David Doncel (10), Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (7), Ignacio Granda (5), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (10), Antonio Miranda (9), Sergio Rivas (8), David Sáiz (8)
Toda música de cine pretende como objetivo único que funcione de forma eficaz con las imágenes. Que narre musicalmente algo, que sirva de simple acompañamiento, que sea el medio donde poder lucirse el compositor sin importarle nada las imágenes o que solo sirva para realzar o remarcar determinados momentos entre otras cuestiones dependerá del enfoque que los compositores en virtud de lo que busca el director y pretenda en el film.
Interstellar, la nueva película de Christopher Nolan formando de nuevo tándem con Hans Zimmer, habla de recursos limitados que justifican el hecho de explorar el espacio en busca de un nuevo lugar donde puedan vivir los seres vivos. Recursos limitados magistralmente presentados por el compositor teutón que forma un “aura musical”, que podría perfectamente narrar el film si este fuera mudo o ausente de diálogos. Es más, en determinados momentos de la película, la música se convierte en el principal protagonista, excelentemente interpretada por unos diálogos de órgano de iglesia con ese sonido característico que redondea la perfección musical, potenciando el mensaje del film. Un mensaje filosófico que trasciende lo medioambiental, lo religioso, la visión de futuro. Todo esto y más. La música nos “habla” de todo ello y te invita a ampliar tu visión sobre el espacio.
La verdad es que no sé de quién habrá sido la idea de usar un instrumento tan arcaico como un órgano de iglesia para representar algo tan avanzado como es la ciencia. ¡Pero menudo acierto!
Pero también está el tiempo. Ese secundero-metrónomo tan seco y tan efectivo que nos sugiere el paso del tiempo enfocado principalmente en la relación padre-hija, a veces con mucha tensión, y que en el track “The Wormhole” es interpretado por los violines. O en “Mountains” indicando claramente que el tiempo pasa o muy lento o muy rápido en función de la creación de una ansiedad que complementa a la del protagonista.
Ese comienzo con la tormenta y el sonido del viento junto con el órgano es simplemente soberbio (“Dreaming of the Crash”). Nos crea la sensación de amplitud de miras hacia algo que es difícil de entender para los que no somos de ciencias. Y para los que son de ciencias seguramente también.
Y qué decir de “Cornfield Chase”. Impresionante esa forma tan sencilla de presentarnos la búsqueda de algo mejor para la humanidad.
“Stay”. Sinceramente es excelente, ya que avanza un paso más que “Dreaming of the Crash”, con el órgano simulando un vuelo espacial que pasa por delante de tu mente, que se aleja, se acerca, se mantiene en el vacío, donde no hay nada más que soledad, pero a la vez ambición y supervivencia por conseguir algo mejor.
Para muchos “S.T.A.Y.” es considerado el mejor track del score. Sin embargo, en mi opinión, “Coward” es el track por excelencia de esta gran banda sonora. Es el culmen musical, el gran momento de la historia que cuenta Hans Zimmer. El que en ese instante de la película dice “aquí estoy yo” y se antepone a imágenes, actores, efectos, da igual, desplaza a todo y a todos para dejar bien claro que aquí la música es lo que cuenta.
Hoy día parece que para componer grandes bandas sonoras hacen falta grandes orquestas, coros y muchos instrumentos, sintetizadores incluidos, y a darle al play para meter épica por todos sitios. Muchos creían que Zimmer haría algo así. No obstante, demuestra que no le hace falta hacer coincidir muchos recursos a la vez para crear grandes temas y desarrollarlos (“Where We’re Going”).
Otra cosa es que sí tenga el gran recurso por excelencia para innovar, el económico, que le permita hacer los experimentos que le venga en gana y que a veces no acierte y a veces acierte de pleno como es el caso.
Como ocurre últimamente con los trabajos de este genial compositor, la edición tiene dos modalidades, la básica de 16 temas (muy completa) y para los grandes aficionados o fans podremos encontrar con la edición ‘deluxe’ que amplía el score a 24 temas presentados en un bonito estuche.
En definitiva, uno de los mejores trabajos de los últimos años para el que escribe y clara candidata a los premios gordos de la industria del cine.
¡Bendito seas Hans Zimmer, mantén siempre esta inspiración musical!
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