1. Ancient Sorcerer’s Secret (2:37)
2. The Hands Dealt (2:56)
3. A Long Strange Trip (2:29)
4. The Eyes Have It (1:24)
5. Mystery Training (1:54)
6. Reading Is Fundamental (1:40)
7. Inside the Mirror Dimension (4:04)
8. The True Purpose of the Sorcerer (2:10)
9. Sanctimonious Sanctum Sacking (7:28)
10. Astral Doom (3:42)
11. Post Op Paracosm (1:15)
12. Hippocratic Hypocrite (1:34)
13. Smote and Mirrors (6:29)
14. Ancient History (4:08)
15. Hong Kong Kablooey (3:35)
16. Astral Worlds Worst Killer (6:18)
17. Strange Days Ahead (6:00)
18. Go for Baroque (2:55)
19. The Master of the Mystic End Credits (3:51)
Tema del Hechicero Supremo en «Ancient Sorcerer’s Secret»
Tema de la Dominación de las Artes Místicas en «Ancient Sorcerer’s Secret»
Tema del Doctor Strange en «The Hands Dealt»
Tema del Doctor Strange convertido en Maestro de las Artes Místicas «Strange Days Ahead»
«The Master of the Mystic End Credits»
La frescura, imponente vitalidad, originalidad del tratamiento de los elementos a su disposición, la psicodélica plasmación de universos, las orquestaciones (backwards and forward), la variedad de las orquestaciones… En resumen todo, pero especialmente el primero y los tres últimos temas del CD, antológicas suites de un trabajo redondo, majestuoso, y sencillamente irreprochable.
Que a pesar de su calidad y grandeza no permitiera dejarnos descubrir lo que Christopher Young, habitual compositor de Scott Derrickson, hubiera entregado, algo que para todos los aficionados que amamos la música de este genio y estupenda persona nos deja una pequeña espinita clavada, espinita que Giacchino ayuda a sobrellevar con el resultado sobresaliente del score final.
Multitud, pero señalaremos dos absolutamente destacables, no ya sólo en el score, sino en la música de cine de todo el 2016, la entrada y despliegue de todo su poder sin mesura del Anciano, ofreciendo una de las mejores set pieces musical/corales en tiempos, “Ancient Sorcerer’s Secret”, o cómo sacar el más memorable jugo a una completa orquesta sinfónica y a un imponente coro en sólo dos minutos y medio, y el final, con esa entrada gloriosa del tema de Strange, en vías de ser el Nuevo Maestro de las Artes Místicas, con los metales poniéndonos la carne de gallina a lo grande, “Strange Times Ahead”, atentos a partir del 03:35, extraordinario.
BSOSpirit opina
Nota media: 8:00
Ángel Aylagas (7), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (10), Óscar Giménez (9), Ignacio Granda (7), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (8), Antonio Miranda (6), Jordi Montaner (8), David Sáiz (8)
Welcome to the New Master of the Mystic, Michael Giacchino
«Necesito más poder. Quiero poder mover mundos y agitarlos hasta que vibren sus cimientos. Quiero suficiente poder en mis manos para coger un planeta del Paraíso y ponerlo en un nuevo cielo»
Doctor Strange
Esta cita, perteneciente a uno de los cómics más famosos del Doctor Strange, deja bien a las claras el nivel de poder al que aspiran los dominadores de las Artes Místicas, y sobre todos ellos el Maestro Supremo. Desde el boato urbano a las cumbres de Kamar Taj, de los lujos mundanos a sobrevivir con lo más indispensable, de darlo todo por sentado a perder aquello que le supone el mismo sentido de su existencia, de un código (a)moral cuestionable, a la rectitud y generosidad de espíritu que conocer los secretos del universo y sus alternas realidades, conceden, damas y caballeros, entramos en el mundo de Stephen Strange, o aún mejor, en el mundo del
Doctor Extraño.
Scott Derrickson entra en Marvel, el director idóneo y una elección musical inesperada
Tras el anuncio dentro de la Fase III de Marvel, de la adaptación, por fin, de uno de sus personajes (llamarlo superhéroe es muy reduccionista ante las inmensas capacidades de este, tratándose quizá de uno de los caracteres más poderosos dentro y fuera de las páginas de los cómics, de toda la factoría Marvelita) más queridos, creado por Stan Lee y Steve Ditko en 1963, si bien no quizá uno de los más famosos y conocidos, las ruedas de la preproducción se ponían en marcha con un director hasta el momento destacado por sus visitas al cine de terror y fantástico, pero que aún no había tenido su oportunidad para tocar a las puertas de un blockbuster de inmenso presupuesto, hasta ahora. Su nombre, Scott Derrickson.
