Ningún trabajo del genial compositor irlandés bucea por debajo del notable, atreviéndonos a decir que su concepto de arte musical para con la imagen es de sobresaliente. Nos encontramos ante una obra del estilo más puramente «Cassidy», minimalista y tiernamente ahogante para aquel que no aprecie la compleja sencillez (…y hermoso hasta cotas extremas).
Miniserie para televisión que el artista trabaja tras su rotundo éxito (como siempre, poco reconocido) en Calvary. La línea estructural del trabajo sigue una similar a la película comentada, con dos temas (inicial y final) interpretados a la voz por la cantante Sibéal, cuya base melódica resulta incluso trivial y que, poco a poco, Cassidy se encarga de encumbrar admirablemente hasta unas cimas que sorprenden y que, más aún, se afianzan como el punto de partida de toda la composición. La capacidad del músico para insertar la melodía principal sobre el colchón sencillo de la orquesta queda al alcance de muy pocos compositores actuales.
En 1916: The Irish Rebellion encontramos varios fragmentos dramáticos activos, a ratos adornados con instrumentos tradicionales, acordes a la acción de los acontecimientos históricos que se narran en la serie. Igualmente sencillos, no desentonan (aunque sí resultan el apartado más flojo de la partitura) con el conjunto global, aderezado magistralmente por varios temas pausados y uno al piano que no hace sino enmudecer al oyente como antesala del final. En definitiva, obra imprescindible de un músico imprescindible en el panorama actual del Arte.
LO MEJOR: La humildad de la música de este autor y su minimalismo minoritario, afortunadamente, que le hace mantenerse en un nivel altísimo pese a su poco seguimiento y escaso reconocimiento. Verdadero Arte de autor.
LO PEOR: Los fragmentos que acompañan a los instantes de acción.
EL MOMENTO: Dejando de lado su tema principal a la voz (siempre exquisitos), destacaremos la metafísica universal y extraordinaria del tema «Surrender». |
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