CD1
1. A Game of Strategy (03:18)
2. Power vs Teamwork (08:21)
3. The Cut Line Inconvenience (04:26)
4. Fueled Up and Headed South (03:12)
5. The Hungry Crocodile (05:46)
6. Looking On at What Might Have Been (03:23)
7. In the Grip of the Seasons (02:53)
8. Melt Waters (03:22)
9. All at Sea (03:50)
10. Wolves and Hares (03:58)
11. Miniature Gliders (05:09)
12. Big Game on the Tundra (05:04)
13. At First It’s a Game (02:12)
14. A Sparrowhawk’s Tale (03:56)
15. Buzzing Jays (02:04)
16. Chimps vs Monkeys (03:39)
17. The Army Ants (07:09)CD21. The Blue Whale (05:12)
2. Between the Devil and the Deep Blue Sea (05:19)
3. Spinner Dolphin Superpod (01:32)
4. The Deep (03:59)
5. The Bait Ball (05:11)
6. Nowehere to Hide (01:08)
7. The Honey Badger (02:54)
8. Building a Fortress (04:52)
9. Lions and Buffalo (06:04)
10. Red Hot Ants (06:37)
11. Etosha Lions (06:10)
12. Race Against Time (01:19)
13. No Ordinary Octopus (03:42)
14. Living on a Calorific Knife Edge (03:11)
15. Sea Lions and Killer Whales (06:12)
16. Wolves and Bears (05:07)
17. Hunting Humpbacks (04:45)
18. The Lions Theme (04:41)
Tema de la estrategia en «A Game of Strategy»
Tema de los licaones en «Power vs Teamwork»
Tema de los leones en «The Lions Theme»
La empatía de los ataques orquestales con las emociones suscitadas por Sir David Attenborough en su narración, muy «marca de la casa» (BBC).
Price se muestra sólo en cuerpo y no en alma; un trabajo tan impecable como impersonal.
«Power vs. Teamwork». Esta secuencia de montaje hace gala de una banda sonora de persecución inconmensurable, con cambios de ritmo y sortilegios que merecen considerarse en los anales de la música del cine de acción… No hay detectives, ni policías, ni agentes secretos; no hay coches, motos, aviones, ni helicópteros; no hay bombas ni disparos, ni naves espaciales. Sólo un ñu adulto, atlético pero asustado, corriendo por salvar su vida frente al acoso escrupulosamente perpetrado por una familia de licaones. Es el corte más extenso del disco y el que polariza los tempos musicales luego empleados en otras secuencias.
BSOSpirit opina
Nota media: 8,14
Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (9), Juan Ramón Hernández (8), Antonio Miranda (5), Jordi Montaner (9), David Sáiz (9)
Explicaba Aristóteles en su tratado de Poética que el miedo es tal vez la emoción más poderosa que un escritor puede conjugar en sus relatos. David Attenborough no es Hitchcock, la BBC no es la antológica y maldita Hammer, ni Steven Price es Bernard Herrmann… Ni tan sólo es familiar de Vincent Price.
Pero en esta serie documental de la franquicia BBC-Earth estaba claro que el miedo ante una muerte violenta e inminente debía ser el hilo conductor de las tramas… La cosa va exclusivamente de cazar y ser cazado, de perseverar en la persecución para no morir de hambre y de huir desesperadamente para no ser la cena de un carnívoro hambriento. Allegros de cuerda con variaciones súbitas de ritmo, percusiones ostentosas, vientos y coros, huyen del cromatismo característico de los documentales con exóticos fondos de paisaje para centrarse en el drama particular de cada cazador y cada presa.