En este proceso de creación de equipo, una de los elementos que por parte del aficionado eran considerados seguros era la entrada en el proyecto de Christopher Young, compositor que llevaba colaborando con Derrickson en todos sus films y con el que había llegado a cotas de gran calidad, incluso en los trabajos más a contracorriente y difíciles (hay que reconocer que es bastante dura la escucha de obras como Sinister o The Exorcism of Emily Rose), pero en esos en los que el aficionado nota el entendimiento y unión entre dos artistas complementarios y llenos de talento. Todo el mundo daba por seguro que Young iba a encargarse del score. Sin embargo, comenzaba a inquietar que no se anunciara este dato, y entre el mundillo de la música de cine se empezaba a pensar que algo raro ocurría. Efectivamente, por fin se hizo el anuncio del compositor asignado al proyecto, y -oh sorpresa-, una cara muy conocida, pero muy diferente a la del Maestro Young entró en juego, y esa no era otra sino la de Michael Giacchino.
A día de hoy desconocemos aún por qué Marvel no permitió que continuara esta unión compositor-director, aunque nos imaginamos las razones. Giacchino se maneja como pez en el agua en blockbusters superheroicos, y el último de Young es más bien lejano (El Motorista Fantasma) y fue un fracaso sonado. No obstante, la calidad y talento de Giacchino, que desgraciadamente en partituras previas este mismo año había empezado a notar, pese a la calidad de los trabajos, síntomas de cansancio y repetición de esquemas y sonidos –Zootopia y la tercera entrega de la nueva Star Trek: Beyond- resurgió con fuerza, frescura a raudales y un original tratamiento, para unirse como una segunda piel a la historia de Stephen Strange, y cómo llegó a transformarse en
el Hechicero Supremo
De cómo el Doctor Strange encuentra su verdadero centro, origen, conocimiento y transformación en el Maestro de las Artes Místicas, y Michael Giacchino compone una gloriosa partitura a su altura
A la hora de hablar de la partitura de Doctor Strange, tenemos que señalar una cosa fundamental, Giacchino se ha encontrado a sus anchas, sin someterse a las ataduras de una partitura común en un blockbuster actual. Es decir, cero diseño sonoro y ambiental se van a encontrar en Doctor Strange, y sin embargo, muchas ganas de no dar lo usual, yendo a lo inesperado en muchas ocasiones, sin dejar de lado la accesibilidad y experimentando cada vez que tiene ocasión. Porque no es normal en una partitura de Hollywood (sobre todo del actual), aunque ojalá fuera en alguna ocasión así más veces, que para el tema principal en los títulos de crédito Giacchino se lie la manta a la cabeza y emplee Ondas Martenot, órgano Hammond, guitarras eléctricas, sitar y disonancias, y durante buena parte del score nos regale originalidades brillantes, como reflejar el mundo alternativo con reversiones hacia atrás (como si hiciéramos moverse a un vinilo en sentido contrario a la aguja, para entendernos) de la música, o incluso los coros, nos ofrezca el tema central reducido para piano solo con violín en segundo plano, clavecín, o incluso, metales reverberantes, que no se empleaban en el cine de esa forma desde las obras maestras de Don Davis para Matrix.
Por ello, no podemos inicialmente sino congratularnos por que le hayan dejado ir donde él creyera que la partitura necesitara ir, sin cortapisas y lanzándose a la piscina, y que el bueno de Michael se haya atrevido a regalarnos unos cuantos detalles realmente apasionantes, y que no están en lo aparente, sino en el subtexto, incluyendo algún pequeño homenaje durante algunos segundos a grandes de la música de cine en instantes en que obras, como The Shadow de Jerry Goldsmith, une los mundos de este personaje con el Doctor Strange siquiera brevemente, esto requiere conocimiento de la historia de la música de cine de las últimas décadas y técnica para rendir estos homenajes sin caer en el pastiche, todo lo contrario, alcanzando con ello aún mayor grandeza en su narración del film. Asimismo, que aunque pudiéramos no darnos cuenta, sobre todo si hemos visto el film sólo una vez, que el tema principal del film, el temazo del Doctor Strange, no sea suyo, sino que nazca del de otro personaje que abre el film, y que explicaremos ahora mismo.
