Una historia simple y poco original con una música brillante |
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En muchas ocasiones y donde menos se lo podría pensar uno salta la inspiración. Incluso aunque la base no sea nada del otro mundo. Eso es algo que los aficionados a las bandas sonoras tenemos más que claro. Malas películas con brillantes bandas sonoras hay en abundancia. Y en casi todas las ocasiones, debido a la propia brillantez del compositor, que suele ser capaz de elevar con su trabajo tramas reiterativas o poco originales. Incluso llegando más allá de lo que el propio guion, director o actores consiguen. Por lo que sea, encuentran esa inspiración en donde otros han sido incapaces de hacerlo. Este es uno de esos casos.
Tras sus experiencias en el cine taquillero de Hollywood con las dos anteriores películas de Spider-Man, el director Marc Webb no ha tenido problemas en volver a sus raíces con esta su segunda película realizada en este año 2017. Una película que lo devuelve a un estilo y temática cercana a la de la que nos lo dio a conocer (500) Days of Summer, aunque con una trama romántica que no deja de ser poco original y muy derivativa. La clásica historia de chico joven que se enfrenta al mundo real y que va a crecer gracias a su reacción ante dicho mundo. Ni la historia ni los actores consiguen elevar este producto a un nivel destacado e interesante, sSi exceptuamos, la gran personalidad con la que utiliza los escenarios naturales de la ciudad de Nueva York y la estupenda banda sonora que nos regala su habitual Rob Simonsen.
Vaya por delante que, personalmente, considero a Rob Simonsen como uno de los compositores recientemente incorporados a este mundo de la música para el audiovisual mejores y más interesantes en cualquier cosa que hace. Sí que es verdad que en ocasiones juega en la liga de las películas más pequeñas e independientes. Pero incluso con ello su trabajo es realmente brillante en la gran mayoría de los casos. Colaborador y compañero de Mychael Danna, ya me llamó su atención desde su primera colaboración con Webb en (500) Days of Summer, pero no he tenido más que confirmaciones con su trabajo en películas como Nerve, Demain Tout Commence, Going in Style o Gifted. Aquí termina de demostrarlo y me vuelve a dejar con las ganas de lo interesante que hubiese sido el ver su visión para los dos Spider-Man de este director.
Una de las cosas en las que destaca Simonsen es en su gran gusto melódico y temático. Por ello es realmente brillante como en una película de este estilo, donde otros hubiesen podido buscar un sonido más moderno y urbano para la ciudad y sus habitantes, o un sonido más sencillo y simple para su trama romántica, Simonsen no tiene problemas en buscar algo más elaborado. Mucho más que el guion y los personajes de la película. Para ello arranca con gran estilo presentándonos el tema principal de la banda sonora «Thomas Webb”. El chico protagonista es el eje de la historia, y para ello construye un tema principal cargado de carácter romántico y brillante. No es un tema de amor. Es un tema cargado de ilusión, de vida y de melodía, presentado con un aire de canción melódica clásica. Con ese toque justo entre jazz y big band, que casi lo convierte en una canción instrumental, pero sin definirse por ninguno de los dos.
Ese carácter vivo y brillante, se convierte en uno de los tonos claros de la banda sonora. Algo que favorece tremendamente el cómo se disfruta a la hora de escucharla. Porque dicho carácter contagia a toda la banda sonora incluso en sus momentos más dramáticos o tristes. Así que ahí nos encontramos con piezas como “The Writer”, realmente cargada de ese tono vital, con una genial presencia destacada de los instrumentos de viento junto a la percusión. Pero sobre todo en los momentos en que Simonsen parece jugar con un cierto aire de vals o tango con el que parece presentarnos el juego del romance. Una danza que sobre todo apreciamos en “Webb Weaving” o “Don’t Do It”, con un juego entre vientos, cuerdas y guitarra realmente atractivos. Y un juego sobre el que aprovecha para dejar muestras de otros temas y motivos de sus personajes. Pero con un resultado realmente bonito y muy atractivo.
Curiosamente es el personaje de esa mujer madura al que Simonsen parece mirar con un cierto mayor cariño. Para ello, y aunque en la película abusen del conocido tema de Bob Dylan, le crea un tema propio con un marcado carácter melancólico y evocador en las cuerdas que introduce en “Johanna”. Sobre ese motivo, el compositor va introduciendo múltiples juegos en las cuerdas que van dibujando el tono más serio de la banda sonora. Pero que funciona maravillosamente en contraste con el tono más jovial y vivo del tema del protagonista, hasta que terminan contagiándose mutuamente. Pero mientras los aficionados disfrutamos de momentos cargados de emoción como “A Day in Her Life”, o los brillantes “The Poems Written in Life Lines are Not Guaranteed” y “The Party”. Estas piezas son como el corazón brillante de la banda sonora.
Frente a estas emociones, la música tampoco evita ponerse marcadamente dramática y triste por momentos, como en “Father”, “Stop Seeing Him”, “The Only Way Out is Through” o “Becoming Contextual”. De igual manera que Simonsen aprovecha para introducir motivos que le proporcionen ese carácter urbano y moderno a la música como con “Slow Afternoons” y “Old New York”. Aunque estas últimas son los momentos más extremos y que parecen encontrarse un poco fuera de contexto. Sin embargo el resto de la banda sonora fluye de una manera tremendamente rápida y entretenida. Es una música cargada de tanto carácter, energía y emociones, aparte de contar con un delicioso tono melódico, que es casi imposible no disfrutarla de principio a fin.
Una de esas bandas sonoras que puede ser que pasen muy desapercibidas. Especialmente porque la película no pasa de ser la enésima versión de historias que ya conocemos desde que vimos a Dustin Hoffman en El graduado. Pero que su compositor consigue cargar de emociones y melodías que nos hablan del carácter y sentimientos de sus personajes principales. Proporcionándole a la película un fondo mucho más acertado que su selección de canciones, y mucho más entretenido y original que la propia historia que nos presenta. Uno de esos ejemplos de banda sonora brillante, que se encuentra muy por encima de la calidad de la propia película. Y una partitura más que sólo va confirmándome que Rob Simonsen es uno de los compositores realmente más interesantes de la nueva ola que nos llega. Sólo espero que en algún momento pueda contar con un proyecto taquillero y que pueda demostrar si en ese terreno tan lleno de trampas y tiburones también puede manejarse igual de bien. |
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