Con la frase del encabezamiento se despide cada episodio de este anime basado en el manga que, a su vez, se inspiró en el poema épico persa «Amir Arsalan-e Namdar». La frase resume a la perfección lo que nos cuenta este viaje que emprenderemos junto a Arslan, hijo de Andrágoras III y heredero al trono del Reino Persa que, tras una cruenta batalla, se verá abocado a huir junto a Daryun, el más bravo y fiel de sus hombres, para poder conservar su vida y buscar la forma de recuperar el reino perdido por su padre.
La travesía le llevará a conocer a un grupo de variopintos personajes de una gran personalidad, que le ayudarán sin reservas en su cometido, y cuya relación trascenderá más allá de una relación príncipe-vasallo, forjando el grupo unos lazos que estarán por encima de cualquier cosa.
Así pues, nos encontramos ante una historia de amistad y crecimiento personal muy interesante llevada a la pantalla con mucho tino, bajo una animación que, sin ser todo lo buena que me gustaría, sí que cumple de sobra para que uno se sumerja con gusto en esta aventura protagonizada por muchos personajes de gran carisma y que deja con muchísimas ganas de que llegue pronto su segunda temporada el próximo 2016.
Música majestuosa para el viaje de un Príncipe
Uno de los puntos fuertes de esta historia está en la música compuesta por Taro Iwashiro, compositor del que ya he hablado en más de una ocasión en estas páginas y que rara vez ofrece una partitura que no merezca la pena. Para el que escribe, es uno de los mejores en su trabajo y, además, en sus últimos scores muestra estar en estado de gracia. Su gran formación clásica ha sido sin duda alguna un plus para componer una BSO como esta de «Arslan Senki».
El primer tema que escuchamos, «Shounen wa Soshite Ou to Naru», es el leitmotiv de la BSO y seña de identidad del protagonista. La majestuosidad de la que hablaba más arriba queda de manifiesto desde el comienzo, con una melodía en la que las cuerdas y metales, por encima de otro cualquier instrumento, nos hablan de la grandeza del personaje y el alcance y dificultad del destino al que está ligado. Este primer gran tema siempre lo escucharemos al comienzo de cada episodio, mientras se nos resume lo acontecido hasta el momento, así como en alguna variación durante el transcurso de la historia.
«Frontier Gate», segundo corte del score también nos «habla» de Arslan, de su atrevimiento, optimismo ante la vida, sentido de amistad y por supuesto de su grandeza, no ya como Principe, como se apunta en el primer corte, aquí la música engrandece a la persona e Iwashiro lo retrata a la perfección en otro gran tema con las cuerdas nuevamente como protagonistas alcanzando en el minuto 1:05 una enorme belleza la música.
Al tratarse de una historia ubicada en Oriente Medio, vamos a encontrar bastante música que nos evoque esas tierras, aunque solo tres temas al completo hacen hincapié en dicho escenario: «Touhou Raifuuun», «Touhou Ryuukyouen» y «Touhou Kouzen Emaki». Tres temas, que en realidad es uno con distintas variaciones, utilizados para presentar algunas de las ciudades y fortalezas que aparecen en la historia, siendo el segundo de este bloque el que más luce, al ser el que está realizado con la orquesta, utilizando instrumentos como crótalos, panderos, ney (flauta árabe) o kaman (violín occidental afinado a la necesidad de música árabe).
También podríamos incluir en este bloque el tema «Nagekibito no Inori», en el cual el propio Iwashiro entona un cántico a modo de oración, e incluso «Wasurerareshi Tami no Uta», un bello tema cantado también por Iwashiro donde guitarra acústica y flauta irlandesa representan a uno de los personajes principales de la serie y cuya afición es ser juglar, y cuya música nos transporta igualmente tierras lejanas.
Centrándonos en el bloque dramático, muy definido sobre la figura del protagonista, varios son los cortes a destacar. Uno es «Aishuuiro no Chiheisen», tema en el que la melancolía de Arslan queda de manifiesto a los compases de la guitarra acompañada por la sección de cuerdas y percusión electrónica. «Eiyuu Denshouki» uno de los cortes más hermosos de la BSO, donde la historia y el recuerdo de un héroe sirven al Príncipe de inspiración. Para ello Iwashiro saca el máximo partido de las cuerdas y los metales para poder expresar lo que Arslan siente en ese momento.
En toda guerra hay perdida y dolor: «Chinurareshi Gyokuza» y «Shirarezaru Hibi no Kanata yori» son dos temas que reflejan muy bien estos sentimientos de dos formas muy distintas. El primero con una percusión a modo de marcha fúnebre acompañada por los metales para a mitad del tema hacer su entrada la sección de cuerdas acentuando el dolor de los protagonistas. El segundo, con la maestría habitual de Iwashiro al piano, componiendo una triste melodía que acentúa la sensación de soledad e incomprensión del Príncipe ante tanta muerte a su alrededor.
Pasando al bloque de acción, hay que destacar «Senritsu Shippuu» y «Kyuuchi Gekitousen», temas en los que percusión electrónica y cuerdas van de la mano en el desenfreno de la batalla, dándole a esta la intensidad requerida para mantener la tensión. Mención especial a la interpretación de Iwashiro al órgano para el segundo tema. Es alucinante como se acopla ese sonido a la escena que acompaña.
Entre tanto bueno a destacar no quiero dejar pasar cortes como «Kegarenaki Seichi e» donde el reflejo de la tierra santa que pisan los protagonistas queda magníficamente plasmado con el arpa y los violines. Otro gran tema es «Michinaki Michi no Kouin», que bebe del leitmotiv de Arslan para transformarse en una melodía heroica que va unida siempre al Príncipe cuando toma grandes decisiones que le hacen crecer como persona. Asimismo, «Shounen kara no Sasagemono» es otro regalo que nos hace Iwashiro al piano para ofrecernos el tema de Arslan en una versión muy íntima, melodía ligada a los momentos de soledad y reflexión del joven monarca.
Para el final dejo otros dos grandes temas. Por un lado «Inishie yori Yoseru Nami», tema en el que la voz de Akiko Morishita acompañada de una percusión militar junto a unas cuerdas solemnes nos anuncia el preludio e importancia de lo que acontecerá en el campo de batalla. Y finalmente, «The ARSLAN», otro regalo que nos ofrece Iwashiro en forma de grabación en directo en el estudio, sin mezclas posteriores, del tema de Arslan, y donde queda expresada en toda su magnitud la majestuosidad del personaje y las grandes cosas a las que está llamado a realizar. Un broche de oro para un grandísimo trabajo del Maestro nipón.
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