“Se sabe más en España del ejército de Estados Unidos que del suyo propio gracias a las películas que nos llegan desde allí”. Con esta frase se despachaba el director mexicano Adolfo Martínez para presentar esta su ópera prima y la verdad es que no le faltaba nada de razón. En nuestro país, salvando la excepción de Guerreros (Daniel Calparsoro), cualquier incursión en cine que hable de guerras o nuestros ejércitos ha sido siempre para mostrar de mil maneras (unas con más acierto que otras) el vergonzoso episodio de nuestra Guerra Civil. Así pues, es Zona hostil una “rara avis” en nuestra cinematografía a la que hay que dar la bienvenida.
Rodada con muy buen tino, pues aunque este es su primer largometraje Martínez ha sido ayudante de dirección en grandes producciones como Terminator Salvation, el director ofrece una película de acción estupenda, realista y muy bien planificada (él también se encarga de los storyboards), que nos cuenta un hecho real que sucedió en 2012 en Afganistán a una unidad de nuestro ejército y su lucha contra el ejército talibán para rescatar tanto a soldados como a un helicóptero accidentado.
Roque Baños ha sido el encargado de poner música a esta película y la verdad es que el resultado no ha podido ser mejor. Si algo tiene Baños es su constante búsqueda de cosas nuevas que aplicar a sus bandas sonoras y no quedarse en la zona de confort cuando acomete un nuevo trabajo. Para esta Zona hostil el jumillano ha creado una partitura en la que combina con gran acierto el sonido de la orquesta clásica con la música electrónica y en la que los elementos étnicos son igual de importantes para representar el árido y desesperante paisaje en el que se mueve la historia.
Con estas cartas Baños nos muestra tanto el drama como la acción, así como la tensión de la historia. Estos dos últimos elementos quedan estupendamente reflejados en temas como “Ataque nocturno” y el paroxismo final que alcanza con el sonido del miznar y la percusión, “Abortamos”, donde electrónica, metales, cuerdas y percusión étnica nos taladran inmisericordemente con su música, haciéndonos contener la respiración durante toda la secuencia.
Atentos al sonido del didgeridoo (recurso que Baños ya utilizó en In the Heart of the Sea), que aparece como si fuera una especie de lamento para mostrar el peligro y el infierno desatado en la zona de combate. Esa especie de lamento se mantiene para seguir martilleándonos junto a la música en “MEDEVAC libre para el vuelo”, donde son también los metales, percusión y cuerdas los que mantienen toda la fuerza de las imágenes del rescate. Casi ocho minutos que son una gozada para el que escribe.
Refiriéndonos a la parte dramática, encontraremos un pequeño leitmotiv que escucharemos en “El espíritu de la muerte”, la primera mitad de “Misión cumplida – Ácido sobre plomo” y “Oración a los que no vuelven”. Una música que nos habla de pérdida, pero que también se refiere al sentimiento de liberación y de deber cumplido. Dicho tema destaca sobremanera en la antes mencionada primera mitad de “Misión cumplida – Ácido sobre plomo”, siendo la segunda mitad del tema una canción cantada por el rapero también jumillano Fenyx.
Es “Zona Hostil” en su conjunto una muy buena banda sonora y, aunque como he dicho al principio, Baños experimenta y mucho en su composición, no deja de tener su sello y personalidad en la forma de componer, orquestar y de entender las necesidades de un film. Ojalá se vea envuelto en más proyectos de estas características en el futuro.
LO MEJOR: Cómo Baños consigue en este trabajo que su música sea un personaje más en la historia y lo bien que funciona con las imágenes.
LO PEOR: Quedarse con la primera impresión de su escucha y, por supuesto, no apreciarla con las imágenes.
EL MOMENTO: “MEDEVAC Libre para el vuelo” y “Misión cumplida”.
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