Reconozco que las tonalidades de mis dos primeros y últimos editoriales eran ciertamente otoñales. Tristes, marrones, con algunos fogonazos de brillante verano. Pero al fin y al cabo, cromáticamente tirando a un marrón oscuro, casi negro.
Uno no puede trasladar en letras ningún atisbo de luz cuando habla de la desaparición de uno de los creativos más influyentes para la gente que nacimos en los setenta y nos criamos en los ochenta. Y tampoco puede palmear alegría a los cuatro vientos cuando la base de una catarsis siempre es una pérdida.
Mi tercera editorial es positiva, aunque con ciertos atisbos de tonalidad cobriza. Así vamos mostrando una paulatina evolución, de la oscuridad a la luz.
Y es que voy a centrarme en una de las mejores películas que ha parido nuestro cine, una vez más de género, género fantástico. Hablo de Extinction, que llegó a mí de primeras con otro nombre, Welcome to Harmony, como bien versa el letrero que encontramos al comienzo de la película.
Pero regresemos a un punto más distante. El origen del Festival de Música de Cine. No por un ejercicio de nostalgia, sino simplemente para comenzar la historia.
Hace más de 11 años, me encontré en un restaurante de Madrid -donde servían varios tipos de paellas y arroces- con el compositor de Extinction, Sergio Moure de Oteyza. Fue una reunión pretendida. Una presentación con los compositores que iban a formar parte del plantel de invitados de aquel primer y glorioso año. Allí estaba Sergio como único representante patrio. Junto a Brian Tyler, Sean Callery y John Frizzell. Una noche que quedará en el recuerdo y que fue el principio de una relación que nos ha tenido compartiendo “primeras veces” ya en dos ocasiones.
Así lo fue con el Festival, y lo fue con la primera grabación que hicimos con la Orquesta de Córdoba.
Hubo tentativas previas de grabar otros trabajos de otros compositores (y amigos) con dicha orquesta. Pero no llegaron a buen puerto.
Y no fue la primera grabación en la que estuve involucrado. Gracias a Óscar Araujo y a la ayuda de Fernando Gallego y Richard Casero, montamos una buena en Cheste, con la grabación de la música del teaser de Castlevania: Lords Of Shadow 2, bajo la atenta mirada del CEO de Mercury Steam, Enric Álvarez y José Raluy, su senior producer. 137 cuerdas. Ahí es nada. Y es que Óscar no es un autor convencional. Y eso mola para locos como el que escribe.
Volviendo a Welcome to Harmony, Sergio estuvo en nuestra última edición del Festival. Nuestro décimo aniversario. En una especie de cierre de ciclo (algo que cobraría mucho mas sentido y entidad una vez vistos los últimos acontecimientos). Y gracias a su paso por Córdoba pudo ver la calidad de sus músicos. No solo de la Orquesta madre, sino también de la Joven Orquesta de Córdoba.
Él sabía de nuestra intención, a través de mi propia iniciativa empresarial, de crear una orquesta que se dedicara habitualmente a la grabación de bandas sonoras, un proyecto que llegó a la mesa de los representantes políticos de la ciudad desde el primer año que aterrizamos allí con el Festival, pero que no cobró fuerza hasta el último año, con ayuda precisamente del Festival, y en concreto, una reunión de negocio que desarrollamos durante su programación y que ideé para presionar más a gestores de la formación principal de la ciudad, que hasta entonces parecían sumidos en una injustificada desidia con esta idea.
Al final todo tiró adelante, gracias a la buena disposición de la orquesta, la implicación del Ayuntamiento, el apoyo económico de la Diputacion y, sobre todo, el indispensable interés del compositor y su equipo de producción por grabar en Córdoba.
Después de eso, la orquesta ha vuelto a grabar otra banda sonora. Precisamente con el compositor Óscar Navarro, que también estuvo como invitado en el último Festival. Pero ahí ya no estuvimos involucrados, ni mi equipo ni yo. Y es que ya empezaba a gestarse la operación “quítate tú para ponerme yo”.
