Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo |
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A mediados del siglo pasado no estaba bien visto que una mujer blanca iniciara una relación sentimental con un hombre negro, ni siquiera si este era el heredero al trono de un país africano. De hecho, eso aún complicaba más el problema, puesto que a la oposición de las familias –tanto la blanca como la negra- se añadían otros obstáculos de índole política y económica.
Eso es lo que nos relata a grandes rasgos A United Kingdom, biopic dirigido por Amma Asante y protagonizado por David Oyelowo, en el papel de Seretse Khama, destinado a gobernar el reino de Bechuanalandia -actual Botswana-, y Rosamund Pike, en el de su esposa Ruth.
Bechuanalandia era un protectorado –que no colonia- del Reino Unido que finalmente se independizó en 1966. Estaba gobernado por los jefes tsawana y Seretse se educó en una universidad británica antes de volver a su tierra para convertirse en rey. Sin embargo, la película nos relata cómo se enamoró de Ruth y se casó con ella en Londres a finales de los años cuarenta, lo cual lo enemistó con su tío, que ejercía de regente, y con el resto de su familia. El gobierno británico también puso todos los obstáculos que pudo debido a diversos intereses en la zona, y no hay que olvidar que en aquellos años comenzaba el apartheid en Sudáfrica. Seretse fue desterrado de su propia nación y tuvo que marchar a Londres mientras que su esposa blanca embarazada debía quedarse en África. Incluso Churchill medió en la historia, primero prometiendo el regreso del hijo pródigo y después escurriendo el bulto. Pero mejor no cuento más…
El compositor elegido ha sido Patrick Doyle, quien no se ha prodigado demasiado durante los últimos años y nos ofrece sus nuevas bandas sonoras con cuentagotas. Parece que sigue fiel a su propósito de trabajar solamente para proyectos que le motiven, sin prisas y sin presiones.
Su partitura para A United Kingdom se desenvuelve entre el drama y el romanticismo y se sustenta básicamente en la sección de cuerda, la de viento madera y el piano, con poca profusión de metales y percusión. Están ahí, pero acaparan poco protagonismo. Por establecer alguna similitud, diría que el estilo general me recuerda bastante al de Nouvelle-France, otra cinta histórica con romance incluido que se fundamentaba en un tema principal casi omnipresente, aunque el compositor nos lo ofrecía con todo tipo de variaciones.
En este caso Doyle construye el score sobre dos temas, los cuales nos presenta ya en el primer track del CD, “Seretse and Ruth”. El primero está relacionado con el reino de Bechuanalandia y por tanto muy ligado al protagonista masculino como rey heredero. Podríamos llamarlo tema de Seretse o tema de África, como lo han bautizado otros no sin razón. Se presenta casi siempre en clave majestuosa con mayor o menores dosis de drama y triunfalismo según convenga. En ese corte de “Seretse y Ruth” comienza a sonar a partir de 0:40, momento en que en la película Seretse escribe desde Londres una carta a su tío al inicio del film.
El segundo tema está más relacionado con Ruth y con la historia de amor de la pareja, al margen de tramas políticas. Por lo tanto, podemos llamarlo tema de Ruth o tema de amor. Lo escucharéis en el mismo corte a partir de 1:30 y destila un evidente tono romántico.
La gran mayoría de cortes del CD utilizan alguno de estos dos temas principales, a menudo los dos uno tras otro e incluso simultáneamente con el piano como contrapunto de las cuerdas, como ocurre en cierto momento de “The Registry Office”, representando la unión de Seretse y Ruth.
Con ambos leitmotivs Doyle consigue momentos de gran emotividad, con ese sonido de las cuerdas en tonos agudos tan característico de su obra. Sucede así en “Wedding Interruption”, donde el tema de amor suena en clave optimista y lleno de vida o en el ya citado “The Registry Office”, con variaciones más grandilocuentes de los dos temas.
El tema de África es el que se presta más a esa grandilocuencia que a veces se ha criticado al compositor escocés por excesiva, aunque hay que decir que en esta banda sonora está bastante contenido. En cualquier caso, el tema suena solemne en algunos otros cortes, como es el caso de “Let Him Go”, “Pula!” -el grito de celebración de su pueblo cuando deciden que Seretse será el rey y no su tío-, y sobre todo en “Independence”, al final de la película cuando el protagonista, tras volver a su tierra, promete a su gente convertir el país en una democracia independiente del Reino Unido. Es el momento en que pronuncia la frase que encabeza esta reseña: “Ningún hombre es libre si no es dueño de sí mismo”. Precisamente ese corte finaliza con una breve alusión al tema de amor, que acompaña el encuadre en foto fija de la pareja protagonista antes de los títulos de créditos finales.
En cuanto al tema de amor, lo encontraremos en bastantes tracks de la edición. Además de los ya citados como “Seretse and Ruth”, “Wedding Interruption” y “The Registry Office”, lo escuchamos al final de “Seretse Is Worried”, en “Equaly and Justice” o en una delicada versión de piano en “Seretse in London”. Sin embargo, uno de los momentos cruciales de la película tiene lugar con “Ruth Is Alone”, cuando ella se pone de parto al tiempo que se producen revueltas en el país. La percusión violenta y los sonidos agresivos del inicio del track –que constituyen una excepción en la banda sonora- darán paso a una versión muy pasional, casi desgarradora, del tema de amor (2:32).
También es de destacar la versión de este tema cuando por fin Ruth viaja a Londres para reencontrarse son Seretse y con su propia familia (“Ruth Returns Home”), sonando aquí con un tono más esperanzador.
Por lo demás, encontramos piezas de carácter más sombrío –“Policy of Apartheid”, “Five Year Exile”, “Neladi Khama”, “Permision to Return”– con otras un poco más dinámicas y desenfadadas, aunque sin excesos –“Because of Us”, “Learning the Language”-.
Por último, algo que a lo que nos tiene acostumbrado Doyle en algunas ediciones discográficas, incluye como una especie de bonus track “The Future”, una interpretación con piano –al que luego se une la sección de cuerda- del tema de amor, aunque no se utiliza en los créditos finales, como podría parecer. En su lugar oímos algunas partes de “Ruth Returns Home” y de “Independence”, junto con una canción de la desaparecida cantante sudafricana Miriam Makeba titulada precisamente “Pula Kgosi Seretse”.
Hay que apuntar que el contenido de la edición discográfica difiere de la música de la película, de modo que hay piezas en el CD que no se utilizan en el film y viceversa. Aunque también es cierto que lo que escuchamos en el disco es perfectamente representativo de la banda sonora en líneas generales.
Por otro lado, tengo la sensación de que los dos temas principales pueden quedar en la memoria de la gente que preste mucha atención a esta banda sonora, pero pasarán desapercibidos para la mayoría de espectadores e incluso de aficionados. Son bonitas melodías, muy eficaces en su propósito –sobre todo el tema romántico-, pero no son de esas que se te clavan en las neuronas como sucede con muchos temas principales escritos por Patrick Doyle, quien es precisamente un referente en esto de crear leitmotivs contundentes como punto de partida de cualquier banda sonora.
En definitiva, un buen trabajo, muy fiel al estilo del compositor, para una película de segunda fila que, sin ser un mala en absoluto –en todo caso convencional y predecible-, tampoco va a ser demasiado recordada en el conjunto de su trayectoria.
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