La solemnidad con que se rinde tributo a aquellas mujeres que lucharon por la igualdad, sobre todo con el uso que hace el compositor del tema principal. También los momentos más íntimos y emocionales de Maud Watts, la protagonista de la historia.
Hay bastante música de corte dramático que parece puramente funcional, sencilla, más de relleno que otra cosa. Y por el contrario, algunos momentos en los que la música enfatiza la lucha de las sufragistas, sobre todo en los últimos instantes del film, no están recogidos en la edición discográfica.
Con “Suffragette” y “Legacy” tenemos los dos temas ‘de concierto’ en los que se exponen los principales leitmotivs de la partitura. En el contexto de la propia película destacaría “Votes for Women” y “Bombings”.
BSOSpirit opina
Nota media: 7,12
Ángel Aylagas (6), Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (8), Óscar Giménez (7), Ignacio Granda (6), Antonio Miranda (8), Jordi Montaner (8), David Sáiz (7)
La directora británica Sarah Gavron firma con Suffragette una película reivindicativa que rinde homenaje a aquellas mujeres lucharon sin tregua para conseguir el derecho al voto femenino. Un buena film, aunque por momentos algo irregular y me pareció que su final es demasiado apresurado. A través de un personaje ficticio, Maud, interpretado magníficamente por Carey Mulligan, nos describe las interioridades de aquella lucha y el desprecio social, incluso familiar, al que se vieron sometidas las sufragistas británicas durante las primeras décadas del siglo XX. Junto a Maud y otras compañeras de fatigas, encarnadas por Helena Bonham-Carter o Anne-Marie Duff, el film introduce personajes históricos reales como la líder del movimiento sufragista en el Reino Unido, Emmeline Pankhurst (Meryl Streep), la mártir de aquel movimiento, Emily Davison (Natalie Press), el político que posteriormente llegaría a primer ministro, David Lloyd George, e incluso el rey Jorge V.
La música de Alexandre Desplat también suena como un homenaje a aquella lucha por la igualdad. De ahí que las piezas que más recordaremos de la banda sonora desprendan nobleza y solemnidad, como ocurre con el tema principal. Al mismo tiempo, para determinadas escenas asociadas a la lucha, utilice percusiones “de guerra”, tal como las describe el propio compositor.
Por otro lado, la música de claro tono dramático acompaña la mayor parte de las escenas de la protagonista, con pinceladas de tono íntimo a base de cuerdas, piano y arpa cuando se trata de escenas referentes a su familia, especialmente a su hijo. Desplat ha construido estas últimas piezas con delicadeza, haciendo a los espectadores partícipes de los sentimientos de Maud como esposa y madre, pero sin caer en ningún momento en la sensiblería ni el sentimentalismo barato.
La edición discográfica de Backlot Music se compone de 16 tracks desordenados respecto al argumento, y en algún caso con títulos que ni siquiera se corresponden con las escenas que acompañan. Además, del mismo modo que faltan fragmentos musicales que, para mi gusto, deberían estar en del disco –como los correspondientes al epílogo de la película, que enlazan con los créditos finales-, me ha parecido que algunas piezas editadas en el CD no se escuchan en el montaje final del film. Todo esto no es nada nuevo en el mundo de las ediciones discográficas, por lo que no debería sorprender a nadie. En ocasiones se justifica con la intención de crear un disco de escucha más asequible y en otras es difícil encontrar justificación alguna. En cualquier caso, la presente edición es una muestra bastante representativa de la música de Suffragette.
Desplat ha creado para este score varios leitmotivs. El tema principal lo encontramos en el primer corte, “Suffragette”, que en el film se escucha en los créditos finales. Se trata de un tema solemne, cuya melodía interpretan las cuerdas y las trompas, tal vez el instrumento de viento metal con un sonido más asociado a la majestuosidad. Además, esta pieza es un ejemplo de otro recurso que Desplat utiliza con frecuencia en la partitura, que es el uso de notas de bajo que suenan como latidos del corazón.
Este tema principal está asociado a la lucha de las sufragistas. En el film suena por primera vez cuando Maud se dirige al Parlamento donde expondrá sus condiciones de vida y laborales ante el mismísimo Lloyd George, aunque esa pieza no se recoge en el disco. Sí que encontramos el tema principal con distintas variaciones en cortes como “Hope”, “Surveillance”, “Bombings”, “Votes for Women”, “Demonstration” o “Bombings”. En los dos últimos acompaña acciones de rebeldía de las mujeres, atacando la casa del futuro primer ministro o haciendo explotar buzones.
