Tras su exitosa Downton Abbey, la cadena británica ITV vuelve a apostar como producto estrella de su ficción televisiva por una historia de época que le siga haciendo saborear las mieles del éxito que cosechó con las andanzas de los Crawley y su servicio bajo el techo del magnífico castillo que habitaban. En esta ocasión la apuesta es muy fuerte, ya que han decidido mostrar a una de las monarcas más importantes, influyentes y queridas del Reino Unido: Victoria.
A tenor de lo visto en esta primera temporada, la apuesta no les ha salido nada mal y, aunque con ciertas licencias históricas y algunos pasajes muy de culebrón, hay que admitir que son pecadillos veniales que no desmerecen un conjunto en el que brilla con luz propia (¡y qué luz!) Jenna Coleman, quien desde el comienzo hace suyo al personaje mostrando a la perfección a la joven inexperta y caprichosa que a la par tiene una fortísima personalidad y determinación para llevar a cabo la idea que tiene de cómo reinar y cómo lidiar con familia, partidos políticos, así como sus intrigas ante la que consideraban una niña que era inapropiada para ser la cabeza visible de tan gran nación. Sus ojos tienen tal expresividad que ellos solos hablan del estado de ánimo del personaje sin necesidad en ocasiones de mediar palabra, lo que unido a unos movimientos más que estudiados y sus expresiones faciales, hacen de su actuación un verdadero disfrute.
Evidentemente a Coleman le acompaña un reparto de secundarios que es una gozada ver en acción, como por ejemplo Rufus Sewell al que es todo un lujo verlo como su brazo derecho durante la primera parte de la historia, la cual tiene unos guiones francamente bien escritos y hacen que los episodios pasen volando.
Impresionante tanto en ambientación como vestuario, muy cuidada y plena de pequeños detalles, se nota el gran presupuesto que hay detrás de cada episodio y el mimo que hay tras su factura técnica, en la que hay que resaltar también la música compuesta por Martin Phipps y Ruth Barrett.
La banda sonora se sustenta alrededor de un tema principal que está presente durante toda esta primera temporada de la serie, siempre asociado a la joven monarca. Dicho tema tiene como protagonista absoluto a la formación Mediæval Bæbes, cuyas voces a modo angelical retratan a la perfección la luz que desprende Victoria con su juventud, inocencia, su forma de actuar así como el cambio a mejor que supondrá para una monarquía y política que se estaba anquilosando en costumbres obsoletas. En esta edición digital que nos ocupa, dicho leitmotiv lo escucharemos en “Victoria Tittles”, “Victoria – The Suite”, “Coronation” y “The Wedding”, siendo en estas dos últimas donde más brilla junto a las imágenes debido al desarrollo emocional que aplica a las imágenes que acompaña.
Pero no solo de este gran tema vive esta historia. En la partitura encontraremos más temas a destacar, tales como “The King Is Dead”, en el que el sonido luminoso del arpa que refleja a la próxima monarca se contrapone a unas cuerdas graves que son las que retratan la muerte de su tío. “Lord M” es una estupenda disección del personaje interpretado por Rufus Sewell, donde el piano es esa parte entre paternal que muestra el primer ministro hacia la reina y las cuerdas junto a percusión hablan de la soledad del personaje y su deber para con su país.
Otro destacado es sin lugar a dudas “The Royal Birth”, donde en su primera mitad piano y cuerdas van ganando en intensidad hasta llegar al clímax y dejar paso a una tranquila melodía que muestra la felicidad y paz del momento de la protagonista cuyos temores se han disipado de un plumazo.
Por último, y no menos importante, quiero resaltar el que para mí es uno de los mejores temas de los que podemos escuchar en esta escasa edición: “Locomotives”, breve corte pero muy intenso y cuyas notas nos hacen sentir a nosotros también toda la emoción y sensación de libertad que siente Victoria ante una experiencia totalmente novedosa para alguien que ve todavía con ojos de niña ciertas experiencias.
Resaltaba lo de escasa en el párrafo anterior porque, por desgracia, hay muchísima música que ha quedado fuera de esta edición digital. Estamos hablando solo de 28 minutos que nos dejan con sabor a muy poco. Es una pena que temas como, por ejemplo, el que aparece cuando la joven reina se traslada del Palacio de Kensington al de Windsor, siendo oscura en su comienzo, al igual que la forma en la que sentía su vida la joven allí, y mutando a una melodía brillante, como todo lo que rodea al que iba a ser su nuevo hogar se hayan quedado en el limbo, y así unos cuantos más. Esperemos que eso tenga una futura y pronta solución pues es música que merece de sobra tener una edición como Dios manda. |
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