un verdadero samurái… sólo sus dioses decidirán si ese sacrificio lo llevan junto a su fallecida esposa o acompañará a su compañero de armas caído en combate. Difícil que no se erice el vello con su escucha.

Para finalizar sólo puedo recomendar encarecidamente la escucha de este score, tanto aisladamente como acompañando a la película. Si aún no lo habéis hecho, estáis obviando una de las mejores bandas sonoras compuestas en el pasado año y por añadido de ese maestro que es Tarô Iwashiro.