Price se sirve de músicas muy en primer plano. Attenborough no pretende aquí poner etiquetas a sus bestias ni tan sólo explicar sus conductas. Se limita a servir cuanto la cámara y el montaje (puesto que sólo se exhibe un 50% del trabajo filmado) muestran, al modo de un comentario de cine mudo, anticipando, preparando al espectador para la proeza que se dispone a presenciar. La música de The Hunt (la caza) evoca con milimétrica precisión cada escenario psicológico: rabia, deseo, hambre, fuerza, concentración, atrevimiento y, sobre todo, miedo; ansiedad tanto por parte de quien es acechado como de quien acecha. La serie desmitifica la sensación de que los carnívoros tienen siempre las de ganar, y nos adentra en dramáticas epopeyas que tienen lugar de forma cotidiana en los más variopintos rincones del planeta.
En su día, George Fenton trazó las líneas a seguir por parte de una orquesta especializada en este tipo de registros. La llamó Earth Orchestra, y por ella han desfilado compositores de cine tan dispares como Nitin Sawhney o Steven Price. La sincronización de músicas, narración y escenas es tal que se permite incluso utilizar lapsos de inusitados silencios para enfatizar los arranques orquestales o la resolución de los conflictos. Estos silencios, a modo de cuñas intencionadas, subrayan precisamente el miedo y la incertidumbre en cada desenlace. Este recurso en cuestión fue empleado también por Price en Gravity.
Las 35 pistas contenidas en los dos discos que integran la banda sonora se ciñen a los siete capítulos de que consta la serie. Attenborough ha agradecido públicamente al oscarizado Price que «haya dotado al documental de la espectacularidad sonora de una superproducción de Hollywood».
El esfuerzo musical recompensa el trabajo de tres años de captura de imágenes sirviéndose de toda suerte de trucos de realización: cámaras trampa dotadas de HD, drones de última generación capaces de filmar a más de 60 kilómetros/hora, óptica endoscópica quirúrgica para monitorizar a las hormigas arrasando un hormiguero vecino en busca de comida…
Un juego de estrategia
«A Game of Strategy» es el primer tema encabeza el primer capítulo de la serie y reformula la noción de «caza» a modo de un reto sin solución. Un leopardo adulto embosca sigilosamente a un impala. Todo parece decidido, pero falla. Prueba de nuevo, haciéndose prácticamente invisible y acercándose hasta los preceptivos cuatro metros que determinan el éxito de su emboscada. Atrapa al antílope, pero éste logra zafarse de su abrazo mortal y el leopardo queda aturdido, humillado. La música de Price nos invita a comprender el drama desde la perspectiva intimista de un fracaso, desde la frustración de un tono muy lento de adagio… Incluso el cazador natural más reputado falla en dos de cada cinco intentos. De fallar el tercero, perderá el equilibrio calórico que le permite cazar y morirá. Cada cazador dispone su baraja, pero es la puta suerte quien reparte cartas…
Potencia frente a coordinación
Una de cal y otra de arena. Cambian las tornas, y de qué manera… Los licaones parecen perros desgarbados, muertos de hambre y casi esqueléticos; pero su coordinación y su conocimiento del terreno abierto en que prosperan es inapelable. En este tema, «Power vs Teamwork», tercian vientos orquestales para salir al encuentro de un ñu adulto y musculoso, diez veces más grande que la hembra alfa que dirige a sus crecidos cachorros. Sin embargo, cuerdas y percusiones nos anuncian una carrera de fondo con suspense jamesbondiano…. Empieza la caza, y empieza mal para los licaones, que yerran en la confusión de la presa al abrigo de su manada. Pero la hembra líder persevera y acaba redescubriendo al objetivo. El ñu tiene miedo. Sabe que corre más y es más fuerte, pero no puede pasar por alto que los licaones sólo podrán volver a su cubil con su carne en el buche. Price rompe y tercia ritmos de persecución obstinada y de acoso sin solución. Es un tema largo porque lo abarca todo.
Inconvenientes hasta cierto punto
En este tema, «The Cut Line Inconvenience», mezclando elementos orquestales y sintetizados, Price insiste en la propuesta de Attenborough de que los cazadores no son necesariamente los ganadores, de que sus cálculos no siempre son los correctos, y pueden acabar pagando por sus errores con la vida.