Desgraciadamente, y aquí tenemos el tono ocre de este editorial, mi interés por convertir a la orquesta de Córdoba en el referente de orquesta para grabar bandas sonoras de nuestro país, se quedará en otra de las grandes ideas que intenté desarrollar en Córdoba y no pude. Eso lo dejaremos para el futuro en otros pastos.
A pesar de que tampoco estuve muy involucrado en el día a día de lo que fue la grabación de Welcome to Harmony, sí tuve la suerte de escucharla antes de su salida a la luz, ya como Extinction, gracias, una vez mas, a Sergio Moure, que siempre ha estado ahí sabiendo lidiar muy bien entre los distintos intereses que le rodeaban. Es algo que dice mucho de él, no ya como compositor, sino como negociador y empresario. Chicos/as, a día de hoy no importa cuán bueno seas como compositor si no sabes, no solo venderte, sino tener manga ancha para tratar con aquellos que te contratan).
Mi primer contacto con Extinction fue muy positivo y lo que escuché fuera de las imágenes me pareció lo mejor que Sergio había escrito hasta la fecha. Y eso que El cuerpo me parece una grandísima partitura, de una gran madurez creativa.
Ya en el cine, y viendo la conexión de la música con las imágenes, entendí el planteamiento inicial más melódico de la composición, aparte de esos terrenos mas áridos y oscuros que tan bien empastan con la historia. Extinction es una verdadera genialidad a nivel de dirección, donde Miguel Ángel Vivas sabe de sus limitaciones presupuestarias y las lidia de una manera ejemplar, porque en muy limitadas ocasiones estas chirrían en pantalla (tal vez algunos efectos de croma, pero no son abundantes y no interfieren en la narración). A nivel actoral, es donde la película mejor brilla, con unas actuaciones de sus dos televisivos protagonistas que es lo mejor que hemos podido ver en sus respectivas carreras.
La banda sonora en conjunto es muy notable. Es la gran oportunidad de Sergio de dar su nombre a conocer en el mercado internacional. Pero eso no evidencia en su trabajo ningún tipo de presión, o llegar al camino fácil de sobreexponer sus cualidades con una música en exceso presente. Creo que Sergio ha sabido “equiparse” muy bien con Miguel Ángel. Y eso crea una película muy medida, contenida cuando tiene que serlo y abrumadora en su última parte. Todo medido y calculado. Un trabajo que será perfecto para cuando el compositor lleve a cabo talleres de composición musical. No solo por la técnica musical empleada, sino también por los procesos que ha tenido que llevar a cabo para dar a luz esta composición.
Mi única objeción tiene que ver con el resultado de ciertas texturas musicales. Y sabiendo del proceso y de que fue la primera partitura de cierta entidad grabada por la Orquesta de Córdoba, entiendo la situación. En general es un trabajo correcto en su ejecución musical, y más a sabiendas que es un punto de partida, pero es necesario que ese proyecto de grabación evolucione y pueda hacerlo dentro de un ecosistema mucho más práctico y autosuficiente, sin interferencias de fotos públicas o editoriales de periódicos. Así que me pica saber qué resultado final tendrá lo que Óscar Navarro grabó con la Orquesta de Córdoba. Espero escucharlo algún día.
Extinction es la muestra de que si se quiere, se puede. Verdad es que a veces es necesario que ciertos astros confluyan. ¡Que demonios!… que ciertas personas estén involucradas en el proceso. Y esas personas, puntales en sus áreas, con su necesaria evolución y experiencia, son las que marcarán positivamente el resultado final.
Sergio ha sabido imprimir no solo su talento y sello propio a la banda sonora, sino también su capacidad como negociador, empresario y profesional que ha sabido evolucionar ejemplarmente en estos 11 años. Enhorabuena Sergio. Seguimos cabalgando.
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