1. Dead Men Tell No Tales (1:51)
2. Salazar (4:27)
3. No Woman Has Ever Handled My Herschel (3:59) *
4. You Speak of the Trident (1:58)
5. The Devil’s Triangle (2:45)
6. Shansa (3:12)
7. Kill the Filthy Pirate, I’ll Wait (4:50) *
8. The Dying Gull (1:01) *
9. El Matador Del Mar (8:05) *
10. Kill the Sparrow (6:16)
11. She Needs the Sea (2:32) *
12. The Brightest Star in the North (6:00) *
13. I’ve Come With the Butcher’s Bill (6:42)
14. The Power of the Sea (4:08)
15. Treasure (5:43) *
16. My Name Is Barbossa (5:34) *
17. Beyond My Beloved Horizon (2:41) *
18. He’s a Pirate (Hans Zimmer vs Dimitri Vegas & Like Mike / Bonus Track) (3:31)* Mejores tracks
Tema central de Dead Men Tell No Tales en «Beyond My Beloved Horizon»
Primer tema de amor de Elizabeth y Will en «My Name is Barbossa»
Segundo tema de amor de Elizabeth y Will en «My Name is Barbossa»
Tema de la piratería en «My Name is Barbossa»
Tema de Salazar en «El Matador del Mar»
Tema de Carina Smyth en «No Woman Has Ever Handled My Herschel»
Tema Aventurero de Dead Men Tell No Tales en «No Woman Has Ever Handled My Herschel»
La perfecta, soberbia y extraordinariamente bien pensada construcción, siempre recordando el mundo musical ya creado para personajes y universos piratas, y siempre ofreciendo algo nuevo, algo fresco, algo brillante y espectacular en cada recodo del camino. Maravillas como “No Woman Has Ever Handled My Herschel”, pura emoción llena de melodía y grandeza sinfónica; la superlativa mezcla de motivos nuevos y clásicos de la saga de “Kill the Filthy Pirate, I’ll Wait”; la apabullante Suite “El Matador del Mar” con todos los temas imbricados de manera fascinante; la carne de gallina con el crescendo orquestal de “She Needs the Sea”; la fascinación lírica del inicio de “The Brightest Star in the North”, o el arrebatador recuerdo del tema de amor de Turner y Swann en “My Name is Barbossa” y el glorioso final del track, maravilloso. Pero sobre todo, que esta puede ser, por fin, la partitura que convierta a ojos de Hollywood a Geoff Zanelli en lo que es, un grande, con todas las letras.
Que se hace corta y, por decir algo, la sobreexplotación en ocasiones de recursos muy propios de Hans Zimmer, como el particular uso de los coros o la producción de sonido. Pero cuando el conjunto es tan sobresaliente, es muy perdonable.
La sentida y emocionante grandeza lírica con el violín guiando el camino de la orquesta como las estrellas van guiando a los protagonistas en la búsqueda del Tridente de Poseidón, “The Brightest Star in the North”. Y sin duda alguna, la inconmensurable emoción, la magnificencia melódica de una suite sensacional, “My Name Is Barbossa”, con un final musical de esos que conforman las leyendas, pura magia sinfónica orquestada con el corazón. ¡Superlativo Zanelli!
BSOSpirit opina
Nota media: 7,30
Ángel Aylagas (7), Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (8), Óscar Giménez (8), Ignacio Granda (5), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (7), Antonio Miranda (6), Jordi Montaner (8), David Sáiz (8)
Los Muertos No Cuentan Cuentos, los protagonizan, ¡¡¡YO HO!!!
El género de aventuras marineras, variante corsarios, bucaneros, piratas y un leve toque de capa y espada
Desde siempre, y siempre dentro del género de aventuras, una de las variantes más queridas y valoradas por el aficionado ha sido la de las aventuras marineras y la piratería. Por recoger un sentido de la camaradería y una ética propia, sólo atribuible a los protagonistas del mismo, por mostrarnos cercanos a personajes patibularios, tuertos y con parche, o sin una pierna y con pata de palo, o llenos de cicatrices por la pólvora y las balas de cañón, acompañados por un loro parlanchín o por mono saltimbanqui, diestros con la espada y las escaramuzas en alta mar, asesinos despiadados o espadachines adorables, todos coinciden en regirse por las leyes del mar, por el beneficio por encima de todo, incluso de ellos mismos (y a ser posible en oro y doblones de a ocho, y regados por el ron), por su voluntad por la aventura, los duelos a florete y daga corta y su capacidad intrínseca para sobrevivir, pero sobre todo, por entretener, maravillar y hacer soñar, con una época trágica y dura, hermosa y peligrosa, noble e ilustre, la Era Dorada de la Piratería.