Hartos y pa casa
En ocasiones, la caza es casi una «masacre»… A modo de festín, la orquesta celebra en «Fueled Up and Headed South» el ahínco de los predadores en su predación, habida cuenta de que pasarán mucho tiempo viajando y sin comer, y que de las calorías acumuladas por su organismo dependerá que sobrevivan a otra estación de bonanza.
El cocodrilo insaciable
Price empieza «The Hungry Crocodile» con un rasgueo lúgubre de guitarra y sigue con explosión orquestal. Conjuga estos dos aspectos para certificar el terror oculto en aguas turbias y la respiración atormentada de quienes deben acercarse al agua por necesidad.
Lo que pudo haber sido y no fue
De nuevo la frustración. La propuesta musical de The Hunt, al igual que la propuesta documental, es recrear el drama real en la naturaleza, y en la naturaleza es siempre muy difícil dejar sentado quién gana y quién pierde. «Looking on at What Might Have Been» es música de perdedores.
Al amparo de las estaciones
Con «In the Grip of the Seasons» se abre paso el segundo capítulo de la serie, que transcurre todo el tiempo en el Ártico. Los protagonistas son tres mamíferos cazadores: el oso polar, el lobo ártico y el zorro ártico. Un tema épico con coro adosado da a entender que vivir de la caza en un lugar tan yermo y poco apto para las emboscadas es todo un reto. Sólo hay dos estaciones en el Ártico: una larga (invierno) y otra corta (verano). Cada predador debe sacar provecho de los escasos recursos de que dispone.
Al mar
De nuevo la épica musical: en esta ocasión no para los cazadores, sino las presas. Con la música de «All at Sea», las aucas ponen sus huevos en escarpados acantilados, a salvo de la mirada hambrienta del zorro ártico. Los polluelos, deben lanzarse planeando desde una altura de 600 metros hasta aterrizar en el agua… De no hacerlo, chocarán violentamente contra las rocas y el zorro se limitará a recoger sus pedazos. Un tema épico.
Lobos y liebres
A modo de reprise, vuelve el tema de la caza de los licaones aunque con más suspense y mayor intensidad… Con «Wolves and Hares» una minúscula liebre es descubierta por dos lobos árticos adultos que la persiguen infatigables. La liebre, sin embargo, se zafa de sus adversarios con una agilidad increíble. Corre, salta, quiebra y vuelve locos a los lobos… Hacen falta cuatro grandes lobos para dar caza a una pequeña liebre. Aquí la lógica calórica no funciona.
Menudos emboscadores
Un polluelo de pardela se oculta bajo las piedras… De hecho, millares de pardelas. El zorro lo tiene todo a su favor; pero debe mirar piedra por piedra, y las pardelas saben perfectamente donde esconderse. El zorro desiste… ¡Ni hablar! El zorro simplemente aguarda. Los vientos orquestales de «Miniature Gliders» suenan a fábula antigua. Menudo es el zorro… Aguarda a que unas gaviotas se pongan también a espiar bajo las piedras y buscar polluelos. Las pardelas no pueden vigilar en dos frentes y, tratando de huir de las gaviotas, se meten directamente en la boca del zorro.
Caza mayor en la tundra
Con «Big Game on the Tundra», encontramos de nuevo a los cuatro lobos árticos que acabaron dando caza a la liebre. En pleno verano ártico, buscan una fuente de alimentación capaz de saciar a toda la manada. Recorren cientos de hectáreas vastas y yermas hasta dar con un grupo de bueyes almizcleros, la única gran presa de la tundra ártica. Estos animales se protegen cerrando un círculo impenetrable. Los lobos pasan de largo… Buscan un macho solitario, de mayor tamaño y mucho más fuerte, pero cazable. Lo atosigan durante horas y horas, casi un día entero. Se arriesgan a que una cornada o una coz deje a uno de los cuatro lobos fuera de combate y los tres restantes no sirvan ni para cazar una liebre. Pero no tienen elección y se arriesgan. Su perseverancia es recompensada… Épica al uso, según quien la compuso.