Efectivamente, en el prólogo del film, muy «bondiano» pese a su inherente fantasía al tratar la magia y hechicería, y uno de los más espectaculares y brillantes del pasado año, puro gozo visual de perfectamente filmada acción y brillantez conceptual, Giacchino entrega en dos fases el motivo central, “Ancient Sorcerer’s Secret”, primeramente a partir del 01:25, con una fastuosamente apabullante entrada de una soberbia sección de cuerda y coros, y finalmente, a partir del 02:17, definiendo con la música a quién estamos viendo evolucionar, el Hechicero Supremo, el Maestro de las Artes Místicas.
Conforme la historia avance y conozcamos a Stephen Strange y su universo personal, esta segunda parte del tema, casi en mantillas, interpretado por un solo de piano con acompañamiento en tercer plano por un violín solista y no desarrollándose del todo, “The Hands Dealt”, nos adelanta cuál va a ser el destino de Strange, pues esa música nos ha enseñado en el apogeo sinfónico y coral del tema a un dominador de la magia, y ahora, como tímidamente y con pocos instrumentos nos señala a un nuevo personaje destinado a algo que ya hemos conocido en el prólogo, pero casi subconscientemente, sin que realmente percibamos esto con la reducción al no conocer en profundidad el motivo.
Pero este irá evolucionando durante todo el metraje, en “A Long Strange Trip” incluso hacia atrás o backwards en un efecto alucinógeno brillantemente conseguido por la música…
…en “Inside The Mirror Dimension” con un suspense de muchos quilates y una magia en la que el arpa, sitar y piano tienen mucho que ver, incluyendo como señalábamos un homenaje a The Shadow y a su compositor, Jerry Goldsmith, a partir del 00:34…
…para hacerlo unos segundos después con un toque The Omen, dejando entrever el mal al que un hechicero puede verse abocado si se deja dominar por su propio poder (toque genial de Giacchino), los toques morriconianos de “Mystery Training”, donde Giacchino transforma el tema del Doctor Strange en un tributo al maestro del spaghetti-western…
…hasta que estallan unos impresionantes coros y los metales desgranan con solemne respeto el motivo y las maderas a modo de reloj marcan el paso del tiempo. Eso es inteligencia en un compositor y ejecución sibilina de lo aprendido de forma autodidacta a base de conocer el arte para el que trabaja, algo que desde aquí quien esto suscribe no puede sino admirar profundamente.
No obstante, Giacchino sabe darnos también aquello que le caracteriza, y su dominio de la descripción de la acción y la emoción en las set-pieces que va desgranando el film, nos deja instantes para el recuerdo auditivo y visual como “Sanctimonious Sanctum Sacking” y un apoteósico uso del suspense hasta que la primera batalla de Stephen Strange a vida o muerte le hace conocer uno de los elementos de su atuendo más característicos por primera vez, y que aquí no desvelaré, hasta que la lucha explosiona con brillantez a partir del 03:13 (metales, coros y cuerda dándolo todo), y no podemos sino dejarnos llevar por la poderosa vibración emotiva de las originales orquestaciones y el creativo uso coral.
Es entonces cuando encontraremos la explosión final del motivo del Hechicero Supremo a partir del 06:33 (el Anciano al principio del film en su despliegue mágico), y cada vez más definidor de Strange en su proceso de alcanzar su cenit.
No todo es bombástica grandeza tampoco, y la sutilidad y lirismo de “The True Purpose of The Sorcerer” nos muestran lo oculto tras las enseñanzas y el poder infinito que puede alcanzarse, atentos al mágico instante a partir del 01:13 en el que tras un virtuoso con toque Elfman del clavecín, unas etéreas voces blancas toman el espectro sonoro con infinita dulzura llevándonos al efectivo crescendo final.
Tras una serie de tracks descriptivos en los que Giacchino nos va preparando para el fin de fiesta final “Astral Doom”, disonante, experimental a las cuerdas y seco, “Post Op Paracosm” con el clave, la guitarra eléctrica y el piano desgranando la melodía de Strange lentamente y de manera extremadamente bella llevándonos en volandas a otro crescendo emotivo, o “Hippocratic Hypocrite” con el clave llevándonos al suspense y desvelando alguna que otra ídem de las acciones del protagonista.
