Steve Jobs

Steve Jobs es la película que narra no tanto la biografía personal del genio y visionario sino cómo fue la evolución y creación de su aparato más famoso hoy día , el iMac. Dirigida por Danny Boyle (Slumdog Millionaire, 28 días después, Trainspotting), con guión de Aaron Sorkin (El ala oeste de la casa blanca, La red social) y protagonizada por Michael Fassbender (12 años de esclavitud, X-Men), tenía todos los mimbres para poder ser una gran película que por desgracia ha pinchado en taquilla y formará parte de esas películas con grandes bandas sonoras de las que nadie se acordará.

Daniel Pemberton es un compositor al cual sigo desde que escuché el magnífico score para The Man from U.N.C.L.E. Es de los pocos compositores actuales que parece ofrecer una versión fresca y original de la evolución musical en el cine, a pesar de que no sabemos si por imposición, casualidad o vete a saber tenga en este caso un cierto aire a Interstellar de Hans Zimmer en determinados momentos (si tenéis tiempo haced la comparación entre el tema “Child-Father” y “Cornfield Chase” de Interstellar).

Todos sabemos la historia con más o menos detalles del genio Steve Jobs. Lo que no podíamos saber es cómo funcionaba esa mente, esos pensamientos, esa cabezonería y perseverancia hasta rozar lo obsesivo. Y si escucháis el score de forma aislada o antes de ver el film podéis haceros una idea perfecta de cómo era Steve Jobs aun sin saber quién es.

Daniel Pemberton lo ha conseguido, ha llegado a transmitir esa evolución de piezas individuales en una única pieza global (sonidos afinando la orquesta); esa obsesión por todos los detalles minuciosos (sonido reiterativo cuasi minimalista); esa evolución tecnológica con un sonido arcaico que nos rememora a los antiguos videojuegos o computadoras prehistóricas; esa ansia por lograr lo que nadie ha logrado hasta la fecha en tecnología; ese típico sonido a pelota de ping-pong comparando con el proceso de creación de “ensayo-error”.

Y lo logra con unos temas que suenan estimulantes y, aunque a veces desesperen no se hacen cansinos, en determinados momentos llegas incluso a rememorar las notas a la vez que suenan (“The Skylab Plan”), como un engranaje de piezas que cuando conectan funcionan como un todo (magníficamente representado por “The Musicians Play Their Instruments” y “I Play the Orchestra”), donde empieza a surgir lo que es el gran tema musical de la banda sonora, del año y, en mi opinión, de lo mejorcito de la última década. Es sin duda “Revenge”. Calificarlo de temazo es quedarse muy corto. Los que somos aficionados a la música de cine deberíamos ponernos de pie y alabar gestualmente este tema durante los 9:38 minutos que dura. Disfrutad de la pieza porque es de las pocas actualmente que conectan a uno musicalmente desde el primer segundo. Tiene de todo, relajación, motivación, desesperación, alegría, espíritu combativo y sobretodo perseverancia y firmeza para conseguir lo que uno se propone.

Los que me conocen saben que para mí la música de cine no se queda solo en la pantalla sino que suelo extrapolarla a muchos ámbitos de la vida. Este tema os puede servir tanto para cerrar los ojos e imaginar libremente a ver dónde te lleva, como para ponerlo haciendo running y dejarte llevar corriendo.  Experimenta esas sensaciones, disfrútalas y conecta con el tema. Me darás la razón.

En definitiva, y a pesar de momentos muy puntuales con sonido zimmeriano, la música creada por Pemberton está al nivel de ser de los mejores trabajos del 2015 por la variedad que ofrece, la estimulación y generosidad que ofrece su escucha aislada y por ser un perfecto anfitrión del espectador presentando la forma de pensar de Steve Jobs.