De entrada es un juego
«At First It’s a Game» introduce el tercer capítulo, dedicado a bosques y a selvas. El juego no es otro que el escondite… En bosques y selvas oscuras manda el acecho a muy corta distancia, el camuflaje. Tigres, arañas, martas, águilas harpías, todos juegan desde su más tierna edad a descubrir presas, al tiempo que a pasar inauditos. Se trata de ver sin ser vistos. La música destaca aquí tanto la invisibilidad como la pericia del descubrimiento.
El cuento del gavilán
«A Sparrowhawk’s Tale» es un tema con raíces de cuento medieval que se inscribe en el relato de un gavilán macho que, pese a ser la mitad de pequeño que su compañera hembra, debe esmerarse en cazar una docena de pequeños gorriones y jilgueros cada día y alimentar así su nido durante la primavera y el verano.
Los arrendajos la lían parda
Seguimos con los gavilanes, pero en otoño. Los pollos necesitan más comida de la que el padre gavilán es capaz de aportar. En «Buzzing Jays» un alegro de balalaikas y orquesta exhibe en tono cómico como la hembra gavilana busca pájaros de mayor tamaño, arrendajos, cuyo proverbial mal humor los lleva a enfrentarse descaradamente a su cazadora y dejarla a dos velas.
Simio contra mono
«Chimps vs Monkeys» es el tema más lúgubre y oscuro del disco, retratando una conducta descubierta hace muy poco: la afición de algunos chimpancés a degustar carne cruda de mono. El tema de los licaones se rescata en un registro más lento y más bajo. De nuevo, el grupo, la partida de caza; aunque, esta vez, de forma mucho más inapelablemente siniestra.
Un ejército de hormigas
El tema de la estrategia (que se escuchaba en el primer corte) se destaca de nuevo en «The Army Ants» para homenajear a los «cazadores más implacables del planeta», según Attenborough: ejércitos de hormigas cuya forma de cazar consiste en barrer toda forma de vida de una parcela de bosque muy delimitada, hasta abastecer por completo su hormiguero.
La ballena azul
«The Blue Whale» es un tema lento y profundo (nunca mejor dicho), con el que la serie estrena su capítulo dedicado a los océanos. En él se nos presenta al mar como una inmensa despensa de vida, pero en la que no es fácil dar con comida ni superar los múltiples obstáculos que la caza en tres dimensiones plantea.
Entre la espada y la pared
El tema de los licaones, de la persecución, con menos cambios de ritmo pero con mucha más fuerza orquestal. Este «Between the Devil and the Deep Blue Sea» es el tema más épico del disco. Empieza con la sublime profundidad de un submarino al acecho y termina con una fantástica explosión orquestal.
Delfines malabares
Guitarras y teclados exóticos, caribeños, suenan en «Spinner Dolphin Superpod» al servicio de una secuencia en la que «simpáticos» delfines arrasan empleando técnica y arte en la caza.
El fondo
Sintetizadores con gusto de Tangerine Dream se dejan escuchar en «The Deep», pieza profunda y oscura dedicada a la caza abisal.
La pelota-carnaza
El tema principal de la estrategia (melódico), en contraposición al de los licaones (rítmico), se presenta vestido con coros en «The Bait Ball». Es el punto más lírico y coral, el de la caza interpretada como esfuerzo colectivo, trabajo, obra, industria.
Desamparo
Con «Nowhere to Hide» empieza el capítulo dedicado a la caza en las grandes planicies. Los cazadores deben hacer gala de velocidad y fuerza para tumbar a herbívoros de gran tamaño, sólidas defensas y también una enorme rapidez. Los guepardos, a modo de atletas, retan sus presas a una carrera abierta; pero sus presas no están en absoluto desamparadas… A grandes retos, mayores esfuerzos.
El tejón de la miel
«The Honey Badger» es el tema más jocoso y divertido del disco, y la secuencia más cómica de la serie. El zarrapastroso y paticorto tejón, con más pinta de matón de pueblo que de cazador, surca la sabana africana en busca de miel, de colmenas, aunque sin despreciar nada que sepa a algo y que se cruce en su camino… Un cazador sin prisa y sin pausa.
