Historia sin gracia y partitura sin alma |
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No sé qué demonios se habrían tomado Luc Besson y Robert Mark Kamen cuando perpetraron el guion de esta película, pero estoy seguro de que debió de sentarles muy mal. Coproducción entre Francia y China dirigida por el alemán Matthias Hoene, quien ya despachó anteriormente dos pésimas películas: Invasión Zombie y Beyond the Rave, es esta The Warriors Gate una historia que nos cuenta la historia de Jack, un joven flipado con los videojuegos que mágicamente se ve transportado a la antigua China para rescatar a una princesa del malvado de turno. ¿Y cómo lo hará? Pues aplicando sus conocimientos en los mencionados videojuegos para convertirse en un maestro de Kung Fu.
Con esta premisa nos encontramos con una película que mezcla las artes marciales, el hip hop, las mountain bike y los videojuegos, para ofrecernos una historia sin gracia alguna y con actuaciones pésimas, la cual además bebe claramente de un entretenimiento a años luz como es The Forbidden Kingdom, aquella película rodada con muy buen tino por Rob Minkoff y protagonizada por Jet Li y Jackie Chan.
A este despropósito se le une la música de Klaus Badelt, es una partitura sin alma alguna, hecha con el piloto automático y como si le hubieran dicho “haz cosas como hiciste en Piratas del Caribe pero añadiendo instrumentación oriental”. El caso es que el resultado no puede ser más desastroso con un score que hasta molesta en ocasiones y que contiene canciones tan anticlimáticas como “Kiss Me Honey, Honey Kiss Me”, de Shirley Bassey, la cual, como comprenderéis, le sienta a unas imágenes de la China ancestral como a un santo dos pistolas.
Si a eso le sumamos, como he dicho antes, momentos en los que parece que va a aparecer Jack Sparrow y su Perla Negra surcando los mares de China en temas como “Barbarians in the House”, Under Attack”, “Giant” y muchos más, el resultado no puede ser más decepcionante, siendo Badelt el gran compositor que es y sabiendo trabajar temas orientales tan fantásticamente como hizo en The Promise, uno de sus mejores trabajos. Una pena, pues el compositor alemán podía haberse lucido de sobra con su música aunque la historia fuera pésima.
LO MEJOR: Me es imposible encontrar alguna virtud en esta banda sonora.
LO PEOR: La poca alma que tiene la música, la desgana con que parece estar hecha y, por supuesto, las anticlimáticas canciones que contiene.
EL MOMENTO: De lo poco salvable: “Crowing the Empress”.
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