Cómo musicar el caos y el horror de la guerra |
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Si hay un nombre en los últimos meses que ha calado muy hondo entre los aficionados es el del último ganador del Oscar, Steven Price. Gravity es uno de esos proyectos en donde tanto película como música parecen haber polarizado a los aficionados. En conjunto, la valoración es muy buena, pero es curioso cómo rápidamente también aparecen un grupo en completo desacuerdo con esa alta valoración. Hay veces en que me hace gracia esa existencia de extremos, en un mundo tan lleno de escalas de gris. Pero los aficionados somos así.
Tratándose de un nombre nuevo y con tan buena repercusión en su trabajo, ahora empieza el momento de comprobar si hay algo más detrás del compositor y demostrarnos de lo que es capaz. Si encima se trata de un proyecto épico y de prestigio, todavía más. Fury es una película ambientada en los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial, con los aliados marchando sobre Berlín. Específicamente, en la vida de un grupo de soldados veteranos, pertenecientes a la división blindada (el título de la película es el apodo de su tanque) a los que se les va a unir un novato que no ha tenido siquiera ocasión de ver el interior de un tanque real. Brad Pitt se encarga de dar vida al responsable de este grupo, en una película con guión y dirección del responsable de dos estupendos thrillers de acción como son Training Day y The End of the Watch, David Ayer.
Es un terreno nuevo y más ambicioso para el director, pero su estilo directo y duro puede funcionar perfectamente en una historia como esta. Parece que finalmente podremos ver esta película en las salas de nuestro país en enero del 2015 y poder comprobarlo. Pero ya que estamos, lo que importa es comentaros lo que el último ganador del Oscar aporta musicalmente a la película. Siendo breve ya os adelanto que a aquellos aficionados a los que les gustara su trabajo y estilo en Gravity, este les gustará. Y para aquellos que no terminase de gustarles su estilo… les seguirá sin gustar. En mi caso personal, yo soy miembro del grupo de los primeros, pero tengo que reconocer que me ha defraudado un poco. Mi principal razón es que utiliza ya no sólo un estilo similar, sino también varios recursos que ya escuchábamos en su oscarizada partitura. Siendo a priori una historia y proyecto tan diferente a Gravity, me hubiese gustado saborear algún elemento algo más diferente de su trabajo.
Vaya por delante otro elemento polémico. Price demuestra que tiene una gran habilidad para trabajar y conjuntar todo tipo de sonido. Su pasado como responsable de edición de sonido se nota. E incluso elementos que en principio podrían parecer difíciles de conjugar, funcionan muy bien. Aunque vayan de la mano electrónica muy extrema y efectista con sonido tradicional clásico acústico y orquestal. Pero lo primero que va a ser evidente para cualquiera que escuche la banda sonora es que su tono general es fuertemente electrónico. En principio, esto puede chocar mucho con una película de carácter épico y heroico, y que se desarrolla en 1945. Y cuando digo mucho, me refiero a bastante. Aunque el ritmo de desarrollo de la película y del director hace que no quede fuera de lugar en el desarrollo de la película.
La intención de Price es clara, y es en esa decisión donde reside el gran acierto de la banda sonora y el saber encajar muy bien parte de su buen trabajo como compositor. La idea con la partitura es identificarse muy fuertemente con el elemento duro, desagradable y deshumanizado de la guerra. La electrónica se encarga de aportarlo, incluso yendo más allá. Price utiliza todo un arsenal de recursos efectistas para sobrecargar la partitura: voces, sonido de vientos, la mecánica del tanque, a lo que se añade la guitarra eléctrica proporcionándole una potencia creciente que se convierte en algún momento casi en cacofonía. “April, 1945” es la apertura de la banda sonora y modelo de presentación de lo que a continuación va a ser la música que vamos a escuchar.
Con esos elementos Price va construyendo el desarrollo de la partitura. En ocasiones más centrado en la construcción de tensión y drama como en “The War is Not Over”, “The Apartment” o “On the Lookout”, pero en otros aprovechando para descargar dicha tensión con explosiones incontrolables de acción como “Ambush”, “The Town Square” o la brutal “Tiger Battle”, uno de los momentos álgidos de la banda sonora. La acción viene sobrecargada de electrónica, pero probablemente es donde mejor funciona. La orquesta, principalmente cuerdas, tiene una función completamente secundaria. La potencia de la percusión y ritmos electrónicos devora completamente el sonido orquestal, pero curiosamente se percibe su presencia incluso en los momentos de mayor potencia.
