Hermoso minimalismo coral de cámara |
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Interesante obra original de la compositora canadiense Lesley Barber para una de las películas del año, nominada al Oscar en seis categorías incluyendo mejor película (pero no mejor banda sonora original, sin duda debido al peso y volumen que la música no compuesta por Barber tiene en la obra).
El filme, de una pausa exquisita y una estructura notable, se identifica de manera genérica y clara con las composiciones clásicas que su director aplica a lo largo de las dos horas de cine, tomando una posición bien definida en su parte media con la aparentemente sencilla muestra del “Adagio” de Tomaso Albinoni en un momento crucial para la trama, dejando claro el peso comentado de la música clásica en esta historia. La aeróbica marcha de la pieza une sobresae en varios de los acontecimientos más importantes. Interesante apuesta del director que, teniendo una partitura original con fuerza y calidad, de las mejores compuestas en los últimos tiempos por una compositora, declina esta opción y completa la clásica con obras magníficas de Handel.
La parte clásica engloba todo el metraje, bien dispuesta y aportada pacientemente. La composición de Barber inicia la cinta con una disposición prudente pero de una fuerza descomunal, dando la impresión de una atmósfera coral tan dramática que bien podría ser un réquiem moderno a modo de polifonía y sostenido por una línea finísima de cuerdas, reflejo del riesgo que la vida del protagonista va a ir tomando. Las voces, que configuran uno de los temas del año 2016 (“Manchester by the Sea Chorale”) auguran de forma inteligente una vida de tragedia, inicialmente con los dos hermanos y el hijo de uno de ellos felizmente jugueteando en su barco, en aguas del mar de la región, y que luego se tornará en verdadera oscuridad con un giro precioso de tonalidad (“Plymouth Chorale”).
El matiz de estos dos temas, versionados en toda la edición en CD y cuya música no aparece en su totalidad en la película, es sobresaliente y llega a generar un pequeño toque atmosférico y sentimental que, si bien apenas muestra su presencia entre tantas composiciones clásicas, jazzísticas también y rockeras en algún momento, resulta exquisito en el conjunto.
En definitiva, una obra notable que pudo ser sobresaliente si su trabajo hubiera tenido más apoyo de producción en el conjunto total de la cinta.
LO MEJOR: Una disposición prudente y humilde de la poca obra compuesta por Barber y que, con su limitada presencia, consigue la evocación dramática que su director pretende.
LO PEOR: la escasa presencia en la película. La partitura original, trabajada en mayor minutaje y guardando una orientación idéntica a la que ya tiene, podría haberse convertido en una de las mejores del presente curso.
EL MOMENTO: “Floating 149 a Capella”, un giro exquisito al tema principal que hace disfrutar como nunca de un minimalismo cuidado. |
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