Repentino perdedor por K.O. |
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Empezaremos con una anécdota: “All the Way” es una canción que Frank Sinatra cantaba en 1957 en la película The Joker Is Wild, escrita por Jimmy Van Heusen y Sammy Cahn, que se hizo con el Oscar a la mejor canción… James Newton Howard la utilizó en 1991 para su banda sonora de Dying Young y ahora, por motivos obvios, vuelve a utilizarla… Si os gusta demasiado, escuchad la última versión que de este tema ha grabado el recién galardonado con el Nobel Bob Dylan y puede que moderéis vuestro entusiasmo.
“All the Way” inspiró también al dramaturgo y guionista Robert Schenkkan una obra de teatro acerca de un personaje lúgubre de la política, Lyndon B. Johnson, y de sus once meses en la presidencia del país. Fueron meses decisivos, en los que se tomaron decisiones tan trascendentales como declarar oficialmente la guerra a Vietnam o acoger el Acta de Derechos Civiles propuesta por Luther King Jr.
El director Jay Roach trata de alimentar la enjundia dramática de la obra de teatro con una excelente fotografía (Jim Denault), un buen elenco de actores presidido por Bryan Cranston (Johnson) y una poderosa partitura bajo la batuta de James Newton Howard. Lo emocional manda, desde la primera secuencia en la que Johnson acompaña a Jackie Kennedy (con el abrigo ensangrentado) al Air Force One, a los frecuentes cambios de tercio con que el vicepresidente de circunstancias tuvo que lidiar la política estadounidense tras el asesinato del presidente Kennedy.
Cranston convierte a Johnson en una marioneta, un chico de los recados, con el mandato de disipar las muchas sombras que se cernieron sobre el Capitolio y todas sus esferas de poder en relación con el más famoso magnicidio de los 60. Howard lo auxilia en este propósito. Su música barre, saca brillo y restaura los valores sempiternos de la joven nación. El compositor sigue los pasos de Williams en Lincoln y no busca redimir a nadie, sino afianzar los pilares del sistema. Junto a “House and Senate”, “I’m Coming For You”, “It Takes a Carpenter” y “New Orleans Speech” tienen ese sabor de trompetas marciales y vientos acompasados que caracterizan los himnos de la música de cine.
Aunque se trate de una TV movie, no os llevéis a engaño. La HBO otorga un metraje de 132 minutos a un proyecto que no escatima presupuesto y que cuenta en su producción con Steven Spielberg. James Newton Howard rapta al personaje a modo de un mito griego caído en desgracia y con un destino fijado por los dioses, un instrumento de su poder, la voz de sus silencios. Sus temas son como oráculos que en cada secuencia preambulan una determinada emoción: la impopular determinación de enviar tropas a Vietnam, la no tan popular asimilación de los derechos de la población negra con la blanca; todo ello con la guerra fría de telón de fondo.
Los registros orquestales del compositor hacen temblar las paredes en cada decorado con una fuerza nada estridente aunque terriblemente poderosa… Domina los cambios a tonalidades muy bajas desde su paso por Yamaha como probador oficial de sintetizadores y teclados. Su pericia en pasear la música por tonos bajos con contundencia cautivó a estrellas como Elton John, Barbara Streisand, Ringo Starr, Randy Newman o Carly Simon, que en los años setenta lo encumbraron como arreglista musical. Hizo carrera con el grupo Toto, con él se acercó al cine de la mano de Dune y quedó hipnotizado por las posibilidades que el celuloide virgen de músicas ofrecía a un ambicioso compositor… Desde su primera banda sonora, Head Office (1986), pasando por trabajos televisivos como la serie E.R., James Newton Howard sigue demostrando una espléndida empatía de la música con el arte cinematográfico. |
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