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Far from the Madding Crowd

(Lejos del mundanal ruido)
Craig Armstrong
     
Año:   2015
Sello:   Sony Classical
Edición:   Normal
Nº Tracks:   24
Duración:   56:36
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Jordi Montaner

1. Opening (04:40)
2. Jerusalem The Golden (01:56)
Performed by the Dorset Singers and Yeovil Chamber Choir
3. Corn Exchange (01:28)
4. The Great Misunderstanding (02:26)
5. Spring Sheep Dip (02:19)
6. Oak Returns (02:18)
7. Let No Man Steal Your Thyme (02:06)
Performed by Carey Mulligan and Michael Sheen
8. Never Been Kissed (03:02)
9. Hollow in the Ferns (03:40)
10. Bathsheba and Troy Wedding (03:07)
11. Dribbles of Brandy (01:11)
Performed by The Eliza Carthy Band with Saul Rose
12. Swiss Boy (01:51)
Performed by The Eliza Carthy Band with Saul Rose
13. Fanny and Troy (04:06)
14. Troy Swims Out (01:18)
15. O Come, O Come, Emmanuel (02:48)
Performed by The Dorsey Singers and Yeovil Chamber Choir
16. Boldwood Variation (02:32)
17. Michael Turner’s Waltz (01:49)
Performed by The Eliza Carthy Band
18. Jenny Lind Polka (01:54)
Performed by The Eliza Carthy Band with Saul Rose
19. Time Moves On (01:08)
20. Oak Leaves (01:11)
21. Bathsheba and Oak Unite (01:37)
22. End Credits (02:09)
23. Let No Man Steal Your Thyme (02:33)
Performed by Carey Mulligan – Arr. by John and Neill Maccoll
24. Far From the Madding Crowd Love Theme (03:43)

«Opening»

«Fanny and Troy»

«Far from the Madding Crowd Love Theme»


Armstrong se sale de lo habitual e investiga fuentes sonoras del copioso folklore británico. Buena intuición y/o buen asesoramiento.


Mala química, común a todo el conjunto de la película. Los ingredientes son exquisitos; su mezcla y su cocción, en cambio, un desacierto.


«Opening». Evocación de evocaciones: The Lark Ascending (Vaughan Williams), The Village (Newton Howard), Iris (Horner)… Un violín desatado sobre fondo orquestal, dibujando un paisaje musical tan excitante como conmovedor.

BSOSpirit opina

Nota media: 7,14
Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (8), Ignacio Granda (6), Juan Ramón Hernández (8), Antonio Miranda (5), David Sáiz (7)
Infieles al subtexto

altEl subtexto, lo que la película dice sin mostrar, es fundamental a la hora de cocer una buena banda sonora… En esta ocasión se trabaja (como viene siendo moda en este arranque de siglo) un remake de la película homónima que John Schlesinger rodó en 1967 y a la que Sir Richard Rodney-Bennett puso música: Far from the Madding Crowd (Lejos del mundanal ruido), en base a la novela escrita por Thomas Hardy.

Tanto Thomas Vinterberg como Craig Armstrong desatienden el subtexto de la novela original y su queso de oveja resultante no cuaja… El mundanal ruido al que se refiere Hardy no es la ciudad, los quehaceres sociales o los rudimentos del trabajo, sino la obstinada presión de la tradición sobre la ingenua mente de una joven mujer venida a más. Schlesinger y Rodney-Bennett, más fieles al subtexto, obviaron el folklore, el trajín agrícola, la forma, para ahondar en el torturado silencio de la protagonista, alejada por miedo de una realidad más que exigente.

altArmstrong rehuye el planteamiento clasicista de Rodney-Bennett; prefiere el aderezo (ruidoso) de la Eliza Carthy Band (grupo folk inglés de pro) a la flauta intimista de un principiante James Galway (que ni tan sólo aparecía en los créditos de la película de Schlesinger), piensa que nada puede alejar más del mundanal ruido que el murmullo de una fuente perdida en un bosque, música bonita, ancestral, bien ejecutada, aunque fuera de contexto.

altArmstrong juega a hacer de Rachel Portman, pero bajo un punto de vista equivocado. Elfman también lo hizo con Black Beauty, y con mejor acierto.

Puestos a utilizar instrumentación folklórica como ambientación de época, hubiera sido mucho más sensato lo que Gary Yershon consiguió hace bien poco con Mr. Turner: orquestar el silencio con la música, la mirada del actor con sus reprimidas emociones, sus miedos, sus deseos, su melancolía. Basta una flauta, un oboe, un violín, un piano amartillado y una voz rota; sin desmanes orquestales, tan bien urdidos como innecesarios, impertinentes.

altEl disco se saborea como excelente incursión musical en la campiña inglesa, con sonidos Sony Classical de exquisita factura, pero sin la entrañable fidelidad al espíritu y al subtexto de la novela de Hardy  que presidían la partitura de Rodney-Bennett… Os propongo que, con ocio de por medio, visionéis ambas versiones y  saquéis vuestras propias conclusiones. No es que «cualquier banda sonora pasada fuera mejor», sino que tal vez hizo algo irrepetible que los productores de cine insisten en repetir hasta la saciedad, comprometiendo el buen hacer de los compositores.