Con seis nominaciones a los premios de la Academia, entre ellas mejor película y mejor banda sonora original, Lion es un film australiano con producción de los hermanos Weinstein. Nos cuenta la historia de Saroo Brierley, que por los azares del destino, siendo un niño de unos cuatro años en su India natal, acaba perdido a 1.600 kilométros de su casa y posteriormente es adoptado por una familia en Tasmania. Ya adulto, y a pesar de llevar una sana y feliz vida en Australia, comenzará a obsesionarse con el hecho de encontrar su hogar y su familia biológica. Toda vez que no recuerda ni siquiera el lugar donde vivía y sus recuerdos de infancia son lejanos e incompletos, el muchacho con la ayuda de las nuevas tecnologías – sobre todo Google Earth, del que el film parece un anuncio publicitario por momentos- pondrá todo su empeño en conseguir el éxito de su misión, aun a costa de correr peligro de aislarse de su mundo actual: su familia y su novia.
Si Lion no es un telefilm al uso es gracias a la aplicada dirección de Garth Davis, brillante sobre todo en su primera parte, en la que adopta el punto de vista subjetivo de Saroo, colocando la cámara a su altura y haciéndonos partícipes de sus emociones, desde la felicidad que encuentra en cosas pequeñas –sus correrías junto a su hermano, unas mariposas- hasta el terror ante el caos de la estación de Calcuta, a la que va a parar el tren en el que se queda encerrado. Los planos aéreos son también habituales, cobrando un sentido claro al final de la historia.
Además cabe destacar el reparto, ante todo, un luminoso y tremendamente natural Sunny Pawar como el niño Saroo y una emotiva Nicole Kidman como su adorable madre adoptiva. Y es que la Kidman, pese a andar algo perdida en su carrera en los últimos tiempos, aguanta como pocas un lacrimógeno plano fijo. Dev Patel –mucho mejor aquí de lo que es habitual en él-, Rooney Mara y David Wenham completan el aplicado cast.
Los compositores del score son Dustin O’Halloran y Volker Bertelmann (alias Hauschka). El primero, ganador del Emmy por su tema principal de la serie Transparent, ha brillado en trabajos como los de Like Crazy y Breathe In –bellísimo score con protagonismo absoluto del cello-. El segundo, compositor alemán especializado en el uso del piano preparado y la electrónica, pese a haber compuesto para algunos documentales y el thriller psicológico The Boy en 2015, afronta aquí su composición más destacada hasta la fecha.
El score se vertebra a partir de un bello tema principal –presentado por vez primera en el segundo corte del CD, «Lion Theme»-, con introducción del piano al que se unen posteriormente las cuerdas, e intervención más o menos alegre y/o enfática, dependiendo de la variación del tema y la escena que acompaña, de un solo de violín. Nos encontramos con este tema principal cuando el protagonista se encuentra en una situación de paz, felicidad o recuerdo agradable, como puede verse en cortes como «River», «Orphans», «Family», «A New Home» y los últimos tracks del score, sobre los que luego volveremos.
Uno de los grandes aciertos del score es que, exactamente igual que la narración de la película, la música adopta el punto de vista subjetivo del protagonista y representa el eco de sus sentimientos a lo largo de estas intensas vivencias. Y además también se acierta en la falta de referencias étnicas en la música. Pese a que la primera parte de la trama se desarrolla en la India, los compositores huyen de contextualizar geográficamente su score, insistiendo en que estamos ante sentimientos universales. Solamente en el tema «River» –que acompaña el baño matutino en el Ganges de los habitantes de Calcuta- se puede intuir algún eco de percusión india, pero es ciertamente muy tímido.
Si bien los compositores han declarado que han colaborado estrechamente en la composición de la banda sonora, escrita a cuatro manos completamente, es cierto que pueden discernirse dos partes en el trabajo. Una más melódica, básicamente formada por la variaciones del tema principal; y otra mucho más ambiental, a base de texturas electrónicas y piano preparado –en las que recordemos, ha destacado Hauschka-; que ilustra, primero el desconcierto y terror del niño al quedarse encerrado en el tren que le llevará a Calcuta («The Train»), perdido en el caos de la estación de Calcuta («Lost (Part One)») y escapando de la autoridad en dicha estación («Escape the Station»). Una vez el protagonista atraviesa una crisis vital que le hace replantearse su cómoda vida en Australia, estas oscuras sonoridades vuelven a imponerse, como puede apreciarse en cortes como «Falling Downward» o «Lost (Part Two)», ilustrando la conducta obsesiva en la que sumerge el personaje.
Y ello nos lleva a la parte final del score, que acompaña a nuestro protagonista en su reencuentro con sus raíces y su familia, aplicando los compositores variaciones del tema principal, con el solo de violín que hemos escuchado al inicio del film en la infancia de Saroo, evocando de manera eficaz musicalmente esa vuelta a casa, a través de una música que ya nos es familiar. Si hay algo que pueda reprocharse a los compositores es el recato y pudor a la hora de mostrar la emoción pura en esta parte final, con lo que de alguna manera, acaban traicionando el punto de vista subjetivo aplicado hasta el momento de manera brillante. Si bien en el desenlace de la historia la felicidad del protagonista es más que evidente en las imágenes, la música se mantiene en un plano discreto, ambiental, nunca explotando de la misma manera que sí explotan eufóricamente los sentimientos de Saroo. Pero supongo que pedir en esta época en la que vivimos que se prime la emoción en la música de cine es una quimera…
En fin, acabaremos señalando que en la edición discográfica, que contiene fotografías y créditos sencillos, sin mayor detalle, se incluye como primer corte la canción «Never Give Up» interpretada y coescrita por la cantante Sia. Al contrario que en el score, aquí sí se hace uso extensivo de instrumentación étnica en una canción, no horrenda, pero sí discreta, muy en la línea de los gustos actuales con los que este cuarentón ya no comulga demasiado.
|
No hay comentarios