Por mezclar con maestría batallas navales que harían palidecer a aquellos más sensibles e impresionables, por agitar los corazones con duelos a capa y espada más grandes que la vida, con la búsqueda de los incalculables tesoros de Flynn o el Capitán Barba Negra, por ilustrar conspiraciones entre reinos y territorios con corsarios a su cargo, por ensalzar la nobleza de espíritu y la honradez de los verdaderos héroes, aún dentro de la iniquidad y la traición propias de su entidad pirata, por hacernos soñar, reír, estremecernos, vibrar, las aventuras marineras, y sus personajes, conceptos y situaciones siempre tendrán un lugar en nuestros recuerdos.
«Bajel pirata le llaman
por su bravura el temido
en todo mar conocido
del uno al otro confín…»
(José de Espronceda)
Por su inspiración a poetas, dramaturgos, literatos, novelistas, guionistas, cineastas, actores, productores y espectadores ávidos de abordajes, persecuciones a sotavento, despliegue de velas al viento y «rumbo a poniente, Sr. Biggs«, ejem…, por todo ello, este pequeño tributo a sus capitanes, tripulaciones y navíos, bajo la enseña hispana, francesa, inglesa u holandesa, en Panamá o Tortuga, en el Caribe o en el Fin del Mundo, porque los muertos no cuentan cuentos …
«…dos hombres en busca del Cofre del Muerto,
yo ho, yo ho,
y una botella de ron…»
(La isla del tesoro – Robert Louis Stevenson)
La saga Pirates of the Caribbean y su universo musical
Desde el inicio, el mundo musical de la franquicia Piratas del Caribe fue, digamos, polémico. La sustitución con todo el score ya compuesto por Alan Silvestri (aparentemente a su productor, el ínclito Jerry Bruckheimer, no le parecían muy “machos” los vientos de madera y oboes que Silvestri empleaba en la grabación de su composición, sic), y la contratación a poco menos de un mes del estreno de todo el equipo Remote Control para componer en grupo una partitura de más de dos horas, se antojaba una tarea titánica y cercana a un imposible. Pero lo lograron, y con Klaus Badelt a la cabeza firmando los temas principales, junto a Hans Zimmer (quien al alimón con Badelt creó los motivos icónicos que han dado la vuelta al mundo), y más de dos docenas de nombres implicados en sacar aquello adelante, no sólo lo consiguieron, sino que alcanzaron la meta dando al mundo algunos de los temas más conocidos, silbados e interpretados actualmente de la música de cine de las últimas dos décadas. Y eso, pese a quien le pese, es un hecho.
Y aquí sí, en At World’s End, Zimmer compuso una de sus últimas obras maestras, una composición de una grandeza y sentido de la maravilla tal que es imposible no admirar su apoteósica vibración emotiva, su potente engarzado de motivos, temas y subtemas, su sensacional lirismo y, sobre todo, su convicción de estar componiendo para una historia inmortal. Y ahí radicó la diferencia. El score era sin duda lo mejor del film, y los aficionados no hemos dejado de acudir a él una y otra vez desde entonces.
Pero hete aquí, que con el cuarto film, On Stranger Tides, Zimmer volvió a las andadas, entregando una obra confusa y equivocada, regresando al ruido, y dedicando la parte solista al dúo mexicano Rodrigo y Gabriela, que en una mezcla insólita de flamenco y rock & roll sacaron de situación al espectador que buscaba aventura y no la obtenía ni musical ni fílmicamente, y encontraba ruido y saturación sonora, de nuevo. Con la pequeña salvedad del temazo de la película, el dedicado a las sirenas, compuesto por Zimmer junto a la labor para obtener el hipnótico efecto coral de Eric Whitacre, que se convertía en el único instante rescatable, pero desgraciadamente un oasis en el desierto.
Para la quinta entrega, Zimmer ha delegado en las muy capaces manos de un gigante de la composición como es el siempre en segundo plano, Geoff Zanelli, responsable de muchas de las maravillas que esta compañía ha ido legándonos durante el último par de décadas, y encontrando en esta partitura un necesario punto de despegue de su carrera en el mundo de los blockbusters que pedía su presencia ya desde hace un par de lustros, y sin duda alguna, su consolidación segura en la industria, pues no sólo ha conseguido una obra extraordinaria sino, más importante aún, ha logrado crear un partitura nueva, fresca, brillante y llena de momentos de pura magia, sin olvidarse del legado musical precedente y adecuando con perfección todo en su momento y lugar, y ejecutándolo con probada y extasiante maestría.
Dead Men Tell No Tales, Alive Composers Create Wonderful Ones
(ATENCIÓN: Si no has visto la película, mejor dejar de leer en este punto y volver tras haber visionado el film, pues hay spoilers a lo largo de la reseña)
Zanelli parte de una decisión muy acertada a la hora de presentarse ante las páginas en blanco sobre las que crear la partitura, no olvidarse de la música precedente y englobar la nueva composición dentro del universo musical existente, logrando con ello que esta historia sea un nuevo episodio musical, algo de lo que otras sagas adolecían al olvidarse de capítulo en capítulo, de mantener la unidad temática, separándose quizá sin pretenderlo de la evolución en la intrahistoria, la que la música por descontado también contribuye a desarrollar.
Por ello, la idea es, en los instantes de la historia en que hechos del pasado o personajes o elementos narrativos conocidos tomen el primer termino en pantalla, tomar los leitmotivs o temas que definieron estos anteriormente y hacerlos evolucionar mediante variaciones y nuevas orquestaciones, y en los instantes en que nuevos personajes se apropien de la pantalla, crear motivos nuevos. De esa manera tenemos los dos temas de Jack Sparrow, el aventurero y el cómico, de la primera y segunda entrega, respectivamente, el tema de amor de Elizabeth y Will de la primera entrega, y el tema de amor maduro y heroico de la tercera, el memorable tema de la piratería (que descubrimos en la entrega inicial con la presentación de Johnny Depp como Jack llegando a Tortuga), el himno pirata “Hoist the Colors” del tercer film definiendo de nuevo la hermandad y camaradería de los corsarios, el emocionante motivo de la Perla Negra regresando de nuevo a la saga, o finalmente, el llamemos tema de la maldición, que tan espectaculares resultados obtenía en la tercera entrega, sobre todo en su lírica conclusión, y que Zanelli se encarga de llevar a otro nivel de grandeza aún mayor en el epílogo de Dead Men Tell No Tales (no utilizaré el título europeo, La venganza de Salazar, por considerarlo personalmente inferior al original).
Frente a ello, el compositor desarrolla un fastuoso tema central lleno de emocionante suntuosidad para definir el mundo de la astronomía y las estrellas que guían a la protagonista, Carina Smyth, para poco a poco ir creciendo siendo tomado por más y más elementos de la orquesta hasta al final del film, convertirse en el tema de amor paterno filial de un padre y una hija, y una saga familiar (brillante Zanelli en su interpretación musical de la historia dentro de la narración), el tema lo podemos encontrar ya desde el mismo prólogo, “Dead Men Tell No Tales”, en pequeñas pinceladas a lo largo de toda la composición, y especialmente en dos memorables instantes, el maravilloso y lírico “The Brightest Star in the North”, y el culminante y lleno de preciosismo sonoro y sentido del pathos, “My Name Is Barbossa”, con toda la orquesta rindiéndose al motivo y desarrollándolo en una variación excelsa que se encuentra entre los mejores instantes de toda la carrera de Geoff Zanelli.
Junto al mismo, los dos personajes principales que debutan en este largometraje también reciben su parte musical con dos temas llenos de pimpante optimismo y fuerza orquestal, Henry Turner, por ejemplo en “Kill the Filthy Pirate, I’ll Wait” (1:08 a 1:32)…
y Carina Smyth, en “No Woman Has Ever Handled My Herschel” (0:53 a 1:04), de forma breve y en pinceladas a lo largo de toda la composición.
Y frente a ellos surge juguetón, lleno de fuerza sinfónica y epatante poder sonoro el nuevo tema de la aventura, que Zanelli despliega en instantes contados, pero brillantemente seleccionados. Por ejemplo en “No Woman Has Ever Handled My Herschel” (2:52 a 3:12), o en “I’ve Come With the Butcher’s Bill” (4:09 a 4:29), como dos buenos ejemplos de su talante épico.
No podemos obviar asimismo la que quizá sea la mayor novedad de la partitura, el consabido tema del villano, Salazar, con una creación para chelo “torturado” (en palabras del propio compositor), viola y bajo en ostinato in crescendo que deja muy patente las intenciones perversas del marino cazapiratas caído en desgracia que interpreta Javier Bardem con grandeza crepuscular, nunca dejando que la comedia empañe su tragedia, o que su perversidad de cómic oculte su triste historia, muy Ahab, sin duda (con Jack Sparrow como gran ballena blanca), en “Salazar” o “El Matador del Mar”.
Con todos estos mimbres Zanelli va desgranando su composición en una combinación en mezcla perfecta en coctelera de todos sus elementos, sin que ninguno domine al resto, sino haciendo que la interacción de todos ellos conforme un conjunto fresco y poderoso, de diversión sin descanso y, ante todo, júbilo sobre todas las cosas, sin que el drama opaque la comedia, sin que el slapstick domine sobre la tristeza, ni esta sobre la aventura.
Análisis de temas de Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales
La partitura da comienzo con el tema de la astronomía, que evolucionará al final en el tema padre/hija, “Dead Men Tell No Tales”, con una melodía llena de lirismo y emocionante desarrollo, pautada por la percusión, hasta que el duduk se hace con las notas y las conduce a la presentación de los primeros personajes, desde un mapa a la luz de un faro, bajo un manto de estrellas.
El leitmotiv de “Salazar” en el track del mismo nombre toma el espectro sonoro en un poderoso crescendo para acompañar la entrada en la historia del mítico cazapiratas maldito, dueño y señor del Triángulo del Diablo y con la terrible obsesión de convertir su vida en una caza a Jack Sparrow, chelo disonante, viola, bajo, cuerdas, percusión, nos llevan directamente al parlamento que da lugar a la ya mítica sentencia que da título al film (al menos en su versión americana).
Y la primera apoteósica secuencia de acción tiene lugar con el tema de Carina desplegando su aventurera melodía durante el primer minuto, “No Woman Has Ever Handled My Herschel”, pasando por el tema de la piratería original de Badelt y Zimmer a partir de 2:16…
…explotando épicamente el nuevo tema aventurero de Zanelli para esta entrega, a partir del 2:52 con todo su poder sonoro, culminando en el tema de Jack Sparrow y el “He’s A Pirate” a partir del 03:22, impresionante alarde sinfónico y nos quedamos cortos.
La magia y lo oculto toman posición en este instante, “You Speak of the Trident”, con unos coros susurrantes por debajo de una melodía cargada de melancolía y sensación de pérdida, hasta que unas agitadas cuerdas abren el camino a la llegada a “The Devil’s Triangle”, para exponer mediante inquietas cuerdas y coros etéreos la turbadora naturaleza de esta trampa fantasmagórica en la que un cuasi arácnido Capitán Salazar atrapa en sus redes a los incautos corsarios que, atreviéndose a penetrar en sus dominios, cometen su último error. La potente entrada del tema de Salazar y la amenaza de los timbales culminan en una explosión sonora que muestra el fin del barco incauto que osa invadir el Triángulo del Diablo.
La bruja del mar, “Shansa”, a la que todos recurren incluso en propio perjuicio, marca el destino de la comitiva y su imposible tarea, la búsqueda del Tridente de Poseidón. Oscuridad mediante címbalo, col legno y sonidos procedentes del arco al rozar la madera de los violines, nos hacen ver lo peligroso de este ser.
Es momento de regresar a la acción desaforada y revisitar material anterior en perfecta sincronía con el nuevo, “Kill the Filthy Pirate, I’ll Wait”, encontrando por primera vez el tema de Henry Turner desarrollado a partir de 1:08, partiendo del tema de amor de sus padres, lo cual lo sitúa de inmediato en el inconsciente del espectador y oyente, para pasar a una ejecución poderosa del nuevo tema aventurero de Zanelli en preciosista combinación con el tema de amor de At World’s End y el leitmotiv de Henry en constante lucha/apoyo, hasta estallar en variaciones cada vez más épicas y fastuosas del motivo aventurero, jugando a ritmo de vals en instantes y fandango en ocasiones con el citado tema de la tercera película, hasta que Sparrow se torna en protagonista de nuevo, tema juguetón de la segunda entrega, concluyendo con este el track.
El maravilloso Himno del la Hermandad Pirata no podía dejar de hacer un cameo, y en “The Dying Gull”Zanelli nos lo regala de manera grandiosa y vibrante, mientras el desastre de tripulación de Jack Sparrow por fin se une para hacer llegar al agua su paquebote en dique seco.
Y Salazar retoma el espectro sonoro de nuevo con el poderoso desarrollo de “El Matador del Mar”, en la interpretación más desarrollada del motivo del villano, esta vez a un ritmo más pausado, pero ganando potencia conforme avanza hasta explotar con grandilocuencia, dando paso al tema de amor del primer film en segundo término, mientras variaciones sobre el primero se van disponiendo paralelamente, y las cuerdas apoyadas en unos sublimes metales otorgan épica al motivo heroico de Sparrow, dando paso a la jiga del tema central de La maldición de la Perla Negra y a juguetonas variaciones del segundo tema de Sparrow, el llamemos motivo torpón, culminando en una lucha dramática entre los leitmotivs de héroe y villano hasta la emocionante interpretación final del tema de la Piratería y el “He’s a Pirate”, que hace mover incluso los pies al ritmo, sencillamente, emocionante. Unas tristes cuerdas nos ofrecen definición musical del origen de Jack y cómo obtuvo el respeto de su tripulación y cómo esta le rindió tributo en su primera gran batalla marítima (tema de Sparrow épico + tema de la piratería en modo solemne).
La obsesión de Salazar en una constante e imparable progresión orquestal, cuerdas, percusión, col legno, chelo eléctrico in crescendo y decrescendo, agitación sonora, golpes súbitos de sonido, ominosos coros masculinos, violín eléctrico, rasgueos de cuerdas, notas agudas, todo en un festival de la inquietud, sin perder fuerza e intensidad, en el tema quizá más difícil en su escucha aislada, “Kill The Sparrow”, culminando en otra apoteósica interpretación del tema aventurero de Zanelli con cuerdas y violín solista.
Y continuando con los cameos, el inolvidable tema dela Perla Negra no podía dejar de hacer acto de aparición, sobre todo cuando esta toma el protagonismo en la historia tras romperse su hechizo, gracias al toque de la recuperada por Barbossa espada de Barbanegra, “She Needs The Sea”, y notamos como el motivo se va intuyendo y aparece a pequeñas dosis hasta explotar a partir de 1:50 con rotunda orquestación sinfónica.
El desarrollo completo del motivo de la Astronomía y del mundo de Carina se despliega líricamente para diversos solos de instrumentos en “The Brightest Star In The North”, con algunos instantes de inquietante percusión entre varios desarrollos de la preciosa melodía, que a partir de 2:20 alcanza su plenitud orquestal apoyada en el virtuosismo compositivo de un Zanelli desatado, que con la entrada final del duduk pone incluso un nudo en la garganta en su combinación con las imágenes, al evolucionar definitivamente y junto a los coros masculinos y la percusión en un tema familiar, el tema de un padre y una hija, que se encuentran por primera vez como tales. ¡Temazo!
Y la acción de nuevo toma el rumbo con decisión, “I’ve Come With The Butcher’s Bill”, con la lucha entre el tema de Salazar y el tema de aventuras de este film, separados por los metales y la percusión desaforada precediendo a la batalla marítima final, y el despliegue del poder del Tridente de Poseidón, “The Power of The Sea”, con las masas corales, trademark Zimmer tomando el liderazgo e impulsando el tempo hasta niveles cuasi paroxísticos, hasta que los coros femeninos se enfrentan al tema de Salazar, y el tema de la aventura se impone…
…dando paso a un sacrificio que denotará la humanidad incluso en un pirata irredimible, y la emoción surgirá en una lucha fratricida, hasta que el tema de la piratería definirá a los auténticos héroes, y la orquesta sinfónica al completo nos llevarán a la emoción más genuina, “Treasure”, donde descubriremos que el más valioso tesoro de un corsario no se encontraba enterrado en ninguna isla desierta, sino en su propio corazón (atentos al último magnificente minuto musical y cómo dos temas de unen en uno solo y quizá las lágrimas hagan acto de aparición al crear uno nuevo con un significado inesperado y mucho más poderoso).
Y llegamos emocionados al mejor track de la composición, una pieza tan brillante y hermosa que a través de los múltiples sentimientos que expresa, a través de los múltiples temas que evoca,
hace que recordemos, que sintamos,
y que nos unamos para siempre a unos personajes y a su historia,
desde dos temas de amor para la leyenda,
pasando por un sinfonismo abrumador y rotundo de grandeza superlativa,
frente a un solo de violín lleno de lirismo, sirviendo como guía entre las estrellas a una hija para encontrar el mayor tesoro,
a un enamorado maldito a librarse de su penitencia, y alcanzar la redención reuniéndose de nuevo con su amada y su hijo,
y a un capitán pirata a tomar de nuevo los Siete Mares, a surcar un nuevo rumbo, a brillar en la eternidad del horizonte, donde el último rayo del ocaso adquiere una tonalidad verde, y donde una partitura adquiere el rango de
legendaria,
porque “My Name is Barbossa”,
y mi patria los océanos.
Y el “He’s A Pirate” estalla acompañando los títulos de crédito, “Beyond My Beloved Horizon”, mientras una nueva versión del tema de la Astronomía se despliega, ya conformado en el tema de los Barbossa y recuerdo de un Pirata que ya nunca abandonará nuestros corazones,
emocionados por su historia,
y más importante, por su leyenda.
Siempre recordaremos aquel instante en que una mujer tomara el nombre de su padre,
y continuara su legado,
Ya
para siempre.
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