Relacionado con la propia lucha, en varios tracks podemos escuchar el que podemos llamar tema de la conspiración. Podemos describirlo como un ostinato interpretado generalmente con arpa y pizzicatos de cuerdas, en ocasiones apoyado también por el piano. Desprende un aroma de intriga y suele acompañar las escenas en que las sufragistas planifican sus acciones. Lo encontramos, por ejemplo, bastante desarrollado en “An Army”, “Plotting” y “Epson Derby”.
Otro de los leitmotivs recurrentes es un tema de piano que parece estar asociado a la propia protagonista, Maud, a sus pensamientos y sentimientos. Se escucha al final de su intervención en el Parlamento, cuando se dirige al discurso de Emmeline Pankhurst, cuando es detenida después del discurso y en otras escenas de carácter personal. Encontramos esas notas de piano al final de “An Army”, en “Bombings”, en varios momentos de “Votes for Women”, y desarrollado definitivamente en “Legacy”, corte final del disco que también se incorpora a los créditos finales.
Precisamente el piano es el instrumento elegido para acompañar las escenas más emotivas de Maud. En ocasiones basta con unas pocas notas sueltas sobre largos acordes de la sección de cuerda. En otras hay melodías más elaboradas. A destacar el sentimiento de pérdida que desprende “Dreaming for Equity”.
Otro motivo que utiliza varias veces Desplat es el de “Abuse”, a partir de acordes dramáticos y notas de arpa. Hace referencia a los abusos a los que era sometida Maud por el patrón de la lavandería donde trabaja, aunque ahora la víctima preferida esa otra joven, hija de una compañera sufragista.
Junto a la música predominante dramática encontramos algunos momentos más intensos en los que entra la percusión, los tambores de guerra que menciona Desplat en alguna entrevista. Los tenemos en “Beaten”, cuando la policía arremete contra las manifestantes, en algunos fragmentos de “Votes for Women”, cuando son atacadas tras el discurso de Pankhurst, o en algunas acciones reivindicativas, como en tracks como “Bombings” y “Demonstration”.
Dentro de todo el conjunto, también merecen comentario aparte los dos cortes más largos de la edición. Por un lado, “Votes for Women” acompaña la escena del discurso clandestino de Emmeline Pankhurst a sus seguidoras. Tras una serie de acordes de cuerdas y un apunte del tema de piano asociado a Maud, escuchamos el bajo sonando como latidos, que se quedan solos otorgando mayor protagonismo e intensidad a las palabras de la líder sufragista. Poco a poco entran la percusión y las cuerdas para ir conformando la melodía del tema principal, que suena cada vez más majestuoso, pero prosigue con tonos más intensos y acuciantes cuando llega la policía al lugar y comienza a detener a las mujeres. Las cuatro notas de piano del tema de Maud hacia el final de la pieza acompañan su imagen en el furgón de las detenidas.
El otro corte largo es “Epsom Derby”. Se utiliza para la escena en que un par de sufragistas se dirigen a la carrera de caballos donde compite un caballo del rey Jorge V y donde pretenden llevar a cabo una acción reivindicativa y propagandística de sus ideales de igualdad. Las consecuencias -no premeditadas- de aquel acto tuvieron un importante impacto en la lucha por el voto femenino en Inglaterra. El leitmotiv predominante es el que hemos llamado de la conspiración. El ostinato de arpa y pizzicatos suena a lo largo de gran parte de la pieza, subrayando el tono clandestino de lo que preparan las protagonistas. La percusión y las cuerdas van incrementando progresivamente la intensidad de la música, que se desboca -literalmente- en el último minuto hasta interrumpirse de golpe en el momento clave de la escena.
Resumiendo, podría decirse que la música de Desplat se mantiene en un plano discreto durante la mayor parte del metraje y brilla solamente en determinados momentos. Como ya he comentado –y es lo que pretendía la directora- la partitura subraya sutilmente las emociones de la protagonista y enfatiza con cierta solemnidad la lucha de aquellas mujeres sin caer en sentimentalismos. En definitiva, se trata de una buena banda sonora de un compositor que casi nunca defrauda, aunque difícilmente la recordaremos como uno de sus trabajos más destacados.
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