Por David Doncel.
Han sido unos cuantos meses sin mantener activa mi editorial en BSOSpirit. Y mira que me planteé estar al día, independientemente de mis muchos cometidos laborales y personales. Pero al final la realidad hizo acto de aparición y todos los deseos y buenas intenciones se esfumaron cuando el trabajo arreció.
Han sido meses de conciertos, festivales y vacaciones. Y es que una cosa va ligada con la otra. Porque hay algo necesario, y es la desconexión, para ver las cosas en perspectiva y dejar que aquello que puebla tu vida coja las dimensiones y el peso reales. Nada de idealizaciones llevadas por el entusiasmo o la euforia. O peor, el negativismo exacerbado, algo que aprendí a arrojar de mi vida de cuajo. Ni negativismo, ni negativos… porque no hay nada mejor que afrontar los problemas con la mejor y más positiva actitud posible… algo que aprendí con el paso del tiempo, y más en mis últimos años como gestor cultural.
Y solo puedo decir que, poniendo todo en equilibrio, las sensaciones no han podido ser mejores. Con MOSMA a la cabeza, un proyecto ilusionante, muy querido, y con una ciudad que apuesta con firmeza por la cultura y un equipo con una actitud, pasión y un cariño por su trabajo rara vez visto en estos oscuros tiempos que corren, donde la vocación es una especie en extinción.
Pero llegar a aquí, a sentirse satisfecho, con claros puntos a mejorar, por aquello de que hay que evolucionar siempre para dar lo mejor de ti, es algo que no se obtiene de la noche a la mañana.
Recordad, uno lleva 12 años llevando a cabo conciertos y festivales relacionados con el mundo de la música para el medio audiovisual. Somos en nuestro país los que más nos hemos equivocado y los que más hemos acertado en este terreno.
Como dice mi madre, “el que guisa y amasa de todo le pasa”. Una gran verdad de nuestro muy rico refranero.
En estos 12 años, a ojos externos, hemos sido los mejores y también los peores. Hemos tomado las decisiones correctas y a la vez las más erróneas. Yo, cabeza visible de este largo proyecto, soy una persona maravillosa, un loco de película que ha conseguido sus sueños, un líder perfecto, como a la vez un dictador, unas veces niñito con rabietas, otras cateto con limites en mis capacidades organizativas. Y la verdad, como siempre, está en el término medio.
Y el mundo de las redes sociales solo ha hecho potenciar esto. Todo el mundo opina, para bien o para mal. Pocos se mojan.
En esta línea, un festival que se desarrolla ahora y que cumple diez años, Fimucité, se ha mojado. Ha sido capaz de desarrollar un gran festival, con sus propias características, criticando en su nacimiento al festival que por entonces (y durante muchos años después) cogió la batuta de la música de cine en España. El de Úbeda. Y en este punto, a pesar de su voz discordante, uno piensa que los que integramos BSOSpirit en un primer momento y luego Film Music Festival, no lo haríamos tan mal, cuando un festival del nivel del de Tenerife tomó su núcleo programático y organizativo del Festival de Úbeda. A nadie escapa la sucesión de compositores y actividades que primero pasaron por Úbeda y luego por Tenerife. O incluso cohabitando, como el gran director artístico que nos ayudo a ambos, Robert Townson.
Es más, el gran invitado de su edición de décimo aniversario es Howard Shore, una mirada a nuestros festivales y en especial a Córdoba, demostrando que ellos y principalmente su ciudad, Tenerife (y gestores políticos) sí han estado al nivel de las circunstancias y, por tanto, tendrán algo que el extinto Festival de Córdoba no supo gestionar.
Fimucité, ahora ya, en perspectiva, ha sabido hacer algo mucho mejor que nosotros. Y es saber crear unas raíces institucionales y políticas firmes. Y no solo eso, sino tomando la lunática, pero a la vez maravillosa y factible idea de una asociación sin animo de lucro, BSOSpirit, y realizar un festival profesional, en la línea de los grandes festivales de cine, institucionalizados y tomados por los estamentos públicos de su región, con la capacidad de ser autosuficientes, tener libertad, y asentar todo en la figura de un solo compositor/director, Diego Navarro. Nada mal.
Lamento desilusionar a aquellos que quieren simplificar lo sucedido en la primera etapa de Úbeda (ahora nació Úbeda Soundtrack Festival con el claro interés de recuperar este festival perdido) y luego en Córdoba, en mi persona.
Mi papel ha sido siempre salvaguardar los intereses del equipo y su idea primigenia, la difusión de la música de cine, por encima de egos, aunque estos fueran de políticos. Para que un proyecto nazca y sobre todo y ante todo (lo mas difícil) se mantenga en el tiempo, tiene que tener una estabilidad política. Y eso fue la principal y única razón de por qué los festivales de Úbeda y Córdoba desaparecieron. El primero porque un político quiso cargarse el festival, y el segundo porque un político quiso todo lo contrario, que el festival dejase de ser propiedad de BSOSpirit y pasase a ser de la Diputación de Córdoba, algo totalmente licito, pero fallido en las formas de conseguirlo.
Pero eso terminó… gracias a Dios.
Tenerife contó con un origen firme y seguro que se mantuvo en el tiempo. Y sus gestores supieron que aquellos que tenían que querer el proyecto, pero sin tocarlo demasiado para así no perder su personalidad, estuvieran involucrados. Y venderlo como un proyecto que solo podría nacer y mantenerse desde la profesionalidad. El que su organización estaba formada por trabajadores que realizaban cometidos que debían remunerarse. Algo que a nosotros nos costó sangre, sudor y lagrimas y muchas bajas. Porque solo unos pocos, los que fuimos más tontos, trabajamos en las sombras sin ánimo de trascendencia y sin recibir un duro a cambio, más bien al contrario. Solo por mantener vivo ese sueño que a veces se marchitaba y que otras veces brillaba con luz cegadora (y por esos últimos momentos continuábamos). Y aquellos que han hecho el tránsito de una asociación a una empresa, en nuestro país, saben de lo que hablo.
Ahora en Málaga, con nuestro MOSMA, uno mira al horizonte con mirada perdida recordando ese camino que le llevó a este porche de cabaña americana y a ese vaso de fresca limonada, degustándola con tranquilidad y serenidad. Porque al igual que Fimucité supo crear hace muchos años, diez para ser exactos, nosotros nacemos en MOSMA, un nuevo festival, mirando al pasado y sabiendo que estos 12 años fueron nuestra “preparatoria”. Una intensa formación que nos hizo los más sabios y también los más “heridos”, y por ende, los mas lúcidos para saber qué terrenos transitar y cuáles no.
Ahora Fimucité cumple 10 años. Y el que escribe sabe de primera mano que eso no es nada fácil. Creo que Diego Navarro ha sabido sacar a flote un festival de música de cine fuerte y de mucha vida por delante. ¡Felicidades!
Y como pasa con la sucesión de conciertos, jornadas o festivales que han surgido desde que pusimos la primera piedra de esta idea en Úbeda, hace 13 años para 14, y muy en contra de los que dicen las malas lenguas, uno se alegra de que entre todos la música de cine suene por todos lados. Y más cuando la mayoría de estas nuevas ideas ha surgido del manto de nuestra Asociación. De esa maravillosa idea que fue BSOSpirit, que aún perdura y que ha ido dando vida a otro proyecto, ya realidad, llamado Film Music Festival.
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