Uno de los elementos que además permite mantener el equilibrio entre lo electrónico y lo acústico es la presencia de dos elementos corales. Por un lado un coro de carácter masculino del que es difícil identificar lo que canta (aunque parece ser alemán) y posteriormente una voz solista femenina que interviene en momentos puntuales, rompiendo completamente el ritmo emocional de la música. Eso sí, no hay ningún tipo de crédito en la banda sonora que identifique dichas voces por lo que a priori las mismas pueden estar totalmente sampleadas. Pero al estar incorporadas con el carácter principalmente electrónico de la partitura, el resultado es realmente bueno. Y además tremendamente variado. En ocasiones el coro apoya momentos más atmosféricos en la música como “Refugees”, o en los momentos de pura acción como “Tiger Battle”, o mostrando su apoyo al lado emocional de la partitura en “I’m Scared Too”.
Hay un elemento del que todavía no he hablado que es el tema principal que presenta Price como pieza que aporta emoción a la partitura, y aporta otro nivel más a la música. Aunque ha tenido algún breve destello, la presentación principal es en los últimos 30 segundos de “Refugees”, con el piano y las cuerdas. Dicho tema es realmente emocionante y su presencia va salpicando poco a poco la partitura, de manera que se va cargando de emoción sin darnos realmente cuenta. Lo escucharemos en “Airfight” y su delicado inicio en piano y voz hace que ni nos demos cuenta de la electrónica. Un tono casi elegíaco y cargado de drama que se va haciendo cada vez más sobrecogedor con la aportación de chelo y coro en piezas como “This is My Home” y “Machine”. Y los disfrutaremos completamente en “Emma”, una pieza cargada de emoción y potencia, que repentinamente presenta el tema principal en piano y voz solista, de manera realmente bonita.
Pero es en las ocasiones en que se combina con la acción cuando su efecto es realmente impactante. Como si quisiera que no dejemos fuera la visión de este novato, un contrapunto al horror y terror del combate. Uno de los temas principales de la banda sonora, “The Beetfield”, es un ejemplo maravilloso. Comenzando con atmósfera que se va cargando de un tono evocador en el piano y las cuerdas. Pero esa atmósfera se va sobrecargando poco a poco hasta la explosión de la percusión, metales, orquesta y coro. La sensación es realmente intensa y poderosa, finalizando con el tono puramente emocional.
Hay otro par de piezas destacadas que demuestran el buen hacer de Price. De “Tiger Attack” ya he hablado, pero “Crossroads” es uno de los momentos más relevantes. Tal vez la pieza más sobrecargada de electrónica inicialmente, con multitud de atmósferas y efectos peleando entre sí por dominar con su presencia. Sin embargo, aquí es la orquesta y las voces lo que proporciona intensidad. Toda una segunda mitad cargada de emoción en orquesta, piano y voz femenina solista nos introduce en la parte final de la banda sonora.
Se aprecia que en los momentos finales la música tiene un carácter más determinado y conclusivo. Con una fuerte combinación de los elementos dramáticos y emocionales. “Still In This Fight” podría ser otro tema más de acción, pero se encuentra tan cargado de emoción que tiene un carácter diferente. El mismo que “Wardaddy” y especialmente “Norman” que confirman ese tono elegíaco que iba cargando la banda sonora en este tramo. Muy conclusivo y redondeando la presentación de la banda sonora.
Pricevuelve a demostrar que sabe manejarse muy bien en esta especie de tono hibrido de la música, con importancia tanto en la electrónica como en el sonido orquestal tradicional. Especialmente en lo referente a ser capaz de transmitir emoción y drama. Todo un descubrimiento que probablemente destacaría mucho más si no existiese Gravity, con la cual comparte muchos puntos de desarrollo y estilo. Con lo que dependiendo del bando en el que os encontréis con respecto a la oscarizada banda sonora, sensaciones similares tendréis con esta.
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