In the Heart of the Sea

Estas palabras son las que dan comienzo al relato que nos presenta Ron Howard para hacernos llegar la historia que sirvió de inspiración a Herman Melville para escribir su obra Moby Dick. Dichas palabras cobran todo su significado tras terminar de ver la cinta de aventuras (lo mejor de la película) y drama (su parte más floja) que firma el de Oklahoma contando los recuerdos de Thomas Nickerson (Brendan Gleeson), uno de los supervivientes del  malogrado ballenero Essex, por culpa de un gran cachalote blanco, así como la confrontación acaecida en la embarcación en su última singladura entre los dos altos mandos: el capitán George Pollard Jr. (Benjamin Walker) y su primer oficial Owen Chase (Chris Hemsworth) y toda la odisea que vivió la tripulación para tratar de sobrevivir tras el naufragio del buque.

Con estos ingredientes seremos testigos de una película muy deudora del cine clásico de aventuras de antaño, que se beneficia de los últimos avances tecnológicos y de la maestría de Howard para ofrecer planos imposibles y espectaculares para nuestro disfrute, especialmente cuando hacen acto de aparición las ballenas y las secuencias del monstruoso cachalote, pero que igualmente cojea a la hora de mostrar la parte dramática, en la cual no se ahonda lo suficiente para crear toda la tensión que requería la relación entre los personajes de Hemsworth y Walker, o ciertos pasajes de supervivencia mientras están a la deriva con el resto de supervivientes de la tripulación.

Aun así, Hemsworth sale muy airoso en su papel demostrando que no es solo una cara bonita con presencia física (ya lo demostró en Rush), secundado por unos estupendos Tom Holland, Cillian Murphy y la enorme presencia de Gleeson en sus breves apariciones, lo que hace que en su conjunto la película se pase en un suspiro y se nos quede un muy buen sabor de boca. Además, yendo a lo que nos interesa, si toda la cinta se beneficia de una gran música, ese conjunto sale mucho más reforzado, como ha sido en este caso con la aportación de Roque Baños y su banda sonora.

Llamadme Roque

Voy a permitirme hacer esta analogía con el comienzo del libro Moby Dick, ya que opino que esta banda sonora es la que definitivamente va a poner el nombre de Baños en boca de productores y directores de ese Hollywood en el que lleva ya algunos años mostrando el talento que posee, y es que In the Heart of the Sea es la muestra de cómo un compositor llega adonde le pide el director de la película pero sin perder nunca su propia identidad musical. Esta es una banda sonora en la que escucharemos reminiscencias del tipo de música que ha acompañado siempre a las cintas de Howard, pero que no nos quepa ninguna duda de que el sello, la esencia y la forma de componer del de Jumilla están en cada uno de los cortes que componen su trabajo para esta historia.

La partitura de Baños se sustenta en dos leitmotivs que hacen su aparición desde el primer corte del score. El primero hace referencia a las profundidades del mar y a las ballenas, y el segundo gira en torno a los protagonistas y lo que acontece en su singladura.

En el primer track que escuchamos, “Arriving Nickerson’s Lair”, ya hacen acto de aparición esos temas. En su primera mitad el de los grandes mamíferos en su medio acuático, representados por vientos de reminiscencias étnicas, unas notas a modo de carillón que le confieren ese aire de misterio y de lo desconocido, así como una de las genialidades que el compositor se ha sacado de la chistera: el propio sonido de los cetáceos en su elemento natural.

En su segunda mitad aparece un breve esbozo del segundo leitmotiv, interpretado por la sección de cuerdas y continúa siendo representado en “Chase Walking Nantucket”, tema con aires folk interpretados por panderos, percusión y violín, que nos presentan al protagonista y la ciudad en la que vive.

El primer tema de corte dramático aparece en “Farewell”, una variación del segundo leitmotiv en el que piano en su comienzo y más adelante cuerdas y metales vuelven a imprimir ese sello tan característico de Baños en sus partituras. Dicho sello imprime de más fuerza y sentimiento la mirada de despedida que observamos entre Chase y su esposa.

“Young Nickerson” es el corte que nos presentará por primera vez la fantástica voz de Lotti Rhodes que, junto a una melodía a cuerda y el segundo tema principal, nos presentan al personaje interpretado por Tom Holland.

Centrándonos en todo el bloque concerniente a la música relacionada con lo que acontece en el barco y la caza de ballenas, se nos presentan temas como “Essex Living Harbor”, el cual incide en la parte de acción y aventura que tienen los tripulantes por delante, para lo que la orquesta es usada en su totalidad interpretando el leitmotiv que va asociado a ellos.

El principio de “The Knockdown” sigue incidiendo en la línea del tema anterior en su primer minuto y medio para, a continuación, pasar a ser un tema oscuro y amenazante, resaltando la percusión y los metales durante los siguientes minutos hasta que hacen acto de presencia esas cuerdas tan características en las orquestaciones de Baños para imprimir adrenalina a la escena.

“Blows”, como su nombre indica, nos presenta el primer encuentro entre los balleneros y sus presas. Al comienzo escucharemos notas que representan a los cetáceos y rápidamente pasaremos a sonidos tribales que nos indican que la caza ha comenzado. Acto seguido la percusión, metales y unas constantes notas de esas cuerdas “made in Baños” nos meten de lleno en la acción, dando un sentido de peligro y a la par de emoción a las imágenes, intercalando los ecos de las ballenas e incidiendo en el segundo leitmotiv de la partitura, el cual cambia de forma dramática al final del corte acompañado de la voz de Lotti Rhodes a modo de lamento por el destino del animal cazado.