La fortaleza
«Building a Fortress» es el homenaje de la serie (y de la banda sonora) a las presas, a la estrategia puesta al servicio de una defensa inexpugnable. Tiene un punto épico al estilo del granero que los Amish construyen en Único testigo, alentados por la música de Maurice Jarre.
Búfalos y leones
«Lions and Buffalo» son los pesos pesados en estas lides. Constituyen el paradigma de la caza. Un duduk caracteriza la majestuosidad de los reyes de la selva, como lo hará en dos temas más en los que aparecen los leones.
Hormigas picantes
Pequeñas, aunque perfectamente armadas, estas hormigas son un verdadero prodigio en la sabana australiana cuando se trata de sortear todo lo sorteable hasta conseguir su objetivo. Más música épica en este «Red Hot Ants».
Leones del desierto
En Etosha (Namibia), los leones («Etosha Lions») deben hacer frente a retos muy distintos a los de la gran sabana. Las presas son menos y mucho más esquivas. No les vale sólo la fuerza, sino también la perspicacia.
A contratiempo
«Race Against Time» preludia el penúltimo capítulo de la serie, dedicado a la caza litoral. Las costas, como explica Attenborough, son el único nicho ecológico en el que conviven rapaces aéreas, monstruos marinos y depredadores terrestres. Delfines y orcas que se varan a propósito para acorralar sus presas (aun a riesgo de sus vidas), lobos que se ponen a pescar peces en la playa; inusitados comportamientos con música fantasmagórica, al límite de la realidad; la caza fuera del elemento.
Un pulpo especial
Aunque sea «perdido en un garaje», el pulpo de se las apaña para no pasar nunca hambre. Su ductilidad, su versatilidad, ponen en jaque a los mamíferos más desarrollados… Puede que el pulpo no piense, porque lo sabe todo de antemano. «No Ordinary Octopus» es un homenaje musical a maese pulpo.
Al borde de la extenuación
Cazar es un juego de estrategia. El leitmotiv de la serie se plantea en «Living on a Calorific Knife Edge» como una inflexión dramática, trágica más bien. El esfuerzo puede pasar factura al cazador; un error de cálculo puede costarle la vida.
Otáridos y orcas
En «Sea Lions and Killer Whales» se nos muestra otro paradigma planetario de la caza, planteado esta vez donde rompen las olas de la costa meridional argentina. El riesgo de las orcas contrarresta su gran tamaño y su fuerza… Lo que en apariencia es un abuso, resulta un malabarismo la mar de intrincado y difícil.
Lobos y osos
El episodio final, dedicado a la conservación de los carnívoros más amenazados de extinción, se abre con una música relajada y reflexiva de «Wolves and Bears». Tres cuartas partes de los carnívoros que habitan el planeta están en el libro rojo de especies en peligro. Lo cual da a entender que su vida no es fácil y que la mayor parte de complicaciones no tiene un origen natural, sino artificial, humano. Lobos y osos en nuestros montes, leones y tigres, osos polares en sitios mucho más remotos o exóticos, han visto transformadas por completo sus rutinas como consecuencia de la superpoblación humana.
Cazando ballenas
El hombre ha cazado ballenas durante muchos siglos. También las orcas siguen acosando a inmensos ejemplares y dándoles muerte. Pero las orcas nunca estarán detrás de la extinción de especies. En «Hunting Humpbacks» la caza, fuera de su razón natural, no puede tener ninguna otra razón sostenible.
El tema de los leones
A petición de Attenborough, este «The Lions Theme» cierra el disco y la serie. «Los leones son los principales antihéroes del mundo animal; porque una cebra puede alimentarse con sólo agachar la cabeza y pastar hierba, mientras que un león, cada vez que caza a una cebra, debe gastar una considerable cantidad de energía, exponerse a heridas terribles y al fracaso de no lograr abatir a su presa.» De nuevo el tema de los perdedores, con acento elegíaco.
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