El poder de la magia y el drama |
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Lobos sucios hace un intento de conseguir algo parecido con mucha voluntad y buenas intenciones, pero tal vez acumula demasiadas historias en su interior. Algo más de concreción le hubiese venido bien a la película de Simón Casal de Miguel. Donde no se le pueden poner muchas pegas es a la maravillosa labor del reparto, especialmente las maravillosas protagonistas femeninas, que aprovechan el guión todo lo que pueden, y a la buena factura técnica del proyecto en su conjunto.
Precisamente uno de los elementos técnicos destacados de la película es la más que interesante banda sonora compuesta por Sergio Moure, que acierta bastante más que el guión de la historia en cuanto al tono y a los elementos a destacar. Principalmente porque la banda sonora sabe mantenerse en un tono controlado y muy comedido, lo que proporciona peso al drama que se desarrolla. Y, al mismo tiempo, simplificando los elementos que merecen ser destacados. Si que es verdad que el entorno oscuro y pesimista no le permite a la partitura brillar en exceso, con varios momentos donde la atmósfera se encuentra muy cargada y es opresiva. Nazis, minas de wolframio, prisioneros de guerra y el propio entorno gallego favorecen ese tono que Moure sabe aprovechar perfectamente y proporcionárselo a la música, pero sin caer en ningún momento en los clásicos sonidos atmosféricos y ambientales que son tan habituales hoy en día. La banda sonora mantiene en todo momento un tono melódico que es todo un acierto, ya que le proporcionan un cuerpo y personalidad muy bienvenidas a la película.
Entrando en los detalles de la música, uno de los elementos que a priori parecen secundarios en la película y terminan siendo de los principales es el tono mágico y evocador que se introduce en la historia. Moure, sin embargo, le da un papel importante desde el principio, con ese tono casi de sirena que nos llama al interior de los bosques de tejo gallegos. “Yew Forest” y “The Hidden Power of the Yew Forest” sirven como elemento de llamada que quiere meternos de lleno en esta historia con su repetitivo eco en las cuerdas. Y de paso consigue, de una manera simple y sencilla, evocar ese tono de algo ancestral y atrayente que es inherente a Galicia. El elemento mágico , y esa especie de eco repetitivo, se relaciona con Manuela (una de las dos hermanas protagonistas). Sin embargo es fácil percibirlo como parte del resto de la banda sonora en momentos como “Candela Death”, “Mouros Cave” o “Franz in the Forest”, entremezclado con el resto de motivos.
La partitura se basa principalmente en la sección de cuerdas, omnipresentes y con una estupenda interpretación de la madrileña orquesta de cuerda Mad4Strings, que sabe perfectamente proporcionar emoción u ominosidad a la música con su interpretación. Este es otro de los grandes aciertos de la partitura, ya que la permite moverse en ese tono oscuro y dramático, sin necesidad de polarizar en absoluto ambos espectros. Todo lo cual le proporciona una cohesión tremenda a la banda sonora. Moure introduce unas sencillas líneas a piano a modo de elemento humano en la música, cuando esa emoción se centra en los personajes, dejándolo fuera en las demás ocasiones. Especialmente proporcionándole ese tono, de manera destacada, al personaje de Manuela que son los ojos que llevan al espectador a través de la historia. Probablemente por ello, el tema final (“Manuela”) sea el más diferente y destacado de la banda sonora, proporcionando un cierre con un ligero brillo a la misma. Pero esos elementos de piano salpican la música cuando es necesario (“The Night” o “Candela”) conformando un segundo centro de atención en la música.
Existe también un motivo que parece representar a la amenaza que se cierne sobre nuestra historia. Con las cuerdas ganado un tono más agresivo y sonoro, casi metálico, que le proporcionan la guitarra y bajo eléctricos. Un sonido que no desentona en absoluto con el general de la banda sonora, más allá de proporcionarle ese ritmo y agresividad que momentos de la trama necesitan como “The Partisans”, “The Plot” o “The Bunkhouse”, y que se encuentra combinado con una rítmica y viva melodía en cuerdas que probablemente sea de los momentos más memorables de la banda sonora cada vez que aparece. Especialmente por el contraste que representa frente a los momentos más atmosféricos y los humanos.
En resumen, Moure parece concentrar el foco de atención del espectador en los ejes importante de la historia. Por un lado, ese motivo evocador y repetitivo, a modo de ancestral llamada, que parece estar presente en toda la naturaleza que rodea a la historia y sus personajes. Por otro, ese elemento amenazador y agresivo que sirve de propulsor de la trama y la historia. Y por último, el humano y emocional de los protagonistas de la historia. Como mencionaba al principio, con la partitura centrando mucho más los elementos que conforman la película, en vez de complicar la misma. Todo un acierto por parte del compositor que conforman una banda sonora tal vez excesivamente breve y con un tono oscuro y dramático que no favorece la escucha continua de la misma. Pero que sin embargo muestra una muy buena factura técnica e interpretación, que saca el máximo de su sencillez y simplicidad. Puede no ser de las bandas sonoras destacadas del año, pero es una buena muestra del talento dramático de su compositor. Incluso más acertado que el propio guión de la película.
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