El retorno al clásico sonido de acción, más tópico y poco original |
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Madre del amor hermoso la cantidad de buenas discusiones de amigos con cañas y palomitas que podrían empezarse con esta película. Serie B de alto presupuesto… Hollywood sigue sin ideas… Gerald Butler continúa su labor como héroe de acción con mala leche, mientras lo entremezcla con papeles románticos y emocionales de tipo duro con gran corazón… El género de las películas de desastres nunca morirá… etc… etc… etc… El terreno está muy, muy abonado para pasárselo tan bien después de la película como (supuestamente) durante la misma. Sin embargo, hay una pregunta, mejor dicho, un reconocimiento que me gustaría ver entre los aficionados y la crítica por fin: seamos honestos… Roland Emmerich es un estupendo director y todos pueden hacer lo que él hace.
Bien, vale. Ese reconocimiento tiene truco, y es que Emmerich tampoco es que haya realizado películas complejas ni obras maestras absolutas. Pero que tras ver lo que su habitual colaborador Dean Devlin, ha pergeñado con Geostorm, película de puro estilo Emmerich donde las haya, lo mínimo es reconocerle que su pulso, ritmo y estilo técnico como director de estos espectáculos es muchísimo más destacado y evidente al ver cosas como esta. Personalmente a mí Emmerich me encanta. A diversos niveles, me lo suelo pasar bomba con sus películas catastróficas. Muchas de ellas son auténticos placeres que no puedo dejar de ver cuando coincido con ella pasando canales y no estoy buscando nada específico. Igual que me pasa con Michael Bay, aunque este es otro animal muy diferente tanto en estilo como en forma. Pero es algo que, fuera del habitual y típico personaje de Gerald Butler, que es de lo poco que me ha divertido (hay que reconocerle al tipo que para estos papeles vale), dudo que pase con Geostorm. Una película que me parece terriblemente poco inspirada, de muy pobre factura técnica, que tampoco parece haber conseguido inspirar a un compositor que (personalmente) me parece que estaba demostrando mucha calidad y variedad en sus últimos trabajos.
Lorne Balfe es un compositor de los surgidos tras la estela de Remote Control y Hans Zimmer, que ha conseguido perfectamente salir de ese encasillamiento, demostrando que es capaz de tocar casi cualquier palo musical, y hacerlo con estupendas demostraciones de calidad y clase. Sin embargo, en esta ocasión, parece que ha vuelto a sus raíces iniciales. Con una banda sonora excesivamente típica y genérica, que nos trae recuerdos de una gran cantidad de títulos de acción. Pero sin que en ningún momento consiga destacar ni traernos nada nuevo e interesante que no hayamos escuchado ya muchas veces. Eso sí, dicho todo esto, los amantes de las puras bandas sonoras de acción, con este sonido híbrido de orquesta, electrónica y percusión, se van a encontrar aquí un entretenido divertimento. Nada que se salga de lo habitual o inesperado, o que cuente con una personalidad propia y específica. Pero que incluye algún momento brillante (especialmente relacionado con un memorable tema principal) y mucha acción.
La verdad es que al igual que la película, su banda sonora no se desvía en ningún momento de lo que podría esperarse y que es habitual hoy en día. Algo que no tiene por qué ser nada malo. Es un estilo que a mí me gusta y me entretiene mucho. Pero que en esta ocasión, y excepto en esos momentos puntuales de brillantez, se me hace excesivamente típica y con poca personalidad. Pero sobre todo muy desequilibrada. Con un inicio mucho más interesante y entretenido, que cae en una segunda mitad poblada de tópicos y con pocos momentos destacables. Dicho esto, la banda sonora incluye todo lo que podamos esperar. Lo principal evidentemente es la tensión y acción sin freno.