La vibrante acción vuelve a tomar el mando y el destino del Anciano como Hechicero Supremo y su trasvase de enseñanzas a Strange musicalmente y literalmente hablando adquiere todo su sentido, impresionante el trabajo de cuerdas, la entrada de los timbales, tuba y coros, los metales marcando las entradas de la voz humana, el clave definiendo el tema central, los chelos desatados en desaforada lucha con las trompas y la percusión marcando el tempo cada vez más rápido, cada vez más rápido, hasta que escuchamos una versión sinfónica del tema central por primera vez aún sin alcanzar desarrollo completo, “Smote And Mirrors”, hasta que las guitarras eléctricas entran en acción y los coros dan paso a la tragedia y a un final, que supone un nuevo principio. El tema del Anciano adquiere su potencial completo y se da la concienciación plena en Strange de haber sido elegido para ser su sucesor.
Las posiciones en el tablero de los personajes van tomando forma definitiva con respecto a su futuro y el pasado viene a recordar lo que se deja atrás y lo que espera en el futuro, con los suaves golpes de guitarra eléctrica guiando a Stephen a la definitiva formación con él como protagonista del tema del Maestro de las Artes Místicas, “Ancient History”, mientras el piano lo desgrana con suntuosa parsimonia mientras unos líricos coros no abandonan el segundo plano del espectro sonoro.
Y llegamos a la hora final, el instante en el que el mundo acabará a manos de Kaelicius y su señor Dormamu, o Strange lo salvará, por primera vez. La destrucción que causa el mal es reflejada con paroxística intensidad por Giacchino en “Hong Kong Kablooey” recuperando el recurso a interpretar la música en backwards (en inteligente analogía con los hechos en pantalla), gracias al uso de efectos reverberantes y a una utilización del coro cuasi gregoriana hasta que las cuerdas y metales convierten la acción en epopeya…;
…“Astral Worlds Worst Killer”, donde un clímax final a contracorriente, pero soberanamente creativo y brillante nos ofrece el enfrentamiento final con Dormamu, mientras los metales reverberan y los coros adquieren grandeza cuasi demoníaca en su definición del mal absoluto. Aunque siempre queda esperanza y las cuerdas en un ostinato in crescendo, con pinceladas del tema de Strange y percusión pautando las acciones e inteligencia del nuevo hechicero nos conducirán al final, y una bellísima ejecución del tema de Strange con los galones ya adquiridos como Maestro Supremo…
… nos lleva en volandas con toques de sitar a una despedida momentánea del personaje que figuradamente dice hasta pronto al espectador frente a un ventanal de su mansión, “Strange Days Ahead”, mientras la versión más gloriosa, emocionante y poderosa del tema del Maestro de las Artes Místicas, ahora ya Strange, se desarrolla en toda su opulenta magnificencia a toda orquesta y la carne se pone de gallina con la entrada de los metales para desarrollar la parte central del motivo con contagiosa fuerza melódica. Uno de los temas del año 2016, e inolvidable desde su primera escucha, sólo les digo una cosa, una vez lo escuchen, no lo harán una sola vez, atentos a partir del 03:35 y simple y llanamente, y nunca mejor dicho,
déjense llevar
por la magia.
Giacchino, no obstante, aún nos tiene dos regalos más a la vuelta de la esquina tras la sobresaliente conclusión del film, y nos dedica una suite para clavecín del tema de Strange en “Go For Baroque”, que hace que se erice la piel de nuevo ante el lirismo y magia de tan brillante motivo reducido a su más sencilla, que no simple, apariencia. En el instante que las cuerdas sirven de apoyo al clave, es difícil no mover las manos al ritmo a modo director de orquesta. Es la grandeza de la música de cine cuando se unen al talento y la creatividad la libertad necesaria para el juego, la experimentación y la vitalidad más contagiosa.
Vitalidad que destila sin ninguna duda otro de los instantes más portentosos a nivel musical del 2016, con la setentera interpretación a guitarra eléctrica, órgano Hammond, sitar, clavicordio, y orquesta sinfónica del tema principal, “The Master of The Mystic End Credits”, donde el efecto alucinógeno de las realidades del mundo de la magia adquiere una estratosférica y apabullante representación musical con la que el compositor despide uno de los más creativos, fascinantes y soberbios trabajos de su carrera.
Y ese es el instante en el que no podemos permitir que caiga en el olvido el verdadero mantra de Stephen Strange, una vez desvelado el poder para el que estaba destinado, y descubrir el camino al que su conocimiento le dirige sin remisión, porque…
“Las turbulencias y el caos hacen a un héroe, un sentimiento personal no pude justificar un acto criminal y mi único fin en el mundo es proteger a la humanidad de aquellas cosas que se niega a creer.”
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