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Spoor

(El rastro)
Antoni Komasa-Lazarkiewicz
     
Año:   2017
Sello:   Air-Edel Records
Edición:   Digital
Nº Tracks:   17
Duración:   41:08
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Jordi Montaner

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1. Into the Hollow (3:29)
2. Horse (2:05)
3. Dizzy (2:11)
4. Good News (1:27)
5. Open Season (1:14)
6. Poachers (0:58)
7. Pheromone (2:39)
8. Fox (2:51)
9. Tracks in the Snow (3:31)
10. Ladybug (3:43)
11. She-Wolf (2:08)
12. Cucujus Haematodes (1:53)
13. Hunt the Hunters (2:44)
14. Wild Boar (2:54)
15. Magpie (1:45)
16. The Escape (3:44)
17. The Solstice (1:53)

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«Into the Hollow»

 

«Wild Boar»

 

«The Solstice»

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Cuesta encontrar un compositor polaco de música de cine que no merezca atención. Antoni Komasa-Lazarkiewicz es noticia.

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En ocasiones la música va mucho más allá de la película; se la come.

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Dejando

“Into the Hollow”, la presentación de un thriller rural surrealista que suena a versión europea de Fargo y que, con o sin permiso de Carter Burwell o Jeff Ruso, sigue una pauta musical idéntica.

Denuncia y misterio en la Polonia profunda

Para quienes Agnieszka Holland sea tan solo una realizadora exótica y poco pródiga, conviene recordar que es ella quien firma algunos de los mejores capítulos  de series como The Wire, The Killing, Treme, The Affair o House of Cards

Spoor está basada en la novela Drive Your Plough Over the Bones of the Dead, escrita por Olga Tokarczuk. Ni Holland ni Tokarczuk, sin embargo, aciertan a la hora de guionizar la historia para el cine; lo hacen, al menos, muy por debajo de la banda sonora compuesta por Antoni Komasa-Lazarkiewicz. El compositor polaco, con sólo dos trabajos previos en su haber (ambos con Holland), se mete de  lleno en la historia que acontece en una remota región montañosa del valle de Klodzko (al sureste de Polonia, cerca de la frontera con la República Checa). De forma insidiosa, casi parásita, su música sigue a una mujer mayor, Janina Duszejko, quien después de una serie de misteriosas y violentas muertes de varios cazadores, está convencida de saber quién (o qué) es el verdadero asesino; sin embargo, todos la toman por loca y nadie cree su historia…

Holland esferifica la novela de Tokarczuk para convertirla en una peli de denuncia sobre la corrupción y los aires fascistoides que imperan hoy por la Polonia profunda, lo que explicaría por qué esta película, estrenada con éxito en el último Festival de Berlín, no se haya estrenado aún en aquel país… En Berlín se hizo con el Oso de Plata y el Premio Alfred Bauer “por haber abierto nuevas vías en la realización cinematográfica”.

“En cada una de mis películas la música me ofrece un reto artístico que acometo con verdadera ansiedad”, afirma la realizadora polaca. Holland va más lejos y califica la banda sonora como “el elemento más importante de la narrativa emocional”. Especifica, asimismo, que en el montaje presta mucha atención a que nada se sobreponga a la intimidad narrativa que fluye de la música. Como no dispone de música compuesta para la ocasión durante el rodaje, Holland se sirve de músicas ad hoc “que, en ningún caso, sobrepongo al trabajo sagrado del compositor”… “Es él quien manda en esto y yo no puedo sino temporizar su trabajo en mi proyecto e intentar que case.”

En las dos anteriores ocasiones en que Holland y Antoni Komasa-Lazarkiewicz habían trabajado juntos la direcotora reconoce que no hubo química y que la entente no cuajó del todo bien. Sin embargo, en Spoor ambos se dieron una tercera oportunidad. “Todo lo que no habíamos hablado con anterioridad nos lo dijimos aquí… Tuvimos una larguísima discusión sobre la forma de utilizar la música a modo de puntuacion narrativa, como marcando frases y estrofas…” La parte del misterio, según la realizadora, se debía abordar con una energía salvaje, para lo que Antoni Komasa-Lazarkiewicz construye casi un efecto musical de persecución agitado, sobrecogedor, casi wagneriano.

Antoni Komasa-Lazarkiewicz se unió al equipo de Spoor mientras se rodaban ya las últimas escenas cerca de Berlín, en febrero del 2016. Su primera intención, vistas ya algunas imágenes montadas, era la de plasmar una partitura a lo National Geographic, pastoral, omnipotente… A base de hablar con Holland, sin embargo, el compositor viró hacia otro concepto mucho más dramático: la presentación del escenario de un crimen y la consiguiente intriga por descubrir al criminal. El compositor jura haber sacado de su chistera creativa motivos musicales que no creía tener, enfrentándose a una nueva manera de componer… “Y la aventura ha valido la pena.”

La película, bella por antonomasia, carga sus tintas en la radicalidad de la protesta; mientras que la música de Antoni Komasa-Lazarkiewicz discurre por cauces estrictamente dramáticos, estructurada en tres actos clásicos de presentación, conflicto y desenlace… La casi perfecta entente falla (aunque, tal vez, a propósito) cuando a Holland se le acaba el discurso con un rudimentario “pues esto no es lo que parece”, mientras que la música rapta al espectador dándole a entender que sí lo es… Y la música acaba ganando.