El que avisa no es traidor. Me considero de los pocos que no se maravillan por el universo musical creado por Ramin Djawadi para Juego de Tronos. Fuera de su pegadizo tema principal, el resto, lo más importante, es simplemente una oportunidad perdida. En manos de otro compositor -y todos tenemos algún nombre en la cabeza- esta serie tendría una de las bandas sonoras más míticas de la televisión.
Y creo que salvo honrosas excepciones y gracias, pienso, a directores que saben tratar la música (ver Guillermo del Toro), Ramin Djawadi ha despuntado y es capaz de dar banda sonoras más que honrosas (ver Pacific Rim). Pero fuera de esos escenarios, creo que el compositor ha estado demasiado abrigado por el estilo y el manto de Hans Zimmer, sin la habilidad que otros compositores tipo John Powell, Blake Neely, Trevor Morris o Mark Mancina han demostrado a la hora de desarrollar un estilo más personal e identificable.
Así, la gran mayoría de sus composiciones lo mismo sirven para una película de militares que para una de vampiros, para una serie de presos buscando su fuga en cada temporada o para un videojuego de marines contra seres de origen desconocido.
Y desgraciadamente Gears of War 4 se incluye en este grupo de composiciones sin personalidad, que lo mismo sirven para un roto que para un descosido.
Soy un gran fan de la saga. Por culpa de la primera parte me compre la Xbox 360. Un juego vende consolas. Y la música de Kevin Rielp fue perfecta para esa entrega, que era mucho más oscura, contenida y difícil, sobre todo su jefe final.
Después vino la que considero la mejor entrega de la franquicia, tanto como videojuego como banda sonora (ese momentazo con la mujer de Santiago, inolvidable). El reemplazo fue mucho más cinematográfico, y Steve Jablonsky, que venía de estar en estado de gracia, después de Steamboy y durante la época del primer Transformers (con esos temas muy pero muy pegadizos), nos entregó, no la mejor banda sonora de la saga, sino una de las mejores que el mundo del videojuego ha regalado al jugador.
La tercera parte y ese divertimento nacido en respuesta solo del vil metal, Gears of War: Judgement, fueron pasos hacia atrás de Jablonsky, que nos presentó bandas sonoras mucho más rudimentarias y contenidas, sin los momentos brillantes de su segunda entrega.
Para la cuarta, cambiamos de compositor, pero no de estilo. Ramin Djawadi, en su faceta menos currada, es sumamente similar a la faceta menos currada de Steve Jablonsky. Las cosas como son.
Por lo que, salvo contados temas, principalmente el contenido y dramático “Finale”, el resto no deja de ser percusión electrónica reiterativa y pasajes musicales excesivamente visitados.
Una pena, porque el juego tiene momentos en su modo campaña idóneos para poder desarrollar una gran banda sonora. Pero nos encontramos con un trabajo ramplón del compositor, donde poco puede ser salvado.
Para la nueva entrega de uno de los videojuegos triple A mas exitosos del momento, se pide bastante mas en lo musical.
Muy mejorable. |
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