Un océano de islas infinitas |
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Con no poca frecuencia me he encontrado comentarios de aficionados a la música de cine diciendo que Alberto Iglesias era un compositor sobrevalorado que no merecía el increíble reconocimiento que se le había otorgado.
Más de uno, a bote pronto, podría pensar que dicha apreciación no iba desencaminada y que posiblemente existía cierto chauvinismo a la hora de valorar la extensa carrera de este compositor.
Pero claro, luego nos queda la increíble proyección de Alberto Iglesias fuera de nuestras fronteras, donde ha sido considerado uno de los mas elegantes y exquisitos compositores, y esa teoría de lo “nuestro, siempre es mejor” sale por la borda.
Creo realmente que Archipiélago es un proyecto nacido con la firme intención de dar dimensión al rico abanico musical que ha compuesto. Dimensión de altura.
Un proyecto perfecto que irónicamente tiene su mejor cliente en aquel que no ha sabido dimensionar, nunca mejor dicho, la gran trayectoria de Alberto Iglesias.
Y es que cuando me dispuse a escuchar la caja, toda vez que soy gran aficionado del compositor, me asaltó cierta sensación de saber que lo que iba a escuchar ya lo había escuchado. Nada me sorprendería.
Pero no fue así.
El extenso álbum ha sabido plantear sus objetivos, no como un conjunto de trabajos, sino como un todo, donde la escucha, también extensa, se presenta como una experiencia compacta y única, que busca rescatar del oyente distintas sensaciones y estados de animo.
Es algo que produjo en mí una sensación de escuchar algo totalmente nuevo, formado por partes conocidas. Al fin, terminé esta experiencia global con una confirmación del impresionante genio de este compositor. Lo versátil que es y la gran aportación que ha hecho al cine, con un estilo personal, inconfundible y difícilmente imitable.
Un proyecto realizado con mucho mimo, tiempo y trabajo. Esos tres valores son pilares básicos de una construcción solida y con vocación de perdurar. Un testamento detallado y extenso, que no solo se queda en un típico volumen de “Lo mejor de…”.
Archipiélago es un recorrido pormenorizado que, además de navegar por “lo mejor de”, lo hace siguiendo un claro itinerario, pasando primero por una isla que aporta ciertas sonoridades y estados anímicos en el oyente y posteriormente por otra que aporta colores complementarios. Así hasta completar este archipiélago que confluye en un ejercicio sonoro excepcional.
La edición de cinco discos, cuidada hasta el más exquisito y elegante detalle, a un precio de verdadera risa (29,95 euros en la pagina web de la discográfica, http://www.quartetrecords.com/archipielago.html) esta formada por muchos temas conocidos, por otros no tanto porque han sido remezclados y por otros que nunca hemos tenido la posibilidad de tener en nuestra colección. 25 años y 100 temas que van desde todas partituras que el compositor escribió para Pedro Almodóvar, sus colaboraciones internacionales con directores del prestigio, como Marc Foster, Fernando Meirelles, Oliver Stone o Steven Soderbergh, a pequeñas joyitas que los aficionados deseábamos degustar detenidamente, como la brillante música que el compositor compuso para un anuncio de lavadoras Balay.
El jardinero fiel, Todo sobre mi madre, La mala educación, Tierra, Los amantes del circulo polar, Hable con ella, La ardilla roja, Volver, Che, Lucía y el sexo, Julieta, Vacas, La flor de mi secreto… todas estas y muchas más. En algunas ocasiones con varios temas de cada partitura que, con gran criterio, han ocupado un sitio concreto en este especial ejercicio de degustación.
Archipiélago hace justicia a la increíble obra de Alberto Iglesias. Nos hace reconocer a este maestro como un orfebre con una capacidad de adaptación increíble. Por mucho que su humildad interfiera y él diga lo contrario, hay directores que han tenido una suerte infinita de contar con su talento y no al revés. Con su capacidad para dotar de alma a sus películas. De detectar minuciosamente el estilo que la cinta necesitaba y de atrapar al oyente/espectador en texturas fascinantes, a veces lujuriosas, a veces oscuras, a veces coloridas, siempre humanas.
Una caja indispensable con la música de uno de los mejores compositores de música de cine vivos.
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