“Hong Kong Falling” es probablemente la primera gran pieza que nos vamos a encontrar en este sentido. Con la electrónica y la percusión creando un ambiente de tensión, cuyo crescendo parece casi imparable hacia los momentos de acción. Otra muestra es “Lightning Chase”, probablemente el tema más potente de toda la banda sonora que nos da muy poco respiro e incorpora diversos cambios de ritmo en la percusión y la electrónica, junto a un enganche melódico final que nos vuelve a despertar. También tenemos “Spacewalk”, con esa atmósfera de tensión sobrecargada con un brutal estallido de potencia con la entrada repentina de la percusión. O la pieza central sobre la que gira toda la mitad final de la banda sonora: “Geostorm”. Una pieza de más de siete minutos que le proporcionan espacio suficiente para crear una suite que presenta todos los elementos de la partitura. Desde ese comienzo evocador sobre el que se va creando tensión y emociones de ritmo creciente, para ser interrumpido por puros momentos de acción presentados con estallidos de percusión y electrónica. Uno de los momentos brillantes que mencionaba en anteriormente, y que pueden encontrarse en la banda sonora.
Por supuesto que, como es habitual en este tipo de productos, hay que dejar espacio para las emociones y las personas que se encuentran en mitad de estas tramas catastróficas. Sin embargo, en este caso, esos momentos son realmente escasos, quedando muy difuminados entre los grandes momentos de acción y la atmósfera de tensión. Pero haberlos, haylos. Desde “What About Us?”, donde la electrónica dibuja una pieza de corte muy moderno y con cierto tono ambiental. Sin embargo, la electrónica va virando hacia un tono muy emocional que termina de crecer en ese aspecto cuando el piano y la orquesta, terminan introduciendo la línea melódica principal. Luego otros momentos como “Goodbye”, o las conclusivas “May Day” y “Family”, terminan de aportar esos pequeños toques de emociones humanas, que son muy bienvenidos en la banda sonora.
De todas maneras y aparte de la acción, lo más brillante de la banda sonora es ese tema principal cargado de melodía y heroísmo que consigue revitalizar la partitura cada vez que hace su aparición en diversos momentos de la misma. Un tema que no está fuera de lugar en el catálogo de temas clásicos que podríamos hacer de las bandas sonoras más reconocidas que han salido bajo la producción o dirección de Hans Zimmer. Precisamente Balfe ha sido responsable de muchos de ellos, y aquí vuelve a demostrar su capacidad para conseguirlo. Desde esa música que acompaña la escena inicial, y que sirve de prologo introductorio a la banda sonora que es “Nature Warning”. Una clásica música de escena de acción inicial que ya introduce los elementos electrónicos y la orquesta, pero que en su parte final no pierde el tiempo en dibujar esa memorable melodía de claro carácter heroico y noble, ideal para este tipo de película. El tema va haciendo su aparición, de manera muy breve en ocasiones, y en otras más desarrollados. Pero siempre lo suficientemente identificable para hacer que la música y nuestra atención vuelvan a conectar con la banda sonora. Especialmente con la espectacular “Take-Off”. Una pieza con un claro sonido de escena de montaje o preparación, con toque de percusión de tono militar y que termina presentando el tema principal cargado de brillantez y emoción.
El problema es que a partir de aquí, salvo ese espectacular tema de acción que mencionaba antes, la banda sonora se diluye completamente. Continuando con uno de los temas más flojos de toda la partitura (“Code Break” sobrecargado de electrónica), y siguiendo con toda una colección de momentos más atmosféricos que otra cosa. Una situación que ni las breves codas emocionales finales consiguen solventar. Y algo que hace que la banda sonora no termine de destacar más allá de ese tema principal y un par de momentos de pura acción sin freno. Demasiado poco para una película de este (supuesto) calibre. Algo que me induce a pensar que la poca inspiración y originalidad de la propia película han terminado por contagiar a un compositor del que, personalmente, espero más actualmente. Una de sus partituras de acción más genéricas y faltas de personalidad, aparte de más sobrecargada de electrónica, que le he escuchado últimamente. Aunque los seguidores de la tópica música de acción actual le encontrarán disfrute.
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