A continuación volveremos a escuchar los sonidos étnicos en “A Thousand Leagues Out” para mostrar el alejamiento de su punto de partida al que ha llegado el buque en su afán por encontrar presas.

Esos ritmos étnicos continúan en “Lower Away”, entremezclándose con el tema de acción en el comienzo del corte, para ser las cuerdas, acto seguido, las que mantengan la tensión junto a los metales y la percusión. De aquí pasamos a “The Attack”, uno de los grandes temas del score, en el que vuelve a aparecer el leitmotiv de las profundidades mientras las cuerdas, percusión y metales inciden en el peligro,  y en el que hace su aparición estelar el didgeridoo (instrumento de viento aborigen australiano y grandísimo acierto de Baños en la creación de la partitura), que nos presenta la amenaza del gran leviatán blanco que se abalanza sobre la tripulación y su buque sellando el destino de este último.

“Abandon Ship” será el tema que cierre este bloque, corte en el que las cuerdas son las absolutas protagonistas con una nueva variación del leitmotiv de los protagonistas que va in crescendo hasta que en el minuto 3 hacen irrupción unos repiques de  campana, a modo de elemento funerario, de pérdida, tornándose el leitmotiv en la parte final un canto a la impotencia y la tragedia en las notas tristes de la cuerda.

En el segundo bloque, tras el trágico final de la embarcación, volveremos a escuchar el tema asociado a las profundidades en “Lost of the Sea”, donde los arreglos electrónicos quedan perfectos para mostrar la soledad de los protagonistas. El mencionado leitmotiv volverá en “The Second Attack”, así como las notas amenazantes del didgeridoo representando al enorme cachalote, que junto a cuerdas y percusión desenfrenadas retratan la nueva aparición del blanco leviatán.

“Desert Island” es otro corte en el que la sensación de soledad y desamparo quedará manifiesta con una sombría melodía en la que los elementos étnicos y las cuerdas marcan la pauta de los acontecimientos. Estos mismos elementos serán también los que den continuación a la desesperada situación de la tripulación bajo las notas de “Finding the Dead”.

Con “Separations” volvemos a escuchar otro tema melódico, una melodía que adquiere protagonismo en la parte final del film, en la que el piano, por encima de todo, nos transmite el sentimiento de despedida que envuelve a los protagonistas. Muy importante nuevamente la voz de Lotti Rhodes en este tema para acentuar más ese sentir.

La última aparición del gran cachalote nos ofrece no solo una de las mejores escenas del film sino también uno de los mejores temas del score: “Stand Off”, donde las cuerdas, la percusión, el didgeridoo y los metales brillan en su primera mitad, haciendo entrada en su segunda parte el tema perfilado anteriormente en “Separations” y que sirve como pacto entre hombre y animal junto a las notas finales a piano.

“Homecoming” y sus siete minutos de duración son también una auténtica gozada en su escucha. En él, Baños aplica todos los recursos dramáticos que ha utilizado en la partitura, haciendo uso de los dos leitmotivs, el tema secundario de paz, esperanza y redención que aparece en la parte final de la película y la voz de Rhodes. Todo ello para marcar el retorno de un hombre totalmente distinto al que partió de su hogar en busca de gloria y dinero. La aparición del chelo interpretando el tema del protagonista, iluminado por el resto de la orquesta en su parte final, cierran el ciclo de esa vida y perfilan una nueva vida de ilusión para él y su familia.

El ciclo queda cerrado con “The Story is Told”, nueva variación del tema principal de los protagonistas, donde nuevamente queda manifiesta la firma del jumillano a la hora de crear música que apuntale y enriquezca la escena que acompaña. A partir del minuto 3 el tema alcanza momentos sublimes interpretando el tema secundario de paz y redención que acompaña en esta ocasión a los personajes del viejo Nickerson y de Melville.

Esa paz y esperanza es al final retratada con el tema “The White Whale Chant”, en el que la voz de Lotti Rhodes es la total protagonista, interpretando un canto hermoso y evocador que transmiten las sensaciones mencionadas al principio junto a la melodía que tanto protagonismo ha tomado en la parte final del film, siendo una nueva interpretación del tema principal la que ponga cierre a la pieza.

El broche (y de oro) llega con los títulos del final en “End Credits”, que aunque en esta edición son una versión alternativa siguen mostrando el poderío de la partitura de Baños con esas percusiones muy al estilo Alatriste, acompañadas del resto de la orquesta. Un temazo que deja con ganas de más desarrollo para disfrutar de él. Ojalá que en una futura edición discográfica podamos disfrutarlo mucho más.

Cierro la reseña insistiendo en lo que comentaba casi al principio, que no es otra cosa que volver a resaltar que este score es una nueva muestra de la maestría de Baños para lidiar con cualquier tipo de proyecto, que aunque el director marque unas pautas, él las hace suyas e imprime con su personalidad la música creada para el film, con unas orquestaciones fantásticas y utilizando recursos que a ningún otro compositor le vienen a la mente ni por asomo. Quien no quiera ver eso, jamás podrá disfrutar de una partitura como esta.