Sobre la pérdida y el reencuentro |
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En el año 2004, para celebrar su 80 aniversario en las ondas, la cadena de televisión nacional de Japón NHK acometió el proyecto de una miniserie que sirviera de homenaje a todos aquellos ciudadanos del país que, a comienzos del siglo XX, tuvieron que emigrar a Sudamérica. Desesperados por la pobreza en la que vivían en una época tan complicada en el país del sol naciente, como fue la Era Showa, miles de familias optaron por viajar a un continente en el que se les prometía una mejor vida, con grandes beneficios a corto plazo si se trabajaba duro y así tener la posibilidad de regresar a su país en pocos años para poder llevar una vida digna.
Una de tantas familias, los Takakura, van a emprender viaje hacia una hacienda brasileña y así realizar sus sueños de poder llevar una vida más digna. Las dos hijas del matrimonio, Haru de 9 años y Natsu de 7, están muy ilusionadas con la perspectiva de abandonar las áridas tierras de Hokkaido e ir junto a los suyos a un nuevo país y una nueva vida, pero un cruel giro de los acontecimientos obliga a la más pequeña a quedarse en Japón con sus tíos. Con la promesa de escribirse durante esos tres años que la familia calcula estar fuera, las hermanas se dicen adiós sin sospechar que no volverán a saber nada la una de la otra durante 70 años, pues las cartas que se enviaron entre ellas jamás llegaron a sus destinatarias. Natsu, la más pequeña, cree que sus padres y hermanos la han olvidado y abandonado a su suerte y esa será una herida que jamás podrá cerrar. Tras siete décadas, Haru regresa a Japón junto a su nieto y es cuando esta tiene conocimiento de que su hermana menor aún vive. Tras un primer y frío encuentro en el que Natsu le dice a su hermana que para ella no existe su familia y le recrimina que la abandonaran y que no le escribieran jamás en contestación a sus misivas, ambas mujeres por distintas vías descubren que sí se escribieron y localizan las cartas que creyeron jamás escritas. Es a través de la lectura de esas misivas como sabrán de las penas y alegrías de ambas durante el transcurso de sus vidas.
Todo esto que os cuento suena muy «folletinesco», pero la verdad es que una vez vistos los cinco episodios he de reconocer que la serie está hecha con un gusto exquisito, con unas interpretaciones muy convincentes y una historia que engancha y, ¡que demonios!, hace que se te ponga un nudo en el pecho en más de una ocasión. Y mucha «culpa» de eso tiene la gran música compuesta por el maestro Toshiyuki Watanabe.
Música de kilates para llegar al corazón
A estas alturas no voy a ser yo quien descubra la maestría de Toshiyuki para crear melodías que calan en el alma como pocas. Su facilidad para desarrollar y orquestar temas que son un protagonista más en las historias hace que cualquier serie, película, anime, etc. suba enteros como la espuma, regalándonos auténticas joyas para nuestro deleite. En esta historia de siete horas y media de duración, la música aparece siempre en su momento justo, nunca imponiéndose a las imágenes y reforzando los sentimientos en ellas expuestos.
El «Main Theme», tanto en los créditos de inicio como los de cierre, es toda una muestra del exquisito gusto de Watanabe a la hora de orquestar y componer. Un tema que es evocador gracias a la voz femenina que lo acompaña, y a la par muy descriptivo de la historia que se va a presenciar. Todo el conjunto orquestal es puesto al servicio de hacernos sentir una mezcolanza de tristeza y alegría tal y como las protagonistas la sintieron a lo largo de sus vidas. Igualmente, la mencionada voz femenina apostilla que esta es sobre todo una historia de dos mujeres y esta aparecerá en distintos temas siempre asociados a una u otra hermana. Dicho tema volverá a aparecer con distintas variaciones en «Main theme piano solo» y «For day-to-day» para dos momentos muy señalados de la historia. Siempre incidiendo en los recuerdos de ambas hermanas y el coraje que tuvieron que mostrar para salir adelante.
Hay dos instrumentos en esta partitura que juegan un papel esencial; el oboe y la flauta. Con el primero Watanabe hace alusión a la trágica separación de las hermanas… a las cartas que creían perdidas: «The tragedy made separation» con su desgarradora melodía, «No letters arrive from sister» mostrando la esperanza y decepción de Haru tras no recibir cartas de su hermana un mes tras otro, o «For day-to-day» son un inmejorable ejemplo del gran uso que se hace de dicho instrumento para conmovernos a la par de las imágenes.
Con la flauta el compositor siempre persigue mostrar los rayos de luz que asoman para cada una de las hermanas en sus distintas vidas. Así pues, dicho instrumento es protagonista en temas como «Hope the reunion», donde sentimos la misma esperanza que ambas sienten al pensar en una pronta reunión nuevamente de toda la familia, en «Gentle daily» con los primeros e inocentes escarceos amorosos de Natsu o la ilusión de esta por la llegada del verano en las áridas tierras de Hokkaido junto al tema «Waiting for summer».
Los sentimientos de ambas hermanas también son reforzados en algunas ocasiones con el sonido del arpa. Confiriendo mayor evocación de los recuerdos mientras vivieron juntas y la añoranza de estos, dando como resultado algunos temas verdaderamente bellísimos; los dos más claros ejemplos: «Feelings to family», con Haru como protagonista, y «Loneliness», tema en el que Natsu siente como nunca la ausencia de los suyos.
Al margen de la versión del «Main theme» a piano también nos encontramos como guía de la historia a dicho instrumento en otros tres temas. Dándoles el sosiego que dichos momentos requieren, ya que están protagonizados por las hermanas en su edad más madura, cuando sus vidas se vuelven a cruzar 70 años después: «Hugging a faint hope», donde la llama de la esperanza del corazón de Haru, casi extinta, vuelve a avivar su corazón con información sobre su hermana, «Tragedy become separation (piano solo version)», tema que suena mientras ambas hermanas están leyendo en distintos lugares las cartas de la otra, y «Overcoming the time you did not receive letters for a long time», uno de los momentos más emocionantes y sentidos de la serie.
Todo lo anteriormente reseñado y el resto de temas siempre están acompañados con esa incuestionable gran formación clásica que Toshiyuki Watanabe aplica en la mayoría de sus trabajos y donde sus grandísimas orquestaciones hacen que el acompañamiento del resto de la orquesta nos regale los oídos y regale (valga la redundacia) a la historia con una de las mejores bandas sonoras escritas por el sensei Watanabe: haced todo lo posible por buscarlo y escucharlo si no conocéis este trabajo y disfrutad de una grandísima composición.
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