Puntúa esta banda sonora
Imagen

ImagenImagenImagenImagen

Kingsman: The Golden Circle

(Kingsman: El Círculo de Oro)
Henry Jackman, Matthew Margeson
     
Año:   2017
Sello:   La-La Land Records
Edición:   Normal
Nº Tracks:   25
Duración:   76:13
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Fernando Fernández

Imagen

1. Eggsy Is Back (5:50)
2. Memories of Harry (2:00)
3. The Golden Circle (1:18)
4. Poppy (2:17)
5. Incoming Missiles (2:56)
6. You May Shed a Tear in Private (3:02)
7. Tequila (2:09)
8. The Lepidopterist (2:16)
9. Rescuing Harry (1:45)
10. Statesman (1:48)
11. Gingerís First Test (1:15)
12. Whiskey’s Demons (1:02)
13. Tornado in a Trailer Park (2:30)
14. Poppy’s Terms (3:01)
15. Dancing Disease (3:05)
16. The Gondola Experience (6:30)
17. Cabin Ambush (4:13)
18. Horrific News Report (2:41)
19. Flying to Poppyland (5:09)
20. No Time for Emotion (2:51)
21. Temple Battle (6:54)
22. Viva Las Vegan (2:44)
23. Not in Vain (3:59)
24. A Man Who’s Honorable (2:41)
25. Kingsman Hoedown (2:17)

Imagen

«Eggsy Is Back»

 

«Statesman»

 

«Cabin Ambush»

Imagen
La aceptabilidad y buena sensación que deja la escucha aislada de la banda sonora.

Imagen
Estamos frente a una de esas bandas sonoras que aprovecha casi al máximo el espacio físico del CD, con más de 75 minutos de música. Con lo que aquellos que se pierdan en el carácter más derivativo y algo poco original de la misma, van a salir cansados de ella. Afortunadamente, la presentación y ritmo de la misma es realmente bueno, pero como no nos guste este sonido de acción actual, mejor que escuchemos otra.

Imagen
Para mí, el sentido de puro entretenimiento que sabe proporcionar la partitura de Margeson y Jackman, junto con las explosiones de acción sin freno que nos asaltan en algunos momentos. Pero especialmente la manera en que juega con los dos lados “buenos” de la historia y cómo terminan integrándose de manera brillante, llegando incluso a combinarse perfectamente tanto en pantalla como musicalmente. El mejor ejemplo probablemente sea la espectacular “Cabin Ambush”. Una delicia.

El regreso de los espías del cómic, a ritmo de superhéroes

El director Matthew Vaughn continúa con su inmersión cinematográfica en el género del cómic, volviendo al terreno de uno de los títulos más entretenidos del cine reciente. La verdad es que Kingsman: The Secret Service es una de esas películas que a los que nos gusta la acción con ese punto de humor y tono negro sirve maravillosamente para desconectar del mundo y sus problemas durante dos horas que pasan volando. El éxito de la misma nos ha traído a este punto en el que Vaughn vuelve a sumergirnos en este mundo de agentes y organizaciones secretas de nuevo. Kingsman: The Golden Circle cumple mucho de los elementos que uno habitualmente espera de este tipo de secuelas: más de lo mismo, ¡¡¡pero mucho más grande!!!

En esta ocasión la organización no sólo se va a enfrentar a un nuevo archienemigo aún más decidido a conquistar el mundo que el anterior, sino que además vamos a tener la ocasión de conocer a sus “colegas” en armas del otro lado del Atlántico (muy apropiadamente llamados The Statesmen), lo que va a permitir que la película no se ahorre muchos golpes gracias a dicho choque cultural y de estilo. Choque que además es aprovechado de manera muy inteligente y entretenida por los compositores de su banda sonora, que también vuelven a ser parte del elenco técnico de esta secuela.

Henry Jackman y Matthew Margeson vuelven a ser los encargados de proporcionar el color musical a esta continuación de las aventuras de Eggsy, Harry y el resto del reparto. Y de la misma manera que nos proporcionaron una partitura repleta de acción para la primera película, aquí vuelven a hacerlo. Pero para mí, de una manera más elaborada e interesante que la primera vez. En esta ocasión, aunque siguen manteniendo ese tono de suspense/acción que necesita la historia, lo hacen de una manera más cuidada y variada. Y no solamente basándose en el omnipresente tema principal, sino incluyendo diversos momentos y motivos realmente interesantes.

Vaya una cuestión por delante. He leído y escuchado muchos comentarios en los que se dice que esta banda sonora es como una versión Remote Control o jackman-margesoniana (si se quiere ser más correcto y eliminar supuesto estigmas) de James Bond. No sé si quien lo dice hace mucho que no ve una película de James Bond, pero me parece algo muy alejado de la realidad musical de la banda sonora. Es posible que en alguno de los momentos de acción se pueda apreciar algo de ese vigor y fuerza de la composición de Arnold para la saga Bond. Pero desde luego si se quiere etiquetar con un cliché a esta partitura, es que su sonido y estilo tiende a ser cercano al actual sonido que escuchamos en las películas de superhéroes. Más cercano al tono potente y muscular de John Powell o Brian Tyler que al del Bond clásico o moderno. Especialmente por la manera en que se utiliza y aparece el tema principal de los Kingsmen a lo largo de toda la banda sonora. Sólo hay que escuchar esa brillante suite inicial “Eggsy is Back” para que os hagáis una idea de a lo que me refiero.

Al igual que ya pasaba en la partitura de la primera película, el tema de los Kingsmen domina buena parte del grueso de la banda sonora. Pero en esta ocasión comparte espacio con una buena parte de temas y motivos que le proporcionan bastante más variedad al conjunto. Eso, sumado a la variada manera en que va introduciendo el mismo, termina por redondearla. Valgan de ejemplo esa aparición melancólica (por el recuerdo a Harry) que se escucha en “Memories of Harry”, el uso más dramático en “Horrific News Report”, la pura acción de “Temple Battle” o el sutil y delicado de “The Gondola Experience”.

Esta variedad es realmente interesante, pero aún más cuando utiliza el sonido claramente western y el motivo con el que se identifica a los Statesmen. Aunque dicho tema queda presentado de manera completa en “Statesman”, y ese tono que nos recuerda a esas clásicas y expansivas melodías de americana que escuchábamos hace años, es el sonido de la guitarra la que nos va a hacer notar su presencia durante el desarrollo de la partitura. El sonido es muy diferente del tono orquestal que tiene la banda sonora, y va a llamarnos la atención de manera muy evidente. Desde ese divertido “Tequila” que sirve de intro de los colegas americanos, pasando por “Whiskey’s Demons” o “Ginger’s First Test”, la guitarra va teniendo presencia tanto acústica como eléctrica a lo largo de la misma. Compartiendo protagonismo con el tema principal de los Kingsmen. Aunque probablemente los momentos más interesantes sean cuando ambos temas y motivos terminan compartiendo espacio y estilo de manera brillante como “Rescuing Harry”, “Tornado in Trailer Park” o la salvaje “Cabin Ambush”. El juego entre ambos es realmente entretenido, culminando con esa presentación del famoso tema country clásico “West Virginia” interpretado con aire gaélico y gaitas en “No Time for Emotion”. Momento en que nos damos cuenta que es la pieza de aire gaélico con la que se abría la banda sonora inicialmente. Tema que además se convierte en un maravilloso y emocionante motivo que vuelve a aparecer en “Not in Vain” cargado de brillo y heroísmo como homenaje a su “interprete” (en la película).

Y es que la banda sonora no tiene sólo acción a raudales (que la tiene), sino que equilibra muy bien la misma con momentos más emocionales, heroicos y de tensión y suspense. Especialmente cuando Poppy, la malvada de la historia, comienza a manejar la situación en puntos clave de la trama como “Poppy”, “Poppy’s Terms” o “Flying to Poppyland”. La verdad es que el conjunto de la banda sonora es realmente brillante y entretenido. Puede no ser una obra maestra completa y redonda, pero la verdad es que es una de esas clásicas bandas sonoras actuales que desde luego ofrecen entretenimiento y diversión a raudales. Especialmente por su variedad de sonidos, temas y ritmos.

Tal vez su sonido siga pecando de algo derivativo, y que sería deseable que los temas principales contaran con algo más de personalidad para terminar de ser verdaderamente memorables. Pero teniendo en cuenta el tipo de película a la que acompaña y lo que pretende, ser un puro divertimento, el resultado es realmente bueno. Los amantes de la acción, así como los que sean aficionados a ese tono heroico de la música de superhéroes actual, tienen aquí amplia variedad de motivos para pasárselo realmente bomba. Si, puede ser derivativa y con cierta falta de personalidad, pero ante una partitura así, quien no quiera ni sienta las ganas de divertirse y pasar un buen rato, es que le queda poca sangre en las venas, independientemente de que su gusto vaya por otro lado. Yo prefiero abandonarme a estos momentos de vez en cuando.