Música de película para una aventura muy oscura |
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No me suelo prodigar en hablar sobre bandas sonoras de videojuegos. Y es una auténtica lástima porque realmente a los que somos aficionados al sonido de la música en películas dramáticas y de aventuras tenemos aquí un terreno absolutamente fantástico. Celebro que haya eventos como PlayFest (que se celebra sobre septiembre en Fuengirola) en donde, aparte de disfrutar de un estupendo concierto con música de los mismos (y de proyectos de animación), podemos acercarnos a los compositores y productores para conocer mejor su mundo y su trabajo.
Los elevados presupuestos y tiempos de desarrollo permiten unos lujos de preparación y composición en los aspectos musicales que son auténticamente imposibles en proyectos cinematográficos hoy en día. Por eso, especialmente los grandes proyectos de juegos Triple A, están proporcionando a los aficionados muchos momentos de disfrute. Uno de los últimos proyectos de esta categoría de Sony ha sido este The Order 1886. Lanzado el 20 de febrero pasado, el juego es una aventura imaginaria que mezcla la leyenda de los Caballeros del Rey Arturo y los hombres-lobo (o Lycans, como se denominan en el juego), pero trasladándoles a Londres victoriano. Solamente la mezcla de estos tres elementos crea unas expectativas y posibilidades maravillosas.
Ready At Dawn, la compañía responsable del juego, dejó claro que sólo tenía en mente un nombre a la hora de pensar en quien compondría la música: Jason Graves. Para mí, Graves es uno de los mejores compositores actualmente en el género. Desde luego uno de los más cinematográficos, algo que se nota perfectamente en esta banda sonora. La música destila un tono oscuro, dramático y, en algunos momentos, ciertamente depresivo. Pero sin embargo su más de una hora de duración no se hace en absoluto difícil, a pesar de la negrura general de su composición.
El tono de la música es ideal para la atmósfera y tono del juego. Si tenéis la oportunidad de disfrutar de alguna de sus cinemáticas o videos que podéis encontrar en internet, os daréis cuenta enseguida. Dicho tono, para el compositor responsable tras la música de las diferentes entregas de la saga Dead Space o la maravillosa última entrega de Tomb Raider, no es terreno precisamente desconocido. Pero sí que consigue que sea absolutamente diferente a cualquiera de ellas, aunque el tono sea similar. Lo primero de lo que os vais a dar cuenta es que en la banda sonora no hay sección de metales ni violines. Algo que en principio parece extraño, ya que son básicos en el sonido orquestal en las partituras de aventuras y heroicas. Sin embargo en esta ocasión no afecta para nada al resultado de The Order 1886.
Cuando oímos su primera pieza, “The Knights’ Theme”, escuchamos una línea melódica en chelo sobre la que se van a sumar el resto de cuerdas para crear el tema principal de la banda sonora con el que se identifica a estos modernos Caballeros de la Tabla Redonda. A pesar de mantener el registro en los tonos más graves, la melodía se encuentra cargada con el suficiente nivel de nobleza y emoción como para hacernos sentir la gravedad de la misión que están llevando a cabo. A mitad de la pieza, además, aparece el coro masculino, que añade un elemento mayor de nobleza y emoción, como si desde tiempos inmemoriales la carga de su trabajo se encontrara apoyada por el espíritu de otros que también formaron parte del mismo.
Es evidente que el tono de la música hace que, en ocasiones, tenga un cariz tremendamente atmosférico y ominoso. Evidentemente, eso es el efecto buscado, aunque en exceso puede convertir a la música en un fondo ambiental y poco más. Pero Graves consigue darle un cariz muy melódico en todas sus piezas, consiguiendo que la atmósfera no termine siendo el tono general. Además, el estilo de grabación utilizado consigue también aportar su propio carácter. El potente refuerzo de las secciones de cuerda y viento para compensar la no presencia de metales, la grabación en un estudio pequeño dando una mayor sensación de opresión al sonido, etc. Todo está al servicio de las emociones de la música.
Como mencionaba, el tema de los Caballeros se convierte en un elemento principal de la partitura. Y ese tono, mezcla entre honor y pesada carga que debe llevarse a cabo, es uno de los elementos más identificativos de la banda sonora. Sirve incluso como respiro dramático y recuperación de la fe en su misión a lo largo del score. Esa aparición final en “In The Darkest Hour” es el mejor ejemplo para explicar a lo que me refiero. “A Knight’s Burden” y su tono triste y cansado. “The Knighthood” con un precioso tono espiritual, y casi de réquiem en combinación con el coro. “Last Man Standing” y la preciosa “Sir Galahad”, dando cierre y conclusión emocional a la aventura. Son todas un buen ejemplo de lo bien que Graves es capaz de manejar el tema y aportar los momentos de emoción necesarios a una partitura tremendamente dramática.
Los caballeros no son los únicos que están representados en la partitura. También los lycans son parte de ella. Pero son algo diferente. No son humanos, son más una fuerza de la naturaleza, guiados por instintos y necesidades. Por ello, no vamos a encontrar un tema que les identifique, sino un motivo o sonido en los vientos, de un tono muy grave, que recarga las piezas con mayor suspense y acción. La primera vez que vamos a escucharlo es en “The Enduring Pride”, con un sonido casi gutural, que el fagot y el contrafagot construyen para hacer sentir la presencia de dichos personajes. Lo bueno es que jugando con dichos elementos y manteniendo la clásica estructura repetitiva necesaria para acompañar al juego, Graves consigue crear piezas cargadas de texturas muy trabajadas que, como mencionaba antes, caen en el tono atmosférico solamente donde es necesario. Un ejemplo puede ser “The Rampage” o “The Enemy’s Den”, donde apreciaremos que dicha atmósfera busca proporcionar un elemento de tensión y suspense
La acción también va a estar presente. No nos vamos a encontrar grandes piezas de acción de manera continuada. Pero si fuertes cambios de ritmo y momentos que permiten que la tensión estalle. La primera pieza es “Airborne Pursuit”. Con lo chelos aportando un ostinato cargado de energía, bajo el que se mueve el motivo de los lycans, y al que apoya una ligera percusión que la va acelerando. Pero sin terminar de estallar completamente. Algunas piezas de acción mantienen este tono oscuro y dramático Como “Commandeered”. Pero otras buscan una mayor resolución emocional, como “The Hidden Enemy”, “The Rebellion” o “Brother, Let Us Embrace”. Le aportan un ritmo y resolución muy necesarios a la banda sonora.
La banda sonora en su conjunto, aunque oscura, es realmente una de esas partituras que permite apreciar el trabajo y la manera tan inteligente en que el compositor utiliza los recursos que ha elegido. Sin necesidad de tener que recurrir necesariamente a sumar más de todo como parece que es norma en otros proyectos. Especialmente los grandes blockbusters cinematográficos. Además le permite desarrollar una música que va utilizando dichos recursos para incluso ofrecer piezas realmente cargadas de texturas calidad como “The Covenant” o “The Edge of Sanity”, posiblemente las dos más destacadas de la banda sonora. Para todos aquellos aficionados que busquen sumergirse en otro mundo, oscuro y tenebroso, ya no sólo cuentan con el videojuego, sino con el estupendo trabajo de Graves para llevarles